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«Me encantó, está todo perfecto». Habla poco español, pero Olivier Bourdeaut no necesita más palabras para expresar su satisfacción. Le brillan los ojos al ... pronunciarlas, todavía con la resaca de emociones de la noche anterior. Factoría Echegaray estrenó la primera adaptación teatral en español de su novela 'Esperando a Míster Bojangles'. Esa tierna historia de una familia disfuncional no deja de sorprenderle: 32 traducciones en 40 países, más de 300 representaciones teatrales en Francia y una película que ya han visto medio millón de franceses (en abril llega a España). Pero lo de anoche fue especial. «Es un sueño cumplido», apostilla a su lado Victoire Berger-Perrin, la responsable de convertir el 'bestseller' en un libreto, mientras mira a Celia Dolci, la malagueña que lo ha hecho posible.
El autor francés, la dramaturga francesa y la directora malagueña se citan a la mañana siguiente de la 'premiere' en Málaga, tras la primera de las doce representaciones que harán hasta el sábado 26 de febrero en el Echegaray (de martes a sábado. 15 euros). Después de meses hablando a través del 'whatsapp', al fin se pusieron cara. «Cuando supe que venían sentí una gran emoción, y también mucha presión», reconoce Dolci. «Pues ya no, ¡todo el mundo está feliz!», le tranquiliza Olivier Bourdeaut. No lo quiere admitir, pero Victoire Berger-Perrin descubre las lágrimas del escritor en los aplausos finales. «Solo un poquito, soy muy sensible», se justifica.
Porque la representación en Málaga completaba un bonito círculo. 'Esperando a Míster Bojangles' se escribió en Altea (Alicante), donde reside el autor desde hace unos años. El país y el deseo de «tener un castillo en España», expresión que se usa como sinónimo de quimera en Francia, tiene un sentido clave en la obra. Pero es que además Victoire Berger-Perrin es una enamorada de la cultura y de la lengua española, ella misma firma la traducción de la pieza teatral. «Es mi país de corazón. España nos importaba mucho por nuestro amor a esta tierra», explica, antes de revelar el mensaje que le ha mandado su padre esa misma mañana: «Ya tienes una amiga para trabajar tras los Pirineos», cuenta sonriendo junto a Celia.
La obra es un auténtico caramelo en manos de la directora. Ambos le dieron absoluta libertad para trabajar con el libreto. Un «riesgo», sí, pero querían respetar su labor. Y la apuesta salió bien. La joven Celia Dolci dirige con ritmo y agilidad una trama compleja que se mueve por diferentes escenarios, capaz de pasar del drama a la comedia en un segundo. «Lograste muy bien los vínculos entre cada escena», le felicita la dramaturga francesa. Le da «ligereza» y «elegancia», añade el autor.
'Esperando a Míster Bojangles', con la hermosa canción de Nina Simone sonando de fondo, aborda «un asunto grave, pero con un tono ligero». «Otra manera de ver la vida, yo lo prefiero así», dice el escritor. Habla de la locura y, sobre todo, de amor y fraternidad con una escenografía sencilla pero muy funcional y únicamente con tres actores: una madre excéntrica que se aburre hasta de su nombre, un padre profundamente enamorado del caos que ella representa y un hijo adolescente que sirve al espectador de narrador por una vida al margen de todo convencionalismo.
Ellos son los malagueños Raquel Infante, Alejandro Morales y Natalia Ruiz. Los tres están enormes en sus interpretaciones, no solo de texto sino también gestual, pero la jovencísima Natalia Ruiz merece mención especial. Estudiante de segundo de la ESAD, con 20 años recién cumplidos, es su primera vez en escena, aunque no lo parezca. Resuelta, con confianza y naturalidad, ella lleva buena parte del peso de la función en la piel de un adolescente. Esta mañana, durante esta charla, asiste a sus clases de Arte Dramático. «De todos los que se presentaron al casting ella fue la única que vino con una propuesta, con vestuario y con un diseño de movimiento», explica Dolci. «Una profesional», le aplaude Bourdeaut.
El reto ahora es conseguir que esta delicia teatral no se quede solo en Málaga, que salga de gira. «Nos gustaría de verdad que por una vez se pudiera gestionar, que nos arropara una distribuidora y apostara por la obra. No queremos que salga una actuación cada tantos meses, no se puede poner en marcha una compañía para un solo día. Pero nos faltan contactos y apoyos económicos», lamenta Dolci en un golpe de realidad. «Vamos a ayudarte, no sé cómo, pero lo haremos», le asegura Olivier Bourdeaut.
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