Carmen Giménez ha traído al Museo Picasso la primera exposición en España dedicada en exclusiva a la escultura del artista malagueño. Salvador Salas
Carmen Giménez

«Fue inútil decirme que me fuera del Museo Picasso porque ya lo iba a hacer. Eso me dolió»

La ex directora del MPM vuelve como comisaria de la primera exposición en España sobre la escultura del artista y explica el «malentendido» de su salida de la dirección hace dos décadas

Lunes, 22 de mayo 2023, 00:15

Su acento no ha abandonado ese deje francés que ya le acompañaba hace veinte años cuando dirigió la creación del Museo Picasso Málaga (MPM). Su salida de la pinacoteca siete meses después de la inauguración sorprendió, pero Carmen Giménez (Casablanca, 1943) se fue sin hacer ... ruido. Ahora tampoco quiere hacerlo, aunque revela en esta entrevista que no fue una salida amistosa. Más bien sin cariño. Quedó alguna herida que, como buena 'curator', ha curado con arte. Con la exposición 'Picasso escultor', con la que ha vuelto como comisaria a 'su' museo para mostrar por primera vez en España una exposición exclusiva de la escultura del malagueño. Una de las grandes citas del programa oficial 'Celebración Picasso 1973-2023', auspiciado por los gobiernos de España y Francia, y que conmemora el 50 aniversario de la muerte del artista. Al cumplirse también el 20 aniversario de la apertura del MPM, la experta se reúne con SUR en el jardín del museo en una charla en la que aplaude la transformación de Málaga desde la llegada de la pinacoteca, alerta del exceso de bares en el centro y se muestra tajante cuando se le pregunta por el revisionismo de Picasso como un maltratador.

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–Usted creó este museo. ¿Cómo ha vivido su vuelta?

–Ha sido emocionante. Desde el montaje, porque por primera vez en mi vida se ha realizado sin tensión. Y volver a este espacio 20 años después significa mucho.

–¿Qué le pasa por la memoria?

–Málaga ha cambiado, mucho y para bien. Realmente la ciudad está fantástica, más peatonal, más verde y con calles más bellas que entonces. Y en la gente noto algo festivo. Me alegro de que el Museo Picasso haya aportado calidad a la ciudad, aunque también veo demasiados bares y terrazas. Eso también pasa en Madrid y es un mal de hoy.

–¿Imaginaba que el MPM sería tan importante para la transformación cultural de la ciudad?

–Ese era el propósito de que Picasso volviera con un museo y la ciudad lo acogió con mucha alegría. Los museos tienen esa capacidad de cambiar y, sobre todo, Picasso tiene esa magia. No hay otro artista con el que se le pueda comparar, es único.

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–¿Su escultura también?

–Él nunca la mostró hasta el final de su vida en una exposición en París. El organizador decidió incorporar esculturas, pero él no quería. Yo estuve en aquella muestra de 1966 y quedé marcada.

Carmen Giménez, en la librería del MPM con el catálogo de 'Picasso escultor'. Salvador Salas

–Ha tenido que pasar más de medio siglo para que se haga por fin una exposición exclusiva de escultura de Picasso en España. ¿Por qué tanto tiempo?

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–Su escultura nunca ha fascinado. Y además estas piezas piden espacio, por lo que son más complicadas de mostrar a la gente. Exhibir a un escultor siempre es más difícil que a un pintor. Y esta exposición sobre el cuerpo humano en la escultura de Picasso también es la primera vez que se hace en el mundo y exhibe lo fundamental que fue en su obra.

–¿El arrollador Picasso pintor ocultó al escultor?

–Lo que pasó es que, cuando le pidieron hacer el homenaje a Apollinaire, él propuso una maravillosa escultura que no fue entendida en aquel momento. Se quedó muy dolido porque querían algo banal, que hoy estaría olvidada. Pero Picasso quiso hacer un homenaje a ese hombre que fue tan importante para él con una obra muy especial. Ese rechazo le dolió e hizo de la escultura algo personal, por lo que nunca la quiso mostrar, excepto en el 66 en el Petit Palais.

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–¿Y qué diría el artista de esta exposición en Málaga?

–Estaría muy feliz de ver que se muestra solo escultura, sin dibujo ni otro elemento que pueda distraer. El MoMA hizo una magnífica exposición de escultura hace unos años. Nosotros no podemos competir, pero tenemos en Europa 'La dama oferente' y 'La mujer del jardín', que son fundamentales y nos hablan del cuerpo humano. Y tenemos la suerte de que el Museo Picasso de París nos ha prestado 22 piezas, a lo que se unió también la familia, porque heredó muchas de ellas. Todos han sido muy generosos.

'Picasso clásico' (1992)

«La familia Picasso quedó fascinada con la primera exposición en Málaga; España había cambiado»

–Este museo fue fruto de un triunvirato: la coleccionista Christine Picasso, la consejera Carmen Calvo y usted. Es curioso que el MPM no sería realidad sin las mujeres, al igual que la obra del artista no se entendería sin ellas.

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–Christine fue fundamental. También me acuerdo de José Guirao, que me invitó a participar en la exposición 'Picasso clásico' en el Palacio Episcopal en los años 90. La idea de Guirao era que Picasso volviera a su ciudad y lo conseguimos. Christine se quedó fascinada. En realidad todos los Picasso se quedaron fascinados al comprobar que España había cambiado. Y ahí empezó todo. Después se paró el proyecto del museo porque hubo problemas hasta que Chaves recibió a Christine. Entonces el presidente de la Junta le hizo el encargo a Carmen Calvo, sin la que este museo no se hubiera hecho. Me apoyó mucho porque compró veinte casas que eran casi todo este barrio que estaba en un estado espantoso y que hoy se ha transformado en un lugar muy bello.

El machismo de Picasso

–¿Qué opina del revisionismo de la figura de Picasso sobre su misoginia y machismo?

–Eso me parece absolutamente lamentable. Picasso no fue un maltratador en absoluto; adoraba a la mujer. Tuvo muchas parejas, pero lo veo normal. Christine conoció a Picasso antes incluso de casarse con su hijo y me contó que más bien lo perseguían las mujeres. Veo miserable decir eso. Estoy en contra. La figura de Picasso no puede ser dañada por una estupidez de esa clase.

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–Pero Picasso fue un hombre de su tiempo y el machismo era habitual.

–A la mujer se le ha maltratado y lo siguen haciendo. A mí nunca me han maltratado y siempre he hablado con mi hija que no hay que dejarse maltratar. La última mujer que tuvo Picasso –Jacqueline Roque– lo adoró hasta el final y se suicidó porque no podía vivir sin él. Marie-Therese también terminó suicidándose. Luego, a Olga se nos olvida que le tocó toda la revolución rusa y su familia vivió en época de Stalin. Sufrió mucho. No me gustan los tópicos y soy una defensora de Picasso. Es más bien lo contrario de lo que dicen: adoraba a la mujer. No les pegaba ni las maltrataba. Eso es horroroso porque no se oyó jamás que lo hiciera. Él se enamoraba, pero hoy día los hombres y las mujeres se siguen enamorando.

Acusaciones de machismo

«Picasso no fue un maltratador. Su figura no puede ser dañada por una estupidez de esa clase»

–Cuando usted dejó el MPM siete meses después de su inauguración dijo que fue voluntario, pero hace poco aseguró que la habían «echado». ¿Qué pasó?

–Fue un momento doloroso, pero yo me iba a ir de todas maneras. A mí no me gusta ser directora y tuve que serlo porque era necesario para abrir el museo. Yo tenía un contrato y se terminaba en junio [de 2004]. Yo no me iba a quedar y fue un malentendido.

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–¿En qué sentido?

–No entendieron que yo no me quisiera quedar. No fueron a mi contrato y no se dieron cuenta de que yo no quería continuar siendo directora y que lo había sido porque me obligaron para abrir el museo. Tengo el recuerdo de haberlo pasado muy bien creándolo, pero dirigir después este museo no era mi ambición. Yo quería volver al Guggenheim como 'curator'. En España no hay tradición de 'curator' como en EE UU y lo que a mi me gusta es hacer exposiciones. Me lo he pasado muy bien montando 'Picasso escultor'.

Carmen Giménez, durante la entrevista, en el jardín del Museo Picasso Málaga. Salvador Salas

–¿Y por qué dijo que la «echaron»?

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–Esa es una palabra fuerte. Tenía que irme y quizás, en aquel momento, el político de turno…

–Carmen Calvo dejó de ser consejera unos meses antes de su salida.

–Después de la apertura, todo cambió. De repente nació este museo y se dieron cuenta de que era maravilloso y lo continúa siendo. Hubo un poco de confusión y fue inútil decirme que me fuera porque yo ya lo iba a hacer. Y eso me dolió en aquel momento, porque mi salida estaba por escrito y mi contrato tenía caducidad.

–¿Fue entonces una salida sin cariño?

–Sí, pero después se excusaron.

«Esta ciudad es otra»

–Ahora el puesto está vacante, pero por lo que me ha dicho no está pensando en presentarse…

–No, no, no. Me lo pasé muy bien creándolo. Y no lo hice sola. También me ayudó Alfonso Tasso que medió para que Chaves recibiera a Christine. Lo hizo y así se salvó el proyecto. Después, el presidente de la Junta nombró a Carmen Calvo que fue fundamental. Y ella, en la primera visita, me dijo que el museo lo íbamos a hacer tres mujeres y teníamos que estar unidas porque la política enturbiaba las cosas. Y así fue.

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–¿Qué debe tener el próximo director del Museo Picasso?

–En España no tenemos tradición de directores de museos. Se marcha José Lebrero, que tiene muy buen conocimiento, pero también Manolo (Borja-Villel) deja el Reina Sofía. Ser director hoy día es complicado porque no vale con ser sólo un historiador de arte, sino que tienes que saber encontrar dinero y fondos. El Estado tiene que apoyar los museos, porque la cultura es fundamental. Sin cultura, las ciudades se llenan de bares y no me gusta. Tienen que tener cuidado. Igual te digo que Málaga tiene un magnífico alcalde y ha sido muy importante porque esta ciudad es otra. Y no soy una espectadora porque mi padre vivía aquí y la conozco muy bien.

Málaga, 20 años después

«Me alegro de que el Museo Picasso haya aportado calidad a la ciudad, aunque también veo demasiados bares»

–¿Cómo surgió su vuelta a Málaga con 'Picasso escultor'?

–Con el año Picasso, Pepe Guirao me llamó y me pidió un comisariado. Lo hablamos y se nos ocurrió 'Picasso escultor'. Pepe era muy bueno para eso y lo echo mucho de menos porque era una gran persona. Desde el principio la idea era que se expusiera en Málaga, porque además aquí está Bernard Picasso y él es parte fundamental de Celebración Picasso.

–España y Francia se han unido por primera vez para difundir a Picasso. ¿La españolidad de Picasso ya no se discute?

–Yo he trabajado mucho en ese sentido. Soy una española nacida en Marruecos, pero de origen andaluces. Mi padre era de Tarifa y mi madre de Marbella y me inculcaron el amor por esta tierra. Por eso creo que Picasso nunca se olvidó de su tierra.

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