Cristina Savage: el arte como arma feminista

Usted no encontrará aquí una obra de arte; al menos, una obra de arte como esa idea se ha instalado en el imaginario colectivo de la mayoría: un objeto hecho para ser contemplado, a menudo en busca de una belleza canónica. Aquí ese objeto es «un arma». Lo avisa Cristina Savage, que ha hecho de su obra un proyecto en construcción y revisión permanente, multidisciplinar y libre, con la proa puesta en la lucha feminista. Afincada en Málaga desde hace casi dos décadas, Savage hace doblete en la agenda expositiva de la ciudad con dos proyectos distintos y complementarios: 'Quitando lo viejo' en el Contenedor Cultural de la Universidad de Málaga (UMA) y '¿Qué hago con mi polla?' en La Casa Amarilla.

«De alguna manera, estos proyectos ilustran mis dos maneras de trabajar y es una suerte que ambos hayan podido coincidir en el tiempo y casi en el espacio«, avanza Savage (Connecticut, 1979), nacida en Estados Unidos, criada en Hong Kong, formada de nuevo en Estados Unidos y recalada en Málaga allá por 2003 como parte del equipo del departamento didáctico del Museo Picasso Málaga.

Y es justo en los museos y centros de arte donde se desarrolla el proyecto 'Quitando lo viejo', del que ahora hace memoria Savage en el Contenedor Cultural. Así, la 'performer' repasa las acciones realizadas en el marco de este proyecto en espacios como el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, la feria de arte contemporáneo Arco y el Centre Pompidou Málaga. En todos ellos, Savage y un creciente grupo de colaboradoras se ataviaban como limpiadoras para echarle un paño al machismo que sigue imperando en el relato hegemónico del arte.

«El porcentaje de mujeres dentro de los museos y centros o ferias de arte depende de la plantilla de limpiadoras», remata Savage sobre esta acción que quiere poner el foco y el dedo en la llaga de la escasa visibilidad del trabajo de las mujeres artistas. «Me interesa mucho cómo en esta acción la figura de la limpiadora pasa de ser invisible a una presencia dominante», detalla Savage sobre 'Quitar lo viejo'. Y con esa premisa, reúne en el Contenedor Cultural el trabajo realizado en torno a este proyecto durante los últimos años, en una propuesta comisariada por Sara Sarabia que podrá visitarse hasta el próximo 25 de marzo.

Un día antes, el 24, está prevista la clausura en La Casa Amarilla de '¿Qué hago con mi polla?', donde Savage explora otra de las constantes de su trabajo: las tensiones entre identidad y género. Para ello se enfunda la piel de Cristian, su alter ego masculinizado, nacido después de pasar por una histerectomía que le llevó a reflexionar sobre el complejo freudiano de la castración, de nuevo, desde una perspectiva combativa y libre.

«Quise explorar esa parte de mi género. Cambié mi nombre en Facebook, cambié mi manera vestir, pero casi la única que se daba cuenta era yo», aborda la arista que, a través de Cristian, emprendió la labor de bordar como «método de sanación y tarea vinculada a lo femenino». Un afán que miraba a los cuerpos cosidos de Louise Bourgeois y a la propia anatomía como jaula lacaniana a partir del arnés que luce Cristian en esta instalación.

«Hace un año, como mujer, me desperté de una operación y descubrí que me habían hecho una histerectomía en un procedimiento para retirar unos implantes anticonceptivos; la sensación de castración fue abrumadora. ¿Había perdido mi 'pene'? ¿Cómo iba a procesar mi feminidad? Sentí que tenía que castrarme para asimilar el trauma. Dejé de afeitarme», ofrece Savage en el texto que acompaña al montaje que la creadora plantea como «una lucha por consentir el pelo, el cambio». En carne propia, como la potente 'performer' que es: «Y al fin y al cabo no es una cuestión de masculinización, es una cuestión de aceptación. Cristian me ha ayudado a coser mi herida«.

Porque si usted está esperando aquí una obra de arte al modo de un objeto inerte, no es el caso de Cristina Savage.