Andrés Arenas y Enrique Girón descubrieron «de casualidad» un ejemplar de 'I must have liberty', la autobiografía que Isabel Oyarzábal escribió en inglés, su lengua materna. Ahondaron en su figura «y no dudamos en traducir» el libro, que aún no había sido editado en España. Lo titularon 'Hambre de libertad'. Algo parecido le ocurrió a la poeta malagueña Aurora Luque con María Rosa de Gálvez. La lectura de 'Safo' zarandeaba todo lo que había aprendido sobre el teatro español del siglo XVIII: «Me di cuenta de que está a la misma altura de Fernández de Moratín».
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Por eso, como directora del Centro Generación del 27, se empeñó en reivindicar el legado de algunas escritoras olvidadas: «La labor de recuperación no estará terminada hasta que no entren, una por una, en el ámbito académico y en los libros de texto». Luque considera que, en la literatura, como en el resto de artes, hay «una misoginia a priori, una hostilidad de tipo aristocrático por parte de los hombres que no quieren ceder terreno», una situación que a menudo conduce «a ridiculizar a las mujeres».
Son pocas las autoras malagueñas que han conseguido reconocimiento en vida. Incluso a María Zambrano, el caso más claro, se le resistieron las distinciones oficiales hasta que, en 1981, ya anciana, le fue concedido el Príncipe de Asturias. Siete años después obtendría el Premio Cervantes. «Nací para ser hija, discípula, para obedecer, y ya ves», le había escrito tiempo antes a su amiga Rosa Charcel.
Para Victoria Kent, coetánea de Zambrano, el triunfo fue convertirse en la primera mujer del mundo en ejercer como abogada ante un tribunal militar. Ensayista, también escribió una narración novelada sobre sus años en París, donde se refugió huyendo del franquismo. Humanizó el sistema penitenciario al mejorar el estado de las cárceles españolas y se opuso al sufragio femenino por temor a que la influencia de la Iglesia y el machismo perjudicaran a la República.
Las últimas dos décadas han sido especialmente prolíficas para la poesía malagueña.María Victoria Atencia, una de las voces más potentes de la Generación del 50, descorchó esta nueva edad de oro con libros como 'Marta & María' o 'Las contemplaciones'. Es doctora honoris causa por la Universidad de Málaga, Premio Nacional de la Crítica y Premio Reina Sofía. También Chantal Maillard goza del abrazo de críticos y lectores. Obtuvo el Premio Nacional de Poesía por el arrollador 'Matar a Platón' y, como Atencia, el Premio Nacional de la Crítica, en este caso por 'Hilos'.
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