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La nube doble

Como dos barquitos

Lunes, 29 de julio 2024, 02:00

Hace poco les hablaba del mal de Dion y de su enfermedad; hoy, claro, toca referir el muy bien de Céline, oh là là, diosa simpar en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de París. De todas las estampas que dejó la larguísima gala, ... fue su actuación desde la Torre Eiffel la que más aplausos generales suscitó: una tregua entre tanta guerra cultural absurda. A la frialdad de las luces láser en torno al monumento, sin chispas de fuegos artificiales por si acaso chispeaba, supo la cantante imponer el calor de su voz y de sus ojos, heridos e incandescentes. El himno del amor, qué maravilla, quedó perfecto ya fuera grabado o en directo, puso el vello en pie y opacó la brasa anterior de algunos planos inquietantes. Dion, vestida de blanco Dior y cantando como Dios, contradijo el dicho de despedirse a la francesa y epató con contundencia.

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