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Gonzalo Rojo
Viernes, 26 de mayo 2023, 02:00
Vamos a recordar hoy a un cantaor que nunca fue profesional de este arte, pero que toda su vida estuvo ligado a la zona trianera conocida por El Zurraque, cuyo nombre recuerda el lugar o punto de atraque del puerto fluvial sevillano en el que ... en la antigüedad se descargaban los fardos de pieles que tenían que ser zurradas y comercializadas en los establecimientos de la zona. Nuestro cantaor, llamado Domingo Barral Sánchez y conocido en los ambientes flamencos como Domingo el Alfarero, al trabajar en la fábrica de azulejos Montalván, vino al mundo en la trianera calle de Covadonga el día 26 de marzo de 1901, sintiendo desde pequeño un gran intérprete de los cantes del barrio.
Ya de mayor, junto a sus amigos y otros artesanos que nunca quisieron ser profesionales de este arte, como El Sordillo, Emilio Abadía, Manolo Oliver, Joaquinito Ballesteros, Niño Segundo, Antonio el Arenero y Márquez el Zapatero, (cuánto me habló de ellos el amigo, escritor e investigador trianero Emilio Jiménez Díaz). Ellos definieron y mantuvieron en reuniones y peñas los cantes del barrio, de manera especial la denominada soleá del Zurraque.
Sábado 27 15.00 horas. Centro Cultural Flamenco La Malagueña. Calle Mero, 3. Actuación de Antonio Reyes con la guitarra de Nono Reyes. Artista invitado, Chato de Málaga.
Lunes 29 19.30 horas. Aula Municipal de Flamenco. Centro Cultural Provincial María Victoria Atencia. c/ Ollerías 34. Actuación de Chelo Soto. Coordina Manuel Fernández Maldonado.
Obituario El pasado sábado día 20 falleció en su ciudad natal, Lebrija, a los 77 años de edad, el cantaor Francisco Carrasco Carrasco, más conocido como Curro Malena. Medalla de Oro de la provincia de Sevilla, Curro fue un cantaor de amplio repertorio que grabó su primer disco con el guitarrista Niño Ricardo y ha sido el cantaor que ha tenido más peñas flamencas con su nombre.
Y no sólo este tipo de soleares interpretaban estos cantores no gitanos de esta zona trianera, ya que Domingo el Alfarero, a quien estamos recordando hoy, y todos en general, fueron igualmente buenos dominadores de una extensa gama de matices por siguiriyas, martinetes y otros cantes. La soleá que hacía Domingo el Alfarero, o séase, la del Zurraque, ha sido catalogada como cante no gitano y falto de hondura, pero la verdad es que posee unas características que le confieren un enorme valor. Mientras que las soleares en general ponen especial acento en el compás, la soleá del Zurraque se caracteriza por una línea melódica de indescriptible belleza, manteniendo la antigua costumbre de hacerse «de un jipío», buscando la ligazón de sus tercios sin respirar.
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