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Tan vieja y tan desconocida. Esta paradoja ha convertido la Cueva de la Victoria en una de las 'nuevos' yacimientos con mayor interés del paleolítico superior en el Mediterráneo. 'Okupada' y vandalizada durante años, esta milenaria gruta ha pasado del desahucio, desde el punto de ... vista arqueológico, a convertirse en uno de los indispensables túneles del tiempo para iluminar uno de los grandes debates científicos actuales: los últimos días de los neandertales y la llegada de los homo sapiens a Europa por el control del mundo prehistórico. Tras la autorización de la Consejería de Cultura, los sondeos volverán a este BIC de Rincón de la Victoria a mediados de octubre, a la vez que se mantendrán las visitas culturales restringidas, lo que la hace única en su entorno al permitir ver in situ la propia excavación arqueológica.
«El rescate de la Cueva de la Victoria ha sido una gran sorpresa a nivel arqueológico ya que estaba casi desahuciada porque se usó para recoger guanos hasta el siglo XX, un fertilizante natural de los murciélagos, y, aunque posteriormente fue estudiada, también vivió episodios de okupas», explica a SUR el arqueólogo Pedro Cantalejo, responsable junto a María del Mar Espejo de las campañas en esta cavidad desde hace dos años y de su apertura al público combinando la visita turística y la científica. Vinculados durante las últimas cuatro décadas a esta gruta, el equipo de investigación ha partido de los sondeos en el siglo XX de los arqueólogos Giménez Reyna y Jorge Rein (1941), que estudiaron la secuencia del Paleolítico superior, y posteriormente del profesor F. Javier Fortea (1972), que dirigió su mirada científica a un espacio junto al pozo grande, en la denominada Sala de las Conchas.
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Este último concluyó que la ocupación de la cueva más antigua se extiende desde el magdaleniense, en el paleolítico superior, época a la que también pertenecen las famosas cuevas de Altamira. La primera intervención del equipo de Espejo y Cantalejo se basó en la limpieza arqueológica de la cueva para dejar al descubierto las excavaciones previas y, sin necesidad de tocarlas, aplicarle las actuales metodología para la datación. Y los resultados fueron sorprendentes. «Al fechar los depósitos calcáreos que se acumulan, nos dimos cuenta que por debajo del suelo investigado por Fortea hay restos de época gravetiense de los primeros homo sapiens que llegaron a la península ibérica», explica el experto que atrasa el reloj que hasta ahora se conocía de la cueva desde hace 15.000 años a 28.800 años.
No obstante, por debajo de la zona que excavaron Giménez Reyna y Rein también encontraron novedades. «Aparecen restos de los neandertales, es decir, con 40.000 años de antigüedad», relata un exultante Pedro Cantalejo, que relata que estos descubrimientos han cambiado por completo la mirada hacia la Cueva de la Victoria ya que las nuevas excavaciones que se han autorizado y que comenzarán a mediados de octubre «sitúan a nivel internacional este yacimiento ya que permanece intacto en el siglo XXI en la costa de Málaga, lo que además es extraordinario porque estamos en una de las zonas que soporta más presión urbanística del Mediterráneo».
Esta cavidad amortizada para la arqueología ha vuelto a ponerse en primera línea del debate científico ya que, al albergar tanto a los últimos neandertales como los primeros homo sapiens, puede aportar nuevos hallazgos sobre aquella época fronteriza y de transición entre las especies que, en el caso de Málaga, eran eminentemente pescadores, tanto unos como otros. «Esta zona y el Estrecho de Gibraltar ya no la vemos como una barrera, sino como un puente con la interacción de los últimos grupos de neandertales que se refugiaron en la Península Ibérica y los primeros sapiens que saltaron, produciéndose una convivencia que duró miles de años y que nunca se ha estudiado», sostiene el arqueólogo Pedro Cantalejo, guardián también de la Cueva de Ardales hasta su reciente jubilación, que no puede evitar el paralelismo con la actualidad con la migraciones desde África a Europa en pateras que muchas veces acaban en tragedias.
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La Cueva de la Victoria puede dar nuevos dataciones de ocupación de estas poblaciones en la provincia ya que «vamos a intentar llegar al último suelo de los neandertales», anticipa el investigador, que añade que las excavaciones continuarán, al menos, hasta 2025 con una nueva campaña el año que viene, según lo acordado con el Ayuntamiento de Rincón de la Victoria, que ha apoyado la recuperación de esta cavidad para rescatarla de su abandono y situarla en el mapa de la prehistoria en la Península, junto a la Diputación de Málaga, el Instituto de Investigaciones Cueva de Nerja y la Universidad de Cádiz. Además de las obtención de muestras también se catalogará el arte rupestre con tecnologías de imagen, mientras que en el equipo se cuenta con la colaboración de universidades internacionales y del Instituto Max Planck de Leipzig, uno de los más punteros a nivel científico con más de veinte Premios Nobel ganados por sus miembros.
Unos trabajos que además tienen el interés de que no se realizan en el exclusivo ámbito investigador, sino que podrán ser observados por los visitantes. Así, como ocurre el resto del año, 20 personas al día tendrán acceso a la Cueva de la Victoria durante las excavaciones en visitas de dos horas de duración a un coste de 16,50 euros, unos ingresos con los que además se financian los trabajos que este año cuentan con un presupuesto de 26.075 euros. «Los que nos visitan usan nuestras mismas escaleras y espacios, y durante las excavaciones no desmontamos nada, sino que le contamos lo que estamos haciendo», apunta Pedro Cantalejo sobre una cavidad que ha despertado cuando nadie la esperaba.
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