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carlota hernández
Sábado, 28 de mayo 2022, 17:59
El director Arnaud Bernard traslada la tragedia verdiana Il Trovatore a la Guerra de la Independencia española. En ella asistimos a la venganza de la zíngara Azucena, que pretende llevar a cabo contra el Conde de Luna, culpable de la muerte de su madre, a ... la que condenó a la hoguera. En pleno delirio, Azucena mata a su propio hijo. Posteriormente entra en escena Leonora, de quien está enamorado el Conde de Luna, y Manrico, el trovador e hijo adoptivo de la gitana, rival del Conde por el amor de la joven. El amor del poeta es correspondido por Leonora, algo que no acepta el Conde y que lo llevará a sentenciar al poeta a muerte. Ante esto, Leonora decide entregarse en matrimonio al Conde en un intento de salvar a Manrico pero en secreto se envenena antes de que se pueda consumar la boda. Momentos después de la ejecución del trovador, su madre adoptiva confiesa el parentesco de este con el Conde de Luna: ambos son hermanos.
Esta ópera, perteneciente a la «trilogía popular» de Verdi junto con La traviatta y Rigoletto, es quizás una de las más románticas del compositor de Busseto. En esta línea romántica destacan unas magníficas voces de Juan Jesús Rodríguez, Rocío Ignacio, Carmen Topciu y Jorge de León acompañadas de interpretaciones apasionadas que nos permiten conectar con emociones como el miedo, el amor, los celos y el odio, presentes en los cuatro actos. La Orquesta Filarmónica de Málaga consigue con su grandilocuencia dar color a la historia del trovador y a la decadencia del palacio del Conde de Luna.
La propuesta escénica que firma Bernard presenta una escenografía consistente en una cámara blanca que recuerda a puestas en escena de directores contemporáneos como Romeo Castellucci con su Flauta Mágica o Rafael Villalobos con su versión de Tosca. Los únicos toques de color -dentro de una paleta muy estudiada- que rompen con ese espacio aséptico son a través del vestuario, perfectamente contextualizado y rico en detalles, y a la iluminación, sencilla pero muy efectiva. Una puesta en escena cuya dramaturgia se sintetiza con el cuadro de Goya, Los fusilamientos del 3 de mayo, que abre la obra, y a través del cual se hace un paralelismo con el funesto destino del joven trovador.
El coro, formado por el Coro de Ópera de Málaga, hace un buen trabajo vocal, aunque desluce en cuanto a movimiento escénico, concretamente en las escenas donde forman el ejército personal del Conde. El movimiento queda sucio y caótico, falto de acciones concretas que den cohesión y sentido a su papel en escena, además de falta de refuerzo de la tensión dramática creada en escena gracias a solistas y orquesta. Es quizás la única pega a una producción fresca y original que nos traslada a una época convulsa de la historia de nuestro país y que cierra una más que interesante XXIII Temporada Lírica del Teatro Cervantes de Málaga.
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