La cuarentena despierta la creatividad

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Descuelga el teléfono con un café en la mano. Se lo acaba de preparar su hija de tres años, Gala, mientras Bruno, de uno, está a lo suyo. A Javier Castillo le sabe a gloria el desayuno, aunque el vasito de juguete que le ha tendido la pequeña está vacío. Esa es la escena que interrumpió ayer la llamada de SUR al escritor fuengiroleño, que ayer habría amanecido en Madrid tras la presentación prevista para el sábado de su nuevo libro, 'La chica de nieve', que aspiraba a ser la más espectacular del mundo editorial. En el mismísimo Nuevo Teatro Apolo. Pero el lunes pasado, el autor malagueño, uno de los tres que más vende en nuestro país, anuló su viaje y este «sueño» por la crisis del coronavirus y cambió la cita por un lanzamiento on line que hizo ayer en directo desde Mijas. «El mundo nos está diciendo que paremos y estemos con la familia. Hay que escuchar el mensaje», afirmó el escritor desde su entretenida reclusión.

«Tras cancelar la presentación, el miércoles nos vinimos a casa de mis suegros que tiene jardín y más espacio para los niños porque para ellos la vida es juego», explica el autor de 'bestsellers' que ha vendido 650.000 ejemplares de sus tres primeras novelas. Junto a Verónica Díaz, su pareja e influencer del mundo de la moda conocida como 'Just Coco', Castillo dedica estos días a sus hijos, a trabajar desde casa y a leer.

«Toda la gira se ha anulado, incluso la Feria del Libro de Madrid; lo importante ahora es que la gente se quede en casa», insiste el autor que, junto a otros escritores, ha renunciado a sus «derechos de autor» para que la editorial Penguin Random House dé acceso gratuito a sus libros a través de internet durante esta crisis. «Lo estamos intentando para que los lectores tengan un incentivo más para no salir de casa», dice el autor de 'El día que se perdió la cordura'.

«Esta obligación de quedarse en casa es también una cura a la vorágine de nuestras vidas y una oportunidad para cuidar de los nuestros», propone Castillo, que recuerda que las tecnologías reducen los límites del encierro casero. El propio autor hizo anoche uso de Instagram para presentar 'La chica de nieve' y, con picos de más de 3.000 personas conectadas, llegó a mucho más gente de las previstas en la fallida presentación en un teatro. «En esta crisis, las redes sociales no nos separan, sino que nos acercan», apostilló.

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1El pasado día 11, Ben Clark publicó un mensaje en su perfil en la red social Twitter que destila dos de sus pasiones: la poesía y el humor. Decía: «Nos faltará el papel higiénico, pero que no nos falte la poesía. Os propongo colgar #CoronaVersos en Twitter, en este hilo o donde sea. ¡Salud y poesía! Empiezo yo». Y empezó con 'Las respuestas, al dorso', de Juan Antonio González Iglesias. «#CoronaVersos, nació como una ocurrencia. No pensé que pudiera tener tanto tirón, pero visto con perspectiva sí es cierto que la gente tiene el deseo de compartir algo que le emocione», ofrece Clark (Ibiza, 1984), afincado en Málaga desde hace dos años y medio.

Premio Hiperión, Nacional de Poesía Joven, Ojo Crítico y Loewe, Clark lanzó esta iniciativa para enfrentar la adversidad de la pandemia a golpe de versos. «Creo que un momento de reflexión poética es muy bienvenido», reflexiona el poeta, que destaca la «doble comunidad» que ha visto crecer estos días: la que llega desde el compromiso cívico para frenar la expansión del virus y la que se ha ido expandiendo en la Red con los #CoronaVersos, cuyo mensaje original ha superado las 250.000 lecturas, según calcula el propio Clark.

El poeta llegó a la zona este de la capital procedente de su isla natal hace poco más de dos años y ahora enfila la cuarentena «observando el mar en la distancia». «Se ha visto que la gente está a la altura de las circunstancias. Los que hemos venido de fuera nos sentimos uno más. El apoyo de los vecinos, el casero, todo el mundo está apoyándose y eso es formidable. No vivimos en una sociedad tan aislada como a veces nos hacen pensar», añade el autor de libros como 'Los hijos de los hijos de la ira' (2006), 'La mezcla confusa' (2011) y 'La policía celeste' (2017).

«La noticia de la declaración del estado de alarma me pilló volviendo a Málaga, porque se han ido anulado todos los eventos que tenía previstos para marzo. Para muchos sectores esta situación es un desastre y para la industria cultural también».

Ahora Clark trata de mantener su rutina durante las próximas semanas. «Intento leer por la mañana y escribir por la tarde, con la esperanza de que algo de lo leído vaya permeando (ríe)», detalla el poeta, que también sigue fiel a los encargos que no se han cancelado, como reseñas en prensa y traducciones. Eso sí, con la llegada de la cuarentena el poeta ha introducido alguna pequeña variación en su escenario doméstico: «He trasladado parte del despacho al salón, así puedo trabajar viendo el mar y la bahía, incluso un poquito de la Farola».

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Este será su quinto disco. A la hora a la que atiende el teléfono debería estar grabándolo en la tienda de Royal Pianos con un equipo técnico profesional para lograr un sonido perfecto. «Ahora será totalmente diferente», vaticina José Carra desde su encierro en casa, justo después de terminar una clase de yoga por Instagram. Y añade: «No sé cómo definirlo ni qué va a salir de esto, será un disco 'pandémico'». El pianista malagueño sobrelleva la cuarentena registrando en casa su nuevo trabajo con el reto de hacer de la crisis una oportunidad.

«Tengo más tiempo para probar, para poder estar toda una mañana experimentando y grabando ruidos», explica. Rodeado de todos los «cacharros» que ha encontrado en su piso y con un micrófono amateur, Carra ha improvisado un estudio para grabar los nueve temas en los que ha estado trabajando en el último año. Será un proyecto «en precario», sin las comodidades o la nitidez de sonido de un piano de cola en una sala acondicionada, pero también eso tiene un valor. «Me gusta hacer música de lo que me está pasando en el momento, y qué mejor momento que este», asegura.

Por eso los temas están mutando a la velocidad del virus, transformándose según se suceden los acontecimientos. Junto al piano se colarán los ruidos habituales de la casa, de los vecinos, incluso se plantea capturar «cosas de la tele» monopolizada estos días por la pandemia. Todo quedará recogido con una cámara con la que documentará la experiencia.

Admite que no tiene miedo, sí «preocupación» por no poder visitar a sus padres ni saber cuánto va a durar esta situación de alarma. De momento le han cancelado cinco conciertos, perdiendo por el camino billetes de tren y de avión, y sabe que en los próximos días se caerán más citas de la agenda. «Es de locos, a ver cómo sobrevivimos», se pregunta.

Marcada en rojo está la fecha del 6 de junio, cuando está prevista la presentación en la Sala Unicaja de Conciertos María Cristina del disco al que da forma desde su confinamiento en casa. Músico curtido en el género jazz, este quinto trabajo –el primero de él solo al piano– coqueteaba más con el clásico que los álbumes anteriores. Hoy su resultado es tan incierto como la crisis del coronavirus. «Solo nos queda aprender de esto», concluye.

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Estaban poniendo sobre las tablas del Teatro Cánovas 'Put your hands up' cuando llegó el coronavirus y les bajó el telón. Y lejos de quedarse quietos en sus respectivas cuarentenas, Cristian Alcaraz y Ramón Gázquez han retomado un proyecto lanzado hace un año: la obra 'Sal de la pantalla y bésame', representada a través de Skype para un único espectador (y quienes le acompañen en casa estos días).

«Se trata de cuatro historias que tienen que ver con asuntos de actualidad, desde las relaciones sociales, hasta la sexualidad, pasando por las nuevas identidades», ofrece Alcaraz, poeta y actor malagueño, graduado en Dirección Escénica y Dramaturgia por la ESAD y autor de libros de poemas como 'Turismo de interior' (La Bella Varsovia III Premio de poesía joven Pablo García Baena) y 'La orientación de las hormigas' (Renacimiento), con el que recibió el premio Andalucía Joven Desencaja.

Explica Alcaraz que por el momento ofrecen cuatro historias breves, con la previsión de ampliar el catálogo a más piezas. «Cada uno de los 'performer' está en su casa. Vamos a actualizar y a cambiar algunos textos, porque nos interesan mucho los acontecimientos que están ocurriendo a través de la Red», añade el autor malagueño.

Alcaraz presenta el proyecto como «un encuentro íntimo y digital entre un espectador y un 'webcamer». Para acceder a la función, los interesados se inscriben a través del correo electrónico (en la dirección infogazquezalcaraz@gmail.com), luego se crea un grupo en una aplicación de mensajería instantánea donde se ofrecen las funciones-actores. «Entonces el usuario o usuaria puja por el 'performer' que más despierte su interés. Si vence, entra directamente al vínculo digital», detalla el promotor junto a Gázquez de 'Sal de la pantalla y bésame'.

Las primeras funciones están programadas los días 20 y 21, entre las 21.00 y las 1.30 horas con pases de 15 minutos para cada pase privado. «El 'webcamer' y el espectador comparten la intimidad de sus habitaciones en el espacio digital de forma privada. Nadie conocerá lo que allí ocurre», avanza Alcaraz antes de reivindicar: «Debemos permanecer en nuestras casas, pero queremos seguir haciendo teatro».

Así que al otro lado del rectángulo luminoso esperan los actores María del Alba Tenorio, Enrique Doménech, Alessandra García y Juanfran Contreras. Ahora sólo falta apuntarse, salir de la pantalla y besarlos.