El Museo de Málaga reabre con «todas las garantías de seguridad» sólo en horario matutino

Abstraído y diligente, un visitante cualquiera en el Museo de Málaga se topa al doblar una esquina con la destellante luz que se impregna en 'Ecos de Roncesvalles' y que traspasa el óleo y el lienzo hasta conseguir, incluso, que una emoción confusa emane de pronto: sentirse insignificante ante la magnitud de esta obra que eriza la piel. Antonio Muñoz Degraín, su autor, fue sin duda una de las piezas clave para que el Museo de Málaga comenzase a cobrar la vida que hoy regala en forma de arte, dotando este espacio de obras propias y de sus coetáneos que crearon escuela a finales del siglo XIX. Fue en 1916 cuando Muñoz Degraín 'pone sobre la mesa' del Museo 22 de sus piezas y 16 de otros artistas de gran prestigio como Ferrándiz, Sorolla, Ramón Casas, Rosales o Picasso joven, entre otros.

Ahora, en su vuelta a la normalidad, SUR desgrana a través de un paseo guiado por la directora del Museo de Málaga, María Morente, el encanto de cada recoveco y la magnitud y el alcance histórico de todas las piezas que dan vida al Palacio de la Aduana. Su reapertura este martes 23 de junio ha significado que uno de los espacios museísticos más importantes de la provincia se sumen a que el arte expuesto en Málaga no pierda más tiempo sin que ojos críticos, emocionados, pensativos o extrañados lo admiren en sus grandes pasillos.

Aunque todo ha cambiado en el Museo de Málaga, su colección tan ecléctica dividida en dos plantas sigue manteniendo ese halo mágico con el que las dejamos antes de la llegada del confinamiento. Ahora, como novedad, encontramos justo al entrar un recorrido perfectamente señalizado en el suelo con flechas de color azul o rojas, según la dirección que indique, gel hidroalcohólico en varios puntos del museo y un espacio seguro al que acudir de martes a domingo. El horario esta vez se ha modificado hasta el 30 de septiembre y permitirá la visita de forma gratuita para los residentes en la Unión Europea desde las 9.00 hasta las 15.00 horas. A pesar de que el patio de este Palacio estaba anteriormente abierto al público general para poder pasar un rato agradable, esto ha cambiado y forma parte del itinerario del museo. Eso sí, está permitido sentarse en los espacios señalizados, que se desinfectan de forma continua para reducir al mínimo cualquier riesgo. «Es preferible bajar y subir por las escaleras, que están señalizadas, y tomar el ascensor sólo si es imprescindible», apunta Morente.

En este reencuentro con los malagueños, el Museo de Málaga se ha llenado tímidamente de familias, parejas y curiosos solitarios que han paseado por sus salas durante toda la mañana de martes. Así nos lo cuenta Rosa Nogales,vigilante de sala, que tras permanecer al pie del cañón desde que el museo abrió en 2016, ha echado «mucho de menos» su puesto de trabajo durante el cierre impuesto. María Morente cuenta que su incorporación, casi un mes más tarde que los demás museos de Málaga, se ha debido las instrucciones que llevan a raja tabla por parte de la Junta de Andalucía: «Hemos seguido las fases de incorporación del personal que se nos iba indicando. Hasta ahora no hemos podido tener la plantilla completa para abrir las puertas. En estos casos no se trata de prisa si no de reabrir con todas las garantías de seguridad sabiendo que cumplimos con todas las medidas impuestas», relata la directora del museo.

Como explicábamos, merece la pena invertir una mañana en conocer el patrimonio pictórico y escultórico que esconde el Museo de Málaga tras sus puertas: Desde el almacén visitable, lleno de encanto y totalmente sorprendente, hasta la sala de arqueología con piezas únicas que nos sumergen en la Málaga más fenicia, pasando, por supuesto, por obras singulares de Murillo, Zurbarán, Moreno Villa, Picasso o Pedro de Mena. Por ejemplo, a David Martín y a su familia «les ha fascinado» este espacio que no habían visitado antes: «No sabíamos que abría hoy, pero ha sigo una grata sorpresa», reconoce este malagueño, que acudió al Museo acompañado de sus tres pequeños. Sin duda, el arte sigue abriéndose camino y siendo un ticket directo a la evasión a pesar de que las circunstancias, a veces, no acompañen.