A. J. L.

Una erección de 18 siglos en el Museo de Málaga

La Aduana exhibe un singular mosaico romano con una representación de Príapo

Sábado, 15 de septiembre 2018, 00:54

Una señora canosa, bajita, delgada y vestida de negro entra en la sección dedicada a la época romana y después de un par de pasos se detiene en seco. Luego se acerca, sonríe, saca del bolso también negro su teléfono móvil, hace una fotografía y mira el resultado en la pantalla. Vuelve a mirar la pieza expuesta en la vitrina.Sonríe otra vez y sigue su camino. «La obra da mucho juego en las visitas guiadas...», desliza el arqueólogo Alejandro Pérez-Malumbres sobre el singular mosaico que da la bienvenida al visitante en la segunda planta del Museo de Málaga y que muestra a un hombre levantándose la túnica para enseñar su sobredimensionado pene erecto.

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Se trata de una representación de Príapo, hijo ilegítimo de Baco y Venus (o Dionisio y Afrodita en sus antecedentes griegos), condenado por los dioses a una erección perpetua y estéril. La pieza presidía un mosaico datado en el siglo III y descubierto en el verano de 1891 en la residencia en Bobadilla de Antonio Aguilar y Correa, VIII marqués de la Vega de Armijo, marqués de Mos y conde de Bobadilla. Ahora, el mosaico forma parte del discurso del museo de la Aduana y aunque pasa inadvertido para muchos visitantes, ofrece una de las estampas más llamativas del paseo por el museo malagueño.

El jefe del departamento de Conservación del Museo de Málaga, José Ángel Palomares, recuerda que la obra procede del Museo de Córdoba y que permanece en depósito en el palacio de la Aduana. «Entre las muchas piezas exhumadas en aquellas campañas en Bobadilla, la más interesante es el mosaico con Príapo en su emblema central, tanto por su buen estado de conservación, como por su interés iconológico». En este punto, tanto Palomares como Pérez-Malumbres hacen referencia a las investigaciones del catedrático de Arqueología de la Universidad de Málaga Pedro Rodríguez Oliva, quien firma los estudios más exhaustivos sobre la obra.

El propio Rodríguez Oliva ha datado el mosaico en el siglo III y ha defendido que la presencia de Príapo en la antigua villa romana de Bobadilla no obedece a una cuestión libidinosa, sino a su acepción como guardián y protector de huertas y jardines. Una interpretación que refuerzan los elementos florales y la pareja de aves que aparecen en el mosaico de la Aduana. «Eso sí, hoy como ayer, la imagen siempre se vinculará al aspecto lúdico, afrodisíaco y excitante del descendiente dionisíaco y amatorio», sostiene Palomares.

«Príapo es un dios menor, de ámbito rural, protector de la naturaleza vegetal, jardines, huertos y campos, por lo que se le representa con flores y frutos en su ropaje (clámide). Es posible que simplemente tuviera en este caso un carácter apotropaico, es decir, de proteger del mal a los habitantes de la casa. Pero los dioses romanos tenían unas interpretaciones muy polifacéticas, por lo que tiene otros significados. Por su relación con la fuerza y el vigor también es el dios de los lupanares, y por ejemplo un pequeño Príapo de mármol hallado en Baelo Claudia se ha relacionado como protector de la pesca y la navegación», añade Pérez-Malumbres, responsable de la empresa de visitas culturales Arqueoguía y cicerone en los recorridos comentados por el Museo de Málaga.

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Eso sí, el especialista recuerda que la representación de la divinidad romana también ilustra otra cuestión más general: «Lo distinta que era la moral pagana en relación con la actual».

A. J. L.

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