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Un momento de ‘Within’, primera parte del espectáculo. M.M.D.C.
Danza para los que no saben bailar

Danza para los que no saben bailar

Marina Miguélez regresa a Málaga lista para conectar al público con su disciplina artística

Jueves, 1 de febrero 2018, 01:22

Muchos artistas han cruzado las fronteras de España hacia diferentes destinos. Algunos por vocación, otros por necesidad (aunque estos dos términos a veces confluyen en el mismo viaje). Alemania recibió hace diez años el talento de una malagueña en busca de escenarios donde mostrar lo aprendido: la danza contemporánea. Marina Miguélez ha sido bailarina en Interdans, (Bélgica), coreógrafo en el Festival Cultural Bad Homburg (Frankfurt) y en el Festival Internazionales Solo Tanz Theater (Stuttgart). De 2008 a 2015 formó parte del Ballet Estatal de Núremberg y en 2016 debutó en el de Staart. Mientras engordaba su currículum recibió un premio del Ministerio de Cultura alemán por su trayectoria, pero Miguélez quiere más, y lo quiere en su tierra. Para ello presenta este sábado en la sala Gades ‘No se baila en la cocina’, una producción propia con la que reconciliar al gran público con la danza contemporánea: «La danza puede ser ocio para todos los públicos».

El espectáculo

  • Dos piezas. Within’ y ‘No se baila en la cocina’ componen la propuesta de Miguélez

  • Compañía. La coreógrafa se estrena en Málaga con una producción propia bajo el sello Marina Miguélez Dance Craft.

  • Dónde. En la Sala Gades, el próximo día 3 a las 21.00 y el 4 a las 19. La obra estará en cartel los sábados y domingos del mes de febrero.

  • Objetivo. Acercar la danza contemporánea al gran público, incluso a aquellas personas que desconocen la disciplina.

El próximo sábado a las 21.00 horas se levantará el telón y la malagueña iniciará su camino hacia la conexión de su ciudad y esta disciplina, «que a veces solo disfrutan los que bailan»: «La idea es crear un espectáculo de calidad, pero que sea abierto a la gente que no entiende de danza para que le llegue y lo disfrute». Miguélez quiere romper las barreras que separan su profesión del gran público, a veces por falta de información, otras por prejuicios. «Hay que acabar con eso de ‘yo no entiendo de danza, no lo voy a disfrutar’; todo lo contrario, hemos hecho algo muy potente para captar la atención de la gente y se lo pasen bien, queremos compartir ese disfrute que la danza da».

Imagen promocional del espectáculo ‘No se baila en la cocina’. M. M. D. C.

Esta es la primera ocasión en la que la coreógrafa presenta en su ciudad un programa completo de su puño y letra (en alguna ocasión ha participado en muestras junto a otros artistas). La producción con la que aterriza en la sala Gades está compuesta por dos coreografías independientes. Ambos montajes pretenden encontrar sentimientos en el público, emocionar pero también hacer reír, haciendo ameno lo que muchos piensan que no pueden comprender.

La primera de ellas se llama ‘Within’ –lo que hay dentro, en inglés– y representa «los pensamientos e inquietudes» que hay dentro de cualquier persona. El cuerpo de baile está compuesto únicamente por mujeres, «pero los sentimientos son extrapolables al sexo masculino». La pieza conecta a cuatro mujeres «completamente diferentes entre sí», por lo que desde el punto de vista coreográfico se abordan la disparidad y las influencias entre los individuos del mundo: «Lo interesante es ver como el movimiento de una persona afecta al de otra». En el plano escénico, la coreógrafa explica que es un montaje «minimalista y sencillo pero cargado de mucha profundidad».

Dividida en dos coreografías diferentes, ‘No se baila en la cocina’ se estrena en la sala Gades el próximo sábado

El segundo acto es ‘No se baila en la cocina’, que da título al espectáculo completo, y mezcla la danza contemporánea con la interpretación teatral. «Se representa una sensación de presión y de estar bajo las obligaciones de una rutina muy dura». En el espectáculo, los personajes emplean la danza como una vía de escape «para salir de ahí, de ese día a día». El escenario se convierte en una cocina profesional –un guiño a la dignificación de la mujer en el entorno doméstico–, en la que el personal se deja llevar por sus emociones y sus ganas de explotar. «Hay una carga expresiva muy fuerte, contamos con una actriz que, aunque también baila, está especializada en el teatro».

Marina Miguélez, frente a la sala Gades, donde se estrena su espectáculo. F. Torres

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