Hay un cuadro fantasma en el Museo Ruso
Pintura ·
El artista malagueño Julio Anaya recrea en una intervención efímera la 'Vista de Málaga' de Aivazovsky, que ahora protagoniza una exposición en la filial
Pintura ·
El artista malagueño Julio Anaya recrea en una intervención efímera la 'Vista de Málaga' de Aivazovsky, que ahora protagoniza una exposición en la filialJulio Anaya es un fantasma. Bueno, mejor escrito, su obra. Porque delante de sus pinturas queda la misma duda que ante la posibilidad de un ... espectro, la incertidumbre sobre si es real o no aquello que tenemos delante. Todo indica que sí, pero quizá no. Quién sabe. Porque Julio Anaya Cabanding ha creado una obra tan singular como potente, basada en la idea del trampantojo y, con ella, ha dejado atrás el territorio de las promesas para convertirse en una de las realidades más brillantes del arte contemporáneo español, en uno de los jóvenes creadores malagueños de mayor proyección internacional. No en vano, la pieza que ahora remata en la Colección del Museo Ruso iba a ejecutarse hace unas semanas, pero antes Anaya debía culminar la ambiciosa exposición individual que ahora protagoniza en Los Ángeles.
Publicidad
«Esta propuesta me llega a través del profesor y crítico de arte Juan Francisco Rueda. El día del montaje de la exposición, esta pieza no pudo venir por cuestiones geopolíticas, debido al conflicto en Crimea. Esa idea me fascinó. En principio, se suplió esa ausencia con una recreación, pero después me llegó la propuesta por parte de Rueda y de José María Luna (director de la agencia municipal que gestiona el Museo Ruso) para realizar esta intervención y me 'puso' muchísimo la idea», comparte Anaya (Málaga, 1987) mientras se afana en la reproducción de la 'Vista de Málaga' (1854) de Iván Aivazovsky, el gran marinista ruso que ahora protagoniza una de las exposiciones temporales en la filial de Tabacalera.
Anaya recrea el lienzo original con su marco en una intervención efímera sobre los muros del Museo Ruso. Cuando termine la muestra, la pieza desaparecerá. Forma parte del juego, de la esencia de la propuesta de Anaya, crecido como artista en las obras callejeras y asentado en el circuito del arte internacional a partir de esa apuesta irrenunciable por la tradición de la pintura, que él lleva a su terreno para firmar recreaciones fieles hasta las propias sombras que proyectan los marcos de los cuadros. Piezas que en su etapa más reciente elabora sobre cartones reciclados de la basura y que combina con sus trabajos urbanos en una trayectoria que le ha convertido en uno de los artistas actuales más cotizados del momento, con una amplia lista de coleccionistas en varios continentes.
«Es algo que siempre había querido hacer: intervenir el recorrido oficial de la exposición, representando uno de mis trampantojos», comparte Anaya sobre su nuevo trabajo en el Museo Ruso. Porque el artista malagueño ya intervino en 2019 y hasta el pasado mes de febrero en la filial instalada en Tabacalera. Fue en el marco del ciclo Málaga de Festival (MaF) y su pieza ocupaba el rellano junto a las escaleras interiores que dan acceso a las salas expositivas. Ahora desembarca Anaya en el corazón del Museo Ruso y lo hace de la mano de una obra que guarda una historia fascinante. La cuenta el propio Anaya.
Publicidad
«Aivazovsky hizo un viaje que le llevó a Málaga. Tomó apuntes muy, muy esquemáticos y pintó esta vista diez años después. Analizando la obra antes de entrar en faena me he dado cuenta de su extraordinaria habilidad. Emplea como base una gama de colores muy saturada, pero muy bien colocada. A nivel técnico fue muy inteligente y no sé si antes de los románticos se han dado pinturas de este tipo. Empleó esa base de colores muy sólida y sobre ella hizo los grafismos, casi como si estuviera escribiendo encima. Se trata de un ejercicio sintético y eso le permitió avanzar en el proceso muy rápido», brinda el artista malagueño.
Además, Anaya recuerda cómo esa vista de Aivazovsky fue tomada años más tarde por Eduardo Ocón, copiado a su vez por José Ruiz Blasco, padre de Pablo Ruiz Picasso, que con seis años también reprodujo el cuadro original que ahora recrea Anaya. «Ese juego de espejos me parece fascinante, sin olvidar el hecho de que alguien como Aivazovsky, viviendo desde tan lejos, estableciese esa vista como algo paradigmático de la imagen de Málaga», ilustra el artista.
Publicidad
«La obra es un espectro –cierra– y es una pieza efímera, porque se marchará cuando concluya esta exposición. Mi idea es que el visitante se pregunté donde está la recreación, la pieza que es 'falsa', y cómo la original sigue estando y permaneciendo en su espacio original». Un juego, una duda, frente a ese 'cuadro fantasma' de Julio Anaya que ahora brota de la pared del Museo Ruso.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Te puede interesar
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.