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José Miguel Ramírez
Málaga
Miércoles, 12 de abril 2023, 00:12
Un tablao flamenco puede servir para expresar los sentimientos más puros del alma, los que no se pueden expresar con palabras, pero que al compás ... de bulerías, tangos y sevillanas brotan en forma de palmas y cantes por quejíos. Un tablao flamenco le sirvió a Miguel de Molina para gritarle al mundo lo que él amaba, sin censura, y por todo ello sigue siendo recordado y homenajeado en el espectáculo 'Entre dos orillas', que este martes y miércoles ocupa las tablas del teatro Cervantes con la compañía de Antonio de Verónica y Saray Cortés.
Llevando a Málaga por bandera, los corralones de Capuchinos sirven para narrar su niñez, en la que decide plantarle cara a su familia y dedicarse al mundo del flamenco. El pequeño Azael –hijo de los bailaores– derrochó raza para interpretar a un inocente Miguel de Molina que comienza a dar sus primeros zapateos con un don innato.
El espectáculo viaja hasta Sevilla, Madrid y Buenos Aires, repasando de la mano de Saray Cortés y Antonio de Verónica los momentos más significativos del malagueño, cuando su vida artística comenzaba a florecer, la llegada de la guerra civil, el franquismo y la censura de la época. El artista tuvo que luchar por sus propios derechos, no solamente como persona que se dedicaba al mundo del baile flamenco, sino como homosexual que nunca se escondió. Su valor, coraje y temperamento lo demostraba primero en sus bailes y posteriormente en sus sentidos cantes.
Los trajes de volantes, mantones, sombreros y camisas anchas colorearon ayer el escenario del Cervantes, que se inundó de claveles rojos y blancos que el público arrojó en el número final. Luis Miguel Montoya Cortés, May Fernández y Rosario Heredia fueron desgarrando sus voces con los temas más simbólicos del artista, como 'El día que nací yo', 'Ojos verdes' o 'La bien pagá'. Por su parte, Antonio de Verónica, Saray Cortés, David Romero, Adrián Santana y La Farruca alzaron sus manos al cielo y pisaron fuerte el escenario para reivindicar la libertad en cada zapateo a compás.
El homenaje a Miguel de Molina arrancaba con un vídeo con crónicas de la época y testimonios de cantantes que aún toman al artista como un referente, tal es el caso de Pastora Soler, Diana Navarro, Estrella Morente o Manuel Bandera. El flamenco hunde sus raíces en Málaga para recordar a Miguel de Molina, una figura imprescindible para entender el flamenco como un canto a la vida.
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