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Le precede su leyenda. Emilio Aragón (La Habana, 1959) ha hecho y ha sido de todo en la pantalla. Payaso con pedigrí, seguidor mudo de una línea blanca a ninguna parte, presentador de concursos de éxito, autor de la canción del verano con 'Cuidado con ... Paloma', protagonista de la serie de moda 'Médico de familia', productor de programas, presidente de La Sexta, director de cine, compositor… más vidas que el pirata de Sabina para un tipo que, más que el popular Milikito, confiesa que se considera simplemente músico. Ha visto y escuchado de todo. Y por eso advierte que en esta profesión que se codea con el éxito es fácil crearse que uno es el que más sabe. Él sabe, pero no es de los de imponerse. Y eso que aprieta la mano fuerte al saludar, pero con una sonrisa de encantador de serpientes. Dice que esa es su arma, la amabilidad y el diálogo, frente al grito y el miedo de algún que otro reptil del entretenimiento. Y con esa premisa ha añadido una nueva vida a su currículum, la de director del musical 'Godspell', la nueva producción del Teatro del Soho Caixabank que se estrena el próximo jueves día 3. Y si con su anterior película, 'Una noche en el viejo México', se dio el capricho de dirigir a Robert Duvall, en su nuevo espectáculo a lo Broadway se ha dado el gustazo de saldar una cuenta pendiente: trabajar con Antonio Banderas.
-¿Si le digo payaso no me lo tomará a mal?
-En absoluto. Pertenezco a una saga que nos hemos dedicado a esto desde hace cinco generaciones. Todo empezó en 1780 y pico con Jacques Foureaux, que es uno de mis apellidos, que va de París a Estocolmo en época de Napoleón con el circo. Este señor tuvo un hijo, que se convirtió en domador, y cuya hija, Virginia Foureaux, que hacía acrobacias encima de un caballo, pasó por Granada, donde un seminarista, Gabriel Aragón, se enamoró de ella y se convirtió en Pepino. Me siento tan identificado con la comedia que incluso la he introducido en 'Godspell'. Y por la calle me dicen tantas cosas bonitas…
-Bueno, muchos hemos echado dientes con usted.
-Es que voy a cumplir 64 años. He vivido muchas cosas, pero el mundo infantil ha sido fundamental. Es curioso que de mis 43 años de profesión, solo tres fueron con mi padre. De hecho, ahora estoy produciendo unos dibujos animados sobre Miliki y su nieto, que todavía va con chupete y que también quiere ser payaso. Y desde hace un tres de semanas se puede ver gratis en Youtube.
-Además del humor, su otro perfil imprescindible es la música.
-Últimamente siempre digo que soy un músico al que le han dado la oportunidad de hacer otras cosas. Estudié en el conservatorio en Argentina, en Puerto Rico, en México y en España. Mi formación es musical pero he podido hacer radio, televisión, teatro, cine… y lo que te rondaré morena.
-Entonces debutar como director de un musical tenía que llegar.
-Sí. En el año 85 protagonicé el musical 'Barnum' en el Teatro Monumental de Madrid, pero con 'Godspell' ha pasado algo inédito. De repente, Antonio (Banderas) estaba comprando los derechos de esta obra en la que yo estaba pensando trabajar. Qué curiosa es la vida.
emilio aragón
Director del musical 'Godspell'
-¿Entre ustedes ha surgido algo así como química musical?
-Sí. Tenemos unos gustos muy similares. Defendemos y apoyamos la comedia musical. A mí me apasiona y cuando viajo siempre voy a ver alguna. Y es un género muy difícil porque cantar bien, bailar bien e interpretar bien es muy complicado. Es un género tan completo. Y ahora en España se están haciendo cosas muy buenas y exportables.
-¿Qué ha sido lo más complicado de la puesta en escena de 'Godspell'?
-Fue al principio. Encontrar la voz narrativa. Por eso me iba a casa los primeros días y me desvelaba porque la cabeza me iba a mil para encontrar esa voz. Y al final poco a poco fueron encajando las piezas. No quiero que suene gratuito, pero el nivel de estos actores es muy alto. Y además el artista de este género es un ser muy vulnerable y frágil porque además de la parte física, como una torcedura de tobillo que no te deje bailar o un problema en la voz, está la parte emocional. En los ensayos, hemos vivido momentos en los que hemos terminado todos llorando y abrazados. Cuando llegas ahí es que algo bueno está pasando. De Pepe Nufrio, que hace de Jesús, no puedo pedir más con su fuerza y voz. A Víctor Ullate de casta le viene al galgo. Con Angie y Roko me iría al fin del mundo…
-Y además de falta de sueño, ¿qué más le ha hecho sufrir?
-Evidentemente, todo no es un camino de rosas. Cada uno somos de nuestro padre y nuestra madre y el director tiene que hacer de policía de tráfico y decir stop. Yo les decía a los 14 del elenco, los titulares y los cuatro swing, que podrían ser directores de la obra y cada una con una visión. Me ha tocado a mí decidir y ha sido un viaje de mucho trabajo, pero muy interesante del que además he aprendido. En esta profesión corres el peligro de creerte que lo sabes todo y que eres el oráculo. He hecho radio, televisión y cine, teatro... como en cualquier oficio tienes horas, pero de pronto llega y te sorprende que lo que tú creías que iba a funcionar no lo hace y lo que funciona es esto otro.
Emilio aragón
Director del musical 'Godspell'
-Hablando de eso. Este es el primer espectáculo del Teatro del Soho sin Antonio Banderas en el escenario. ¿Todo un reto para el director?
-El público es ahora el que decide. Honestamente, pienso que esta obra va a conectar con el espectador, porque tiene los elementos necesarios para ello. La gente se lo va a pasar bien, va a reír y se va a emocionar.
-¿Echará de menos el tirón de Banderas?
-Antonio no está sobre el escenario, pero hemos coproducido juntos y su alma y su espíritu sí está. Y su familia artística, que son toda la gente que le da vida a este teatro, están muy presentes.
-Todo parece idílico, pero seguro que también ha habido tiempo para algún roce…
-Hubo un momento, en el ecuador, en el que me dijo: «Queremos hablar contigo». Fue una conversación catártica y muy buena, porque fue desde la tranquilidad. Eran inquietudes artísticas y preguntas que tenían y que quería que les respondiera. Pero no ha habido momentos de tensión como ha ocurrido en otros montajes. El primer día de los ensayos dije que yo no sé trabajar en ambiente tensos, solo desde el diálogo. No soporto el grito o la cara larga, y por eso lo aviso. Ese día me voy a tomar un café y cuando se tranquilizan, vuelvo.
-En 'Godspell' se ha reencontrado con el malagueño Ángel Calvente, autor de las marionetas del montaje, y con el que trabajó en el pasado.
-Claro, hicimos la gira de 'Cuidado con Paloma' y el se encargó de crear todas las marionetas en el año 92. Y ahora nos ha enseñando a la compañía cómo manejar las marionetas . Además, tengo muchas ganas de ver su próximo montaje que viene después del nuestro al Teatro del Soho. La vida conspira y este es uno de esos reencuentros que agradeces.
-Usted tuvo un cambio de rumbo como presentador del programa 'Saque bola' en Canal Sur. Ahora comienza como director musical en Málaga.
-Un día estaba en el aeropuerto de Sevilla y un señor me soltó: «Tú eres el culpable». No entendía nada hasta que sonrió y me dijo que era el presidente de los Videoclubes de Andalucía y que los martes que se emitía el programa no alquilaban películas. De aquello me queda, sobre todo, el recuerdo Tomás Summers, que se nos fue hace unos meses. Trabajé con mucha felicidad y eso que yo no quería hacer aquel concurso. Tomás me pidió hacer el piloto y le dije que no. Pero insistió y acepté con la condición de que solo haría el primero. Me llamó a la semana para decirme que iba adelante porque había gustado. Pero yo estaba interesado en otras cosas. Entonces escuché la voz de mi padre diciéndome que las carreras están jalonadas de todo tipo de proyectos y le hice caso. Fue un éxito. Y de ahí, a las privadas, a 'Médico del familia», que marcó tanto… Fueron muchas horas de trabajo, pero buenos recuerdos.
-Hubo un tiempo en el que Emilio Aragón aceptó un sillón cuando presidió La Sexta, pero duró un tiempo. ¿No le gustan los despachos?
-Que va. Yo seguí produciendo, hice dos películas… Lo que pasa es que la cámara marca mucho y si estás delante de ella estás trabajando y si estás detrás, no. Es más, trabajo más detrás de las cámaras que cuando estaba delante. Ahora estaba con el proyecto de mi tercera película, cuando se cruzó 'Godspell' y volveré cuando termine.
-Con su segunda película, 'Una noche en el viejo México', se dio el gustazo de dirigir a Robert Duvall…
-Hice la película por trabajar con él, te soy honesto. Fue complejo, porque tenía que rodar en inglés y en un país que no es el mío, pero fue inolvidable. Con mi primer filme, 'Pájaros de papel', ganamos muchos premios y cuando la llevamos a Los Ángeles vinieron unos productores a decirme que buscaban un director europeo para un guion. Les dije que no, pero me miraron de medio lado y me pidieron que lo leyera y luego me dirían por qué. Lo leí esa noche y les dije que me gustaría cambiar cosas. A eso contestaron rotundamente que no, pero añadieron que el protagonista sería Robert…
-Una oferta de las que no se puede rechazar…
-Exacto. A mis nietos les podré contar que dirigí a Robert Duvall.
-¿Y cuál será la próxima?
-Las terceras películas suelen ser las que, de cara al público y la crítica, te pone en el sitio. La primera me salió de dentro porque fue algo personal. La segunda fue un encargo y la tercera es la declaración de intenciones del cine que quiero hacer. En esas estoy, pero el problema es que es una película cara.
-¿Cómo se titula?
-No quiero dar muchas pistas. Está basada en una novela y tiene mucho humor, pero también una carga dramática muy importante.
-Entre las muchas cosas que usted ha hecho también está la de 'influencer' cuando no existía Instagram ya que hace tres décadas apareció con frac y zapatillas en pantalla y ahora es lo normal.
-Ja, ja. Lo curioso es que no tengo redes sociales, ni Twitter ni Instagram ni facebook, porque bastante tengo con la vida como para dedicarle tiempo a ello. Eso fue producto de una situación. Valerio (Lazarov) me dijo que quería que me pusiera el esmoquin en 'El juego de la oca' porque era un programa de noche. Yo no me veía, pero le dije que sí, por lo que me presenté con el esmoquin y las zapatillas. Cuando me vio, me preguntó: «¿No irás a salir así?» Y le dije que sí porque el mensaje que le daba al espectador es que se lo iban a pasar bien y que era un programa divertido.
-Ahora todos vestimos divertido, entonces.
-Ja, ja. Sí, pero fue fruto de la casualidad.
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