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Retrato de Anna Ajmátova realizado por Natan Altman en 1915.

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Retrato de Anna Ajmátova realizado por Natan Altman en 1915. Francis Silva

El dolor sereno de Anna Ajmátova

El Museo Ruso dedica una sugerente exposición a la figura de la poeta

Viernes, 27 de septiembre 2019, 14:26

«No todos los poetas tienen una imagen física tan potente... Y ella tenía un perfil legendario». Ignacio Jáuregui, uno de los pulmones del Museo Ruso, habla como quien piensa en voz alta, en medio de las salas pintadas del mismo azul que esa mujer guardaba en los ojos. Un azul profundo sin ser oscuro, enigmático y potente como ese tabique nasal casi en escuadra, sublimado por Nathan Altam en el imponente retrato que realizó de ella en 1914. Quedaba poco, pero todavía no habían llegado a su vida el horror y la muerte, la desaparición y la guerra que cuajó en los versos de 'Réquiem', la punta del iceberg de la obra poética de Anna Ajmátova, que ahora protagoniza una pequeña y sugerente exposición en la Colección del Museo Ruso, que este domingo ofrece una jornada de puertas abiertas para dar la bienvenida a esta exposición y al otro montaje estrenado este viernes, en torno a Nikolái Roerich.

Una muestra, la de Ajmátova, casi a modo de aperitivo, de invitación a bucear en su obra y en su vida, ambas conjugadas en un montaje que reúne los poemas de Ajmátova junto a retratos tanto de ella como de algunos de los hombres que jalonan su atormentada biografía. Porque la poeta luminosa de los primeros años del siglo XX, la autora exitosa que viajó por Europa y se casó con el poeta Nikolái Gumiliov vio cómo este era arrestado primero y fusilado después en el delirio de la revolución bolchevique, los mismos que apresaron hasta en tres ocasiones a su hijo Liev. Y la experiencia de la guerra, civil primero y mundial después, cruza la biografía y los versos de Ajmátova de una manera crucial y dramática.

Sólo hay que detenerse un tanto en las obras expuestas ahora en el Museo Ruso. La belleza extraña y desatenta de la juventud, la altivez de quien tiene la vida por delante filtrada incluso en la paleta de colores que usaron para retratarla Altman y Kuzma Petrov-Vodkin desemboca en los tonos y el rostro apagados del retrato firmado por Vladimir Belin en 1941. Con esos mimbres, el Museo Ruso presenta la vida y la obra de Ajmátova como una suerte de «continuación» de la muestra dedicada a las artistas de la vanguardia rusa que acaba de abandonar los pabellones de Tabacalera.

Así la ha presentado este viernes la comisaria de la exposición, Evgenia Petrova. «Su destino tan difícil forma parte de esta exposición, porque al principio del siglo XX se hizo famosa por su poesía, pero fue además un símbolo del siglo XX. Tenía un rostro fantástico y muchos pintores estaban enamorados de ella», ha esbozado este viernes Petrova, vicedirectora del Museo Estatal de Arte Ruso de San Petersburgo.

Vida y poesía

La comisaria del montaje se ha detenido en el relato biográfico que plantea el montaje a través de los retratos tanto de la poeta como de algunos de los hombres que formaron parte de su biografía. Ahí está la semblanza del historiador Nikolai Punin firmado por Kazimir Malévich en 1933 o el 'Retrato del compositor Arthur Lourie' realizado por Pavel Miturich en 1915, en el que Petrova ha visto reminiscencias del arte pop que varias décadas más tarde haría universal Andy Warhol.

Programada hasta el 1 de marzo de 2020 y organizada con la colaboración de la Fundación Bancaria La Caixa, 'Poesía y vida' representa «un aperitivo que debe obligarnos a acercarnos más a Ajmátova», en palabras del director de la agencia municipal que gestiona el Museo Ruso, el Centre Pompidou Málaga y la Casa Natal de Picasso, José María Luna.

Un aperitivo dulce al principio y de regusto final amargo, destilado en la tragedia profunda y sin aspavientos que vivió y escribió Ajmátova. Un pesar filtrado por su primer compañero, Nikolái Gumiliov, en el poeta titulado 'Ella' que cierra el montaje: «Si ansío libertades y me siento / orgulloso y audaz, la voy a ver: / para aprender lo que es el dolor sereno / y dulce, en su delirio y languidez».

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