Dulzona sin empalagar

La de esta edición, sin duda, ha sido una ceremonia bastante potable. Reivindicativa sin pasarse, el número del 'Se acabó' venía ya como con sordina tras lo de 'OT'. Afable, y casi en honor total a Bayona, la escaleta tuvo un tono medio alto. Los Javi y Ana Belén, muy correctos ellos e inconmensurable ella, se dedicaron en sus contadas apariciones a empaquetar con el 'glamour' de siempre y las modernidades de ahora ('selfies' de por medio) un programa resultón, bien decorado, guionizado y realizado, salvo un micro más largo o corto de lo normal o algún rótulo desubicado.

El aroma de aquello no fue ni solemne ni cachondo, pero en modo alguno resultó chabacano. Entretenida pero no breve (cerca de cuatro horas), la buena vibra de la platea y sobre todo de Sigourney Weaver, unos premiados poco plasta y el sin cesar de guiños breves a los varietés la hizo dulzona sin empalagar. Bajó de audiencia (2,3 millones) pero barrió a la competencia de TVE con un 23,5% de cuota. Entre lo más emotivo, la adorable escena del sofá emulando a 'Todo sobre mi madre' en su 25 aniversario, o el empaque de José Sacristán. Lo más descafeinado, el homenaje a Concha Velasco, sin casi rastro de su simpar rostro. Carmen Sevilla pasó con más pena que gloria en ese obituario en el que sí estaba Carlos Tena (¿!), pero donde ya puestos no mencionaron a la Campos. Menos mal que al final un Javi soltó un 'Vaya terminando, amiga', como diciendo.