El Cordobés: «Que la gente me siga esperando y me vea como un torero del pueblo me enorgullece»

–¿Cómo llega a esta corrida?

–Con muchas ganas y la ilusión de un torero que empieza. Tras mi intervención quirúrgica de 2018 para mí ha sido como empezar de nuevo. Empecé mi temporada en Burgos el pasado 27 de junio y espero torear unas doce corridas de toros este 2022, un año que para mí es trascendental porque lo encaro como un rodaje y puesta a punto cara a 2023, donde espero torear en el circuito mayor de las ferias.

–Por el momento este viernes estará en Fuengirola con Morante y Cayetano. Un cartel atractivo.

–Sí. Morante ahora mismo es el torero que está tirando de la temporada y es un revulsivo que se ha marcado la gesta, en una época tan difícil como la actual, de torear 100 corridas. Por su parte, Cayetano es una figura asentada y un toreo de dinastía. A ello se une una ganadería de primera fila como Torrestrella. La corrida tiene todos los alicientes para que sea un éxito: un cartel atractivo, verano, la Costa del Sol, la plaza de Fuengirola que cumple 60 años.

–Y un Cordobés que aún sigue tendiendo su público.

–Sí, la gente me sigue esperando con ilusión y eso es muy bonito. Que la gente me va como un torero del pueblo me enorgullece. Soy un torero con mis faltas porque nadie es perfecto, pero siempre he dado todo lo que tenía dentro de mí. Y eso es un valor que el publico ha captado. Esta nueva etapa de mi trayectoria profesional me la estoy tomando como un regalo y voy a saborear este último asalto de mi vida como torero. Aún tengo páginas que escribir en la fiesta de los toros.

–Está a punto de cumplir 30 años de alternativa. ¿Cómo afronta un torero veterano la competencia y la rivalidad con la pléyade actual de toreros jóvenes que vienen empujando?

–Con mucha ilusión porque veo que el toreo sigue funcionando y también con cierta nostalgia porque me gustaría tener 20 años menos para competir. Yo tuve mi época y compartí cartel con toreros de la talla de Manzanares padre, Dámaso González, El Litri, Enrique Ponce, Manuel Caballero, Jesulín de Ubrique...un plante de grandes toreros. Ahora estoy en mi último asalto profesional y los toreros veteranos tenemos esa picardía que nos da el tiempo, el saber esperar nuestros toros y aún pegamos zarpazos. Para mí, estar toreando hoy es un agradecimiento a lo que la gente me ha dado desde que empecé en esto del toro. Por eso, no me podía retirar por una lesión, sino toreando. Tras la operación era mi deber volver a vestirme de luces por mí y por mi gente. Aunque aún no me he planteado mi retirada, llegará y tengo la ilusión de que mis hijos me corten la coleta.

–¿Qué le queda por hacer en el toreo?

–Simplemente el sentirme vivo de nuevo. Seguir viviendo mi pasión y tener la ilusión de que un día algún chaval se me arrime y me diga que le ayude para seguir vinculado al mundo del toro.

–Hace unos días la plaza de Estepona cumplió 50 años y ahora la de Fuengirola cumple los 60. Pero hay otras de la Costa del Sol que tienen tradición y hoy no se están dando toros.

–Sí. Y es una pena que no haya toros en plazas como Marbella o Torremolinos. La tauromaquia se está utilizando como moneda de cambio política. Como torero y amante de los animales respeto a la gente que no está de acuerdo con los toros y no los entiende pero también pido respeto hacia nosotros. El toreo no necesita una defensa sino que lo comprendan. Volviendo a la pregunta, el hecho de que una plaza como la de Fuengirola cumpla 60 años es un motivo de esperanza, ilusión y alegría que demuestra que la Costa del Sol es taurina. Hay que reivindicar que se abran todas las plazas para que la Costa del Sol vuelva a ser lo que fue: el epicentro taurino del verano.