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Devan Shimoyama, junto al cuadro de 'La estrella'. Ñito Salas
Exposición en Málaga

Devan Shimoyama, un arcano afroamericano y queer en el CAC

El artista reivindica una identidad no normativa a través de figuras clásicas del tarot a las que llena de purpurina, lentejuelas, cristales Swarovski y flores

Viernes, 26 de mayo 2023, 16:07

Están el mago, el ermitaño, el diablo, la fuerza, el colgado, el enamorado, la estrella, el loco y el juicio. Nueve arcanos mayores del tarot ... clásico del siglo XV que aquí rompen con toda convención. Las figuras se despojan de su imagen tradicional para mirar a través de ojos-joya y lucir por el cuerpo cristales Swarovski, flores y mucho (pero que mucho) brilli-brilli. Todos, además, de raza negra. Devan Shimoyama reivindica en el CAC Málaga su identidad afroamericana y queer representándose a sí mismo como un arcano contemporáneo y diverso. Un «acto radical» con el que lanza un mensaje contra el racismo y la homofobia con una estética divertida y alegre.

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'Tell me', que estará en Málaga hasta el 27 de agosto, es la primera exposición en España del artista de Filadelfia, quince 'collages' pictóricos que en su mayoría rondan los dos metros de altura y en los que despliega una baraja de colores y materiales. El óleo, los lápices y la pintura vinílica se mezclan con lentejuelas, broches, cristales, trozos de ropa y purpurina. El resultado son atractivas composiciones con un «aura mágica y alegre», apunta Helena Juncosa, comisaria de la muestra junto con Fernando Francés. Un 'look' que remite al mundo drag, a la cultura queer, el anime, el cine y la moda, el universo que rodea a Devan Shimoyama, de 34 años. Son elementos de «una zona de intersticio» entre las dos identidades, la masculina y la femenina, en la que él se siente «seguro».

Shimoyama se representa a sí mismo en los 'collages' como «acto radical» para lanzar un mensaje contra el racismo y la homofobia

Cuenta Devan que empezó a interesarse por el tarot en la pandemia. En esas cartas encontró una herramienta para dar respuesta a las preguntas trascendentales que le asaltaban en esos momentos de incertidumbre y miedo. Le hacían cuestionarse sus propias creencias y le permitían, al mismo tiempo, aprender sobre sí mismo. Estaba solo, así que su imagen de referencia era él. Y por eso él es el protagonista principal de esta serie aún inacabada, que se enriquece con otros personajes de su entorno. El hierofante, papa o sumo sacerdote es su abuelo; la papisa, su abuela; y la emperatriz, su madre. «Ellos me han ayudado a crecer», asegura el artista, máster en Bellas Artes por la Universidad de Yale y con una carrera en plena proyección.

Arriba, 'El loco'. Abajo a la izquierda, 'El mago'. A la derecha, 'El ermitaño'. Ñito Salas

Un arcano menor (la sota de bastos) y dos pequeñas piezas sobre la lectura de cartas completan este «viaje de transformación» para el artista y «para cualquier espectador» que pueda sentirse identificado con lo que representa. Se inspira en la baraja tradicional de Marsella, pero también en el tarot Rider Waite Smith, de principios del siglo XX, que tenía ilustraciones de Pamela Colman Smith, una artista afroamericana que introdujo el modernismo pero que fue «borrada de la historia del arte» por ser mujer y negra. Este es su particular «homenaje».

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Cada pieza de esta exposición es una joya en sí misma, con cristales de distintos colores repartidos por el cuadro y broches en los ojos. Representa a los personajes en posturas clásicas, con influencias de «Caravaggio o Goya», pero introduce elementos de su infancia y de su entorno. En 'El mago' aparecen la copa, la espada y el bastón, pero en lugar del pentáculo se ven dos de las siete bolas de dragón de la popular serie 'Dragon ball'. En 'El loco', el gato Kirara de la serie 'Inuyasha' ocupa el lugar que habitualmente tenía el perro en esa carta. Y el león de 'La fuerza' es aquí el gato Jiji de la película de Studio Ghibli 'Nicky, aprendiz de bruja'.

El mundo drag, la cultura queer, el anime, el cine y la moda están presentes en sus obras

Son representaciones «atrevidas» y alegres de la figura masculina que, pese a las apariencias, hablan del racismo, de la homofobia y de la violencia. Su obra es un ejercicio de activismo. Devan Shimoyama cree necesario «educar la mirada» hacia ese tipo de representaciones no normativas «para ir empujando los límites y los estereotipos e ir deconstruyendo la historia racista». Porque el mundo en general, y EE UU en particular, «está lleno» de ejemplos de tensión racial. Un racismo en ocasiones estructural: «Las comunidades negras viven en sitios más aislados y con más presión fiscal donde es más difícil escalar socialmente». También denuncia un retroceso en la libertad sexual, con casos de homofobia y transfobia en muchos estados «donde no pueden hacer sus espectáculos drags con normalidad, ni vivir con normalidad». «Al presentar aquí mi narrativa, al ponerme de protagonista y dar reconocimiento a artistas negros, yo también lanzo un mensaje de no racismo e igualdad», concluye.

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