Si alguien va a su concierto sin creer en Dios, «saldrá pensando que igual existe». Así de seguro está Ernesto Aurignac del poder «espiritual» de ... lo que tiene entre manos. El compositor y saxo malagueño vuelca su visión de lo sagrado en 70 minutos de música interpretados por 17 instrumentistas en una pieza que ha titulado 'Saeta kòsmika. Réquiem para ser amado'. Está acostumbrado a fusionar diferente géneros, a involucrar a intérpretes de estilos absolutamente distintos para crear algo nuevo; pero nunca había hecho nada igual.
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Su réquiem suena a música antigua y a ministriles, a saeta y a flamenco, a jazz y a música clásica con contemporánea. El resultado de todo eso, unido con su particular lenguaje, se estrena el 11 de marzo en el Teatro de la Abadía de Madrid por encargo del Festival Internacional de Arte Sacro de la capital. La siguiente parada, «lo máximo», sería poder presentarlo en la Catedral de Málaga. Allí se deja fotografiar con su saxofón para este reportaje, con la esperanza de volver pronto con la formación al completo.
Es una composición «introspectiva, ecléctica, espiritual, religiosa...». Lo firma quien se declara creyente en «todo y en el uno» y quien no oculta su especial atracción por las iglesias. Por lo espiritual, por lo estético y por lo arquitectónico de los templos. No es su primera aproximación a la música religiosa. En su cartera de proyectos guarda tres marchas procesionales escritas en una vuelta a sus orígenes, a los diez años que puso banda sonora al recorrido de los tronos como miembro de la Banda Miraflores-Gibraljaire.
Pero esta es su apuesta más ambiciosa. A 'Saeta kòsmika. Réquiem para ser amado' le dan forma un cuarteto de música antigua (el conjunto Oniria con Daniel Anarte, Jacobo Díaz, Carmelo Sosa y Manuel Quesada), un cuarteto de cuerdas (Irene Ortega, Laura Romero, Laura Martínez, Andrea Villalba), otro de jazz (Gon Navarro, Joan Masana, Juanma Nieto, Ernesto Aurignac), cuatro voces (la soprano Cristina Risueño, la contralto Ruth García, el tenor Diego Morales, el barítono José Ariza) y una cantaora (Belén Vega).
Está inspirada en su «visión de la vida y la muerte», en las «preguntas trascendentales de la existencia y de lo inexistente». Detrás de estos sonidos está la búsqueda de la «salvación eterna». «Y en una época como esta de pandemia, uno siente más presente todo esto», reflexiona el músico malagueño.
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El estreno de Madrid se grabará en audio y en vídeo, pero el objetivo es registrarlo más adelante en un estudio profesional para convertirlo en su próximo disco. «En un estudio es como cocinarlo poco a poco. El resultado es mucho más real a lo que tengo en la cabeza, en el directo siempre hay pérdidas», analiza.
Una semana después del debut en la Abadía y también en Madrid, Aurignac estrenará otra obra para el festival Ellas Crean que se celebra en la Casa de América, el 17 de marzo. Junto a Trinidad Jiménez, el malagueño ha compuesto 'Bitácoras', «una mirada entre España y América de ida y vuelta» que presentan con una formación de quinteto.
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El saxofonista que compone es cada vez más el compositor que toca. Porque él sigue a cargo del saxofón en todas las partituras que crea. «Lo que pasa es que estoy focalizando todo mi tiempo en la creación. Me he encontrado un sonido de forma natural, un talento inesperado que me hace muy feliz», argumenta.
Cuenta que algo ha cambiado en él en los últimos años, desde que dio el paso a escribir música con su primer disco, 'Uno'. «Antes iba a un concierto y me volvía loco fijándome en el saxo del cuarteto. Ahora no. Me conmueve mucho más el sonido de una agrupación, el que generan varios timbres a la vez, la música desde una perspectiva grupal«, admite el malagueño.
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Por eso su cabeza no deja de dar forma a partituras para todo tipo de formaciones, desde cuartetos a orquestas, desde agrupaciones tradicionales a proyectos artísticos rompedores. Lo que ahora le ocupa la mente desde hace semanas es una composición «compleja y hermosa» para banda de música, y con el añadido de un ensemble que aporta instrumentos como el arpa, el chelo, el contrabajo, la batería o el piano. El pasado noviembre ya estrenó una pieza de 50 minutos en L'Auditori con su trío MAP (Mezquida, Aurignac, Prats) y la Banda Municipal de Música de Barcelona. Y no descarta hacer algo similar con la de Málaga. «Tiene grandes músicos y se podría hacer algo muy potente», vaticina Aurignac.
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