Si en la primera jornada de Futuro en Español en Santiago la impronta de colaboración del nuevo gobierno chileno con la iniciativa de Vocento estuvo encarnada en el canciller de Relaciones Exteriores Roberto Ampuero, en la segunda sesión se reafirmó con la presencia de ... otros dos ministros de peso en el gabinete de Sebastián Piñera: el de Economía, José Ramón Valente, y la titular de Transporte y Telecomunicaciones, Gloria Hutt.
Valente fue el encargado de abrir una cita que se trasladó de la Universidad de los Andes al icónico edificio corporativo de Telefónica Chile para redirigir también el foco del debate desde los medios de comunicación, como marca de credibilidad ante las 'fake news', a las potencialidades económicas y comerciales de un idioma compartido por más de 550 millones de hablantes distribuidos en 21 naciones alrededor del mundo. El ministro suscribió aquí la máxima de que «sólo los países que logran ser relevantes económicamente son los que consiguen que su cultura y su idioma sea también determinante en el mundo». O en otras palabras: la fortaleza de los números va coaligada con la de la lengua y su cultura. Valente comprometió aquí el aporte de Chile a ese compromiso que, como subrayó, debe ir aparejado con una derrota del estigma de que el país no puede formar parte del mundo desarrollado. Un mensaje sobre el que también gravitó la intervención Pelayo Covarrubias, el presidente de la Fundación País Digital que colabora en el proyecto de Vocento. «Latinoamérica tiene que decidir en la actual coyuntura si quiere ser un mero seguidor de lo que ocurre en el universo digital o da un paso al frente para estar a la vanguardia».
La reflexión avanzó a lo largo de la jornada de debates hacia la cuantificación del peso económico del español y las potencialidades de rentabilización por parte de los actores que lo emplean y, por lo tanto, tienen mayores ventajas competitivas para superar barreras físicas y burocráticas. Juan Carlos Jiménez sentó las bases de esta consideración como codirector del proyecto de Fundación Telefónica, que ha alumbrado 14 volúmenes que ahondan en multitud de parámetros para evaluar ese afán.
Los resultados que trasladó al auditorio el profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Alcalá fueron elocuentes: el español no sólo representa en torno al 15% del PIB mundial, sino que insufla un efecto multiplicador del que carecen otras lenguas al margen el inglés, que instó a no observar como rival directo dado su rango de nueva lengua franca. Todo ello, ayudado por una cartografía demográfica que abre unas expectativas aún de mayor alcance si bien, como apostilló Jiménez, el horizonte que se vislumbra es incompatible con una estrategia individualista. «El español no es una política de Estado, sino de Estados», recordó en Santiago avalando estadísticamente los resultados de éxito entre las compañías que tienen el español como activo.
La consideración en el plano técnico fue complementada desde la óptica institucional por el alto comisionado para la Marca España, que recientemente y de manera oficial ha sumado a sus funciones la promoción del español. «Disponer de un idioma con presencia universal es un arma poderosísima que debemos saber emplear», sostuvo Carlos Espinosa de los Monteros animando igualmente a sumar esfuerzos ante la necesidad de que el español vaya ocupando espacios crecientes en las nuevas plataformas de economía digital.
La subsecretaria de Telecomunicaciones de Chile rubricó, junto a los responsables de compañías de enorme dimensión como Telefónica o Amazon Web Services en Chile, el compromiso del Gabinete Piñera para erigirse como catalizador de la modernización digital. «Desde lo más básico hasta lo más complejo; no sólo en lugares de gran concentración poblacional como la capital, sino en las zonas más remotas del país», afirmó Pamela Gidi.
Fue minutos antes de la clausura que corrió a cargo del segundo ministro que compartió el foro de grupo Vocento. La titular de la cartera de Transporte y Telecomunicaciones, Gloria Hutt, puso el acento en lo «estimulante» de un desarrollo tecnológico que obliga al Gobierno a plantearse como anticiparse a un entorno cambiante. La ministra recomendó además huir del conformismo e ir más allá de la tendencia previsible pero, ante todo, convertir todos esos avances en mejoras palpables para el ciudadano en su día a día.
Un compromiso que, desde su prisma, contempla también una variable internacional. «Debemos romper fronteras en todas las direcciones; en la participación de talento extranjero en los proyectos que incumben a Chile pero también en el fomento de que nuestros jóvenes y profesionales conozcan de primera mano los avances que se están operando en el resto del mundo para aplicarlos aquí y dar el salto que exige el actual ecosistema digital», indicó agradeciendo la implicación de empresas, instituciones, medios de comunicación y el mundo académico en la iniciativa de Vocento que por tercer año consecutivo convertía a Chile en un caladero de ideas para el futuro por buena parte de quienes están llamados a escribirlo.
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