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Así era la vida del neandertal en Málaga
Prehistoria

Así era la vida del neandertal en Málaga

Frecuentaban la costa y el interior, hacían manifestaciones gráficas y explotaban los recursos a su alcance. La cueva de Ardales descubre detalles de su día a día

Sábado, 24 de agosto 2024, 22:50

En apenas diez horas recorrían a pie los kilómetros que separaban la zona de Ardales del Rincón de la Victoria. De baja estatura, pero de constitución fuerte y robusta, los neandertales caminaban sin descanso usando los márgenes del río Guadalhorce como autovía natural. Hacia el interior en momentos cálidos y en temporada de cacería. Hacia la costa cuando el frío apretaba y la bahía se revelaba como un paraíso en clima y recursos. La vida del hombre neandertal en Málaga va cubriendo sus muchos vacíos con la información que a cuentagotas arrojan sus cuevas, investigaciones que han colocado al sur de España en el mapa internacional de la Prehistoria. Una de las últimas, la que ha escudriñado durante más de una década la Cueva de Ardales y la Sima de las Palomas de Teba, descubre ahora detalles de su día a día. Y no eran tan diferentes a nosotros.

Principales homínidos

‘Australopithecus anamensis’

4,2 – 4

4

‘Australopithecus afarensis’

3,6 – 3

3

‘Australopithecus africanus’

3 – 2

‘Homo habilis’

2,2 – 1,5

2

‘Homo

erectus’

1,8 – 0,1

‘Homo

antecessor’

1 – 0,8

(Atapuerca)

1

0

‘Homo

sapiens’

600.000 – 0

‘Homo neanderthalensis’

600.000 – 30.000

Principales homínidos

‘Australopithecus anamensis’

4,2 – 4

4

‘Australopithecus afarensis’

3,6 – 3

3

‘Australopithecus africanus’

3 – 2

‘Homo habilis’

2,2 – 1,5

2

‘Homo

erectus’

1,8 – 0,1

‘Homo

antecessor’

1 – 0,8

(Atapuerca)

1

0

‘Homo

sapiens’

600.000 – 0

‘Homo neanderthalensis’

600.000 – 30.000

Principales homínidos

‘Australopithecus anamensis’

4,2 – 4

4

‘Australopithecus afarensis’

3,6 – 3

3

‘Australopithecus africanus’

3 – 2

‘Homo habilis’

2,2 – 1,5

2

‘Homo

erectus’

1,8 – 0,1

‘Homo

antecessor’

1 – 0,8

(Atapuerca)

1

0

‘Homo

sapiens’

600.000 – 0

‘Homo neanderthalensis’

600.000 – 30.000

«Eran más avanzados de lo que se pensaba. Frecuentaban la costa y el interior, realizaban manifestaciones gráficas, conocían muy bien los recursos y los explotaban a fondo: eran sociedades cazadoras, recolectoras y llegaron a ser mariscadoras», resume el profesor José Ramos Muñoz, codirector del proyecto de investigación hispano-alemán desarrollado por la Universidad de Cádiz y Neanderthal Museum-Universidad de Colonia en Ardales y Palomas. Dos yacimientos clave en esa nueva consideración del 'Homo neanderthalensis'. Con la técnica del uranio torio (que permite fechar el carbonato cálcico que crece en los espeleotemas), el equipo consiguió demostrar que algunas pinturas del interior de Ardales rondaban los 64-68.000 años, «el gran avance y la gran polémica» que revolucionó los manuales de prehistoria otorgando a esta especie un comportamiento simbólico que hasta entonces se le negaba.

El ‘homo’ neandertal

Corpulento y de baja estatura, según la

talla expuesta en el Museo de la

Evolución Humana de Burgos

diferencia con el ‘homo sapiens’

Mayor capacidad craneal

Neandertal

‘Sapiens’

Bóveda craneal aplanada y

frente huidiza

Neandertal

‘Torus supraorbitario’ pronunciado

conchas marinas

a 50 km

de la costa

Se han encontrado

en las excavaciones

conchas marinas

altura media

165 cm.

Con agujeros naturales o intencionados

para convertirlos en colgantes

y adornos

cazadores

Restos óseos de fauna terrestre con huellas de

marcas de caza y carnicería en las excavaciones;

un 85,9% son conejos

Especie

Conejo

Ciervo

Cabra Montés

Hiena, gato montés,

piezas

383

40

12

zorro, tortuga

8

Jabalí, castor, lince

3

exogámicos

Las mujeres dejaban su comunidad para fundar

su propio núcleo familiar

El ‘homo’ neandertal

Corpulento y de baja estatura, según la

talla expuesta en el Museo de la

Evolución Humana de Burgos

diferencia con el ‘homo sapiens’

Mayor capacidad craneal

Neandertal

‘Sapiens’

Bóveda craneal aplanada y

frente huidiza

Neandertal

‘Torus supraorbitario’ pronunciado

conchas marinas

a 50 km

de la costa

Se han encontrado

en las excavaciones

conchas marinas

altura media

165 cm.

Con agujeros naturales o intencionados

para convertirlos en colgantes

y adornos

cazadores

Restos óseos de fauna terrestre con huellas de

marcas de caza y carnicería en las excavaciones;

un 85,9% son conejos

Especie

Conejo

Ciervo

Cabra Montés

Hiena, gato montés,

piezas

383

40

12

zorro, tortuga

8

Jabalí, castor, lince

3

exogámicos

Las mujeres dejaban su comunidad para fundar

su propio núcleo familiar

El ‘homo’ neandertal

Corpulento y de baja estatura, según la talla expuesta

en el Museo de la Evolución Humana de Burgos

diferencia con el ‘homo sapiens’

Neandertal

‘Sapiens’

Neandertal

Bóveda craneal aplanada y

frente huidiza

Mayor capacidad craneal

‘Torus supraorbitario’ pronunciado

altura media

165 cm.

conchas marinas

a 50 km de la costa

Se han encontrado en las excavaciones conchas marinas; algunas con perforaciones naturales o intencionadas

para convertirlas en colgantes

y adornos

exogámicos

Las mujeres dejaban su comunidad para fundar

su propio núcleo familiar

cazadores

Restos óseos de fauna terrestre con huellas de marcas de

caza y carnicería en las excavaciones; un 85,9% son conejos

Especie

Conejo

Ciervo

Cabra Montés

Hiena, gato montés, zorro, tortuga

Jabalí, castor, lince

piezas

383

40

12

8

3

El ‘homo’

neandertal

diferencia con el ‘homo sapiens’

Neandertal

‘Sapiens’

Neandertal

Bóveda craneal aplanada y

frente huidiza

Corpulento y de baja estatura, según la

talla expuesta en el

Museo de la Evolución Humana de Burgos

Mayor capacidad craneal

‘Torus supraorbitario’ pronunciado

conchas marinas a 50 km de la costa

Se han encontrado en las excavaciones conchas marinas; algunas con perforaciones naturales o intencionadas

para convertirlas en colgantes y adornos

exogámicos

Las mujeres dejaban su comunidad

para fundar su propio núcleo familiar

cazadores

Restos óseos de fauna terrestre con huellas de marcas de

caza y carnicería en las excavaciones; un 85,9% son conejos

Especie

Conejo

Ciervo

Cabra Montés

Hiena, gato montés, zorro, tortuga

Jabalí, castor, lince

piezas

383

40

12

8

3

altura media

165 cm.

Ahora también se confirma que eran poblaciones nómadas, pero con un patrón fijo: se mueven, pero vuelven una y otra vez a los mismos lugares. Un nomadismo restringido del que ya se conocen sus rutas en Málaga. En la costa, el neandertal se refugiaba en el Bajondillo de Torremolinos, en la zona de la Araña y los Cantales del Rincón de la Victoria y en Nerja. Hay que tener en cuenta que en los periodos más fríos del Paleolítico, el mar se retrae y frente a las cuevas se extendían cinco o seis kilómetros de tierra, una plataforma rica en recursos naturales de los que se abastecían y que ahora está sumergida. «Por eso la arqueología subacuática va a ser una línea de trabajo de futuras generaciones», vaticina Ramos. Son bahías protegidas en las que además había abundancia de agua dulce, con cascadas que caían por los travertinos de Maro desde la Sierra de Tejada y Almijara; y en la Carihuela desde la sierra de Benalmádena.

Cambio de lugar

Esos campamentos 'de invierno' tenían su equivalente en el interior para el 'verano': en el alto Guadalhorce, hacían incursiones en Ardales y Sima de las Palomas de Teba; en la Serranía de Ronda, se cobijaban en la zona de Pileta, y en la alta Axarquía hay rastros de su presencia en Zafarraya y su entorno (Alfarnate, Alfarnatejo, Periana, Alhama). Y aunque es aquí donde Cecilio Barroso encontró el único hueso de neandertal hallado en Málaga –una mandíbula y un fémur–, los investigadores creen que aún falta por descubrir una gran cueva con arte rupestre en la Axarquía; como lo es Ardales y Pileta respecto a las bahías de Málaga y Algeciras.

El asentamiento se situaba estratégicamente en la zona donde confluyen los ríos Guadalteba, Turón y Guadalhorce.

Uno de los campamentos era la Sima de las Palomas, en el término municipal de Teba.

Y en Ardales, se encontraba el otro campamento, Cucarra, y la propia cueva, usada para tareas especiales.

Todo conformaba el asentamiento de verano, donde se aprovechaba la temperatura más suave del interior y se practicaba la caza.

Para cambiar estacionalmente de asentamiento recorrían entre 50 y 60 km. en 10 horas por el cauce del río Guadalhorce.

El campamento de invierno se situaba en la costa, con temperatura más cálida y donde podían practicar la pesca. Con diferentes asentamientos desde Torremolinos...

Hasta Nerja. Desde cada uno de estos campamentos recorrían el camino de vuelta al llegar el verano.

«La estrategia de vivir en la costa una temporada y después otra en el interior se repite durante casi 200.000 años en la zona de Málaga, que sepamos», señala Ramos. El grupo humano pasaba así el invierno, por ejemplo, en la zona de Nerja, donde el clima era mucho más templado, y en primavera subía al interior para hacer sus cacerías, coincidiendo con la temporada de crecimiento de los animales. Los resultados de la investigación en Ardales desvelan que se alimentaban principalmente de conejos. Los expertos concluyen que las marcas tafonómicas de los huesos encontrados solo podían estar hechas por una mano humana con cuchillos –raederas los llaman– y no por dientes de animales. Ciervos y cabras montesas completaban su dieta en el Paleolítico medio. En el superior ya cazarán bóvidos y caballos, y eso se refleja en el gran arte de la humanidad anatómicamente moderna, como en esa manada de caballos y berreas que hay pintadas y grabadas en Ardales.

Esos eran los momentos del desarrollo del arte y del encuentro entre grupos humanos que venían de diferentes puntos. También del intercambio de personas, porque eran exogámicos, los individuos de una misma familia no se relacionaban entre sí, por eso las mujeres dejaban su comunidad para unirse a otra y fundar su propio núcleo. Y en ese contexto se producía también el trueque de materiales. «Hoy sabemos que el sílex va del interior de Málaga, donde es muy rico en la zona del Burgo, Ardales, Teba y Almargen, hacia la costa, donde aparecen en Rincón y Torremolinos. Y desde la costa llegan los elementos de decoración de conchas que hay en Ardales», detalla el arqueólogo. Esto último está confirmado para el hombre moderno, del Gravetiense y Solutrense (con dataciones de unos 30.000 años); pero todo indica que sucedía igual con el neandertal. No han aparecido evidencias concretas porque «hay que seguir bajando», excavar y analizar más. «Esta es una arqueología muy lenta», confirma el experto.

Un momento de la excavación en Ardales. Pedro Cantalejo

Pero además, hay un factor determinante en esa ausencia de resultados más allá de los 30.000. Poco antes, en torno al 35.000, los investigadores han encontrado un vacío sorprendente: la cueva, que había sido visitada por grupos neandertales desde hace más de 58.000 años, se desocupa por completo de presencia humana. Hay unos 7.000 años de silencio. Los grupos humanos, entre el Paleolítico medio y el Gravetiense, huyen del interior y se refugian en la costa. Coincide con una falta absoluta de vegetación provocada por las bajas temperaturas que afectan a todo el continente y que se traduce en una profunda aridez del terreno. El interior de Málaga se convierte en una estepa que empuja a estas bandas cazadoras y recolectoras al litoral, donde sí abundan los recursos (también los marinos, con ballenas varadas, pingüinos e incluso vieiras) y la temperatura es más cálida.

No obstante, cuando llega la mejora climática, se produce una eclosión: hay encinas, acebuches, pinos, madroños, lentiscos y una especie de ancestros de habas. Hombres y mujeres vuelven a Ardales en torno al 32.000 y empieza el gran arte, pero estos ya no serán neandertales. De hecho, los investigadores no han encontrado ningún indicio de contacto entre esta especie y el hombre moderno en Ardales ni en Palomas. Algo que sí parece probado en cuevas de la costa, como el Bajondillo.

Han sido quince años de excavaciones en Ardales y más de cien dataciones, pero tan solo se logra descifrar una minúscula parte de la historia. Cada resultado plantea una nueva pregunta. Quedan por aparecer más huesos humanos, que aportarían información clave sobre el estilo de vida de estos homos. «Pero van a salir». El sitio más probable en el que eso suceda es en la Sima de las Palomas: el perfil estratigráfico revela que en las capas más antiguas hubo fuego. No hay que olvidar que los neandertales eran caníbales, se comían a sus difuntos por una cuestión casi espiritual, para adquirir sus cualidades, y esos rituales se hacían en el hogar, en torno al fuego. Pero hay una cuestión de tiempo histórico: «Somos eslabones de una cadena. Cada investigador hace lo que puede en su época, con sus técnicas. Lo interesante es que hay mucha arqueología paleolítica en nuestra tierra, y habrá grandes sorpresas».

Fuentes infográficas:

Estudio geoarqueológico, cronológico y medioambiental de la Cueva de Ardales y Sima de las Palomas de Teba, Universidad de Cádiz; Fundación atapuerca y Museo de la Evolución Humana de Burgos

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