Cruce de Vías

Corazonada

Hay relaciones que se ven venir. Otras parecen imposibles, sin embargo funcionan

Voy a presentar a dos personas con las cuales mantengo una profunda amistad y sin embargo nunca habían coincidido: «Ester, Javier». Al mencionar sus nombres descubro que riman y los repito a la inversa para concluir el poema: «Javier, Ester». No hacen ningún movimiento de ... aproximación, como si una fuerza suprema los hubiera paralizado. Al fin sonríen y ella lamenta que desde hace demasiado tiempo no besa ni estrecha la mano de nadie. Afirma que durante los últimos meses la ciudad se ha convertido en un lugar misterioso y solitario: «No la reconozco, como si nunca hubiera vivido en ella». Javier y yo asentimos con un movimiento de cabeza. Les propongo tomar una copa en el bar que hay justo al doblar la esquina. Tras saborear el primer trago de cerveza, Ester confiesa entusiasmada que esta misma noche ha conocido al amor de su vida. Nos habla de un sueño tan real que al despertarse lo ha buscado con la mirada por el dormitorio. No le pone cara, pero a pesar de no recordar su imagen tiene la sensación de conocerlo de toda la vida. Javier la mira asombrado, como si el personaje del sueño fuera él. «¡No lo puedo creer!, yo soñé lo mismo hace un par de días. Me enamoré de una mujer que nada más verla tuve la sensación de ser viejos amigos», exclama sorprendido. Los dos sonríen como si hubieran recibido una buena noticia. Mientras ellos se dedican a desvelar los secretos de sus respectivos sueños, yo hago recuento de las distintas parejas que he ido presentando a lo largo de los años y las repercusiones que ese encuentro tuvo en sus vidas. Ahora mismo creo estar presenciando el nacimiento de una nueva relación amorosa. Los dejo un instante para ir al baño. Me lavo las manos como Pilatos. Al mirar el espejo, veo reflejada la imagen de la Celestina. Un día Javier me sugirió montar una agencia matrimonial: «Te harías rico, eres un especialista en marcar el destino de la gente».

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Al volver del baño me sorprende ver cómo han intimado en los apenas tres minutos que he estado ausente. Los imagino cogidos de la mano y besándose al salir del bar. Hay relaciones que se ven venir. Otras parecen imposibles, sin embargo funcionan. Me detengo a pensar en los pequeños detalles que cautivan a los enamorados y cómo las parejas se van adaptando a las circunstancias con el paso del tiempo. Pienso en las edades del amor y la tragicomedia de la vida. Pienso en el enorme peso de una sola palabra capaz de cambiar el futuro. No sé lo que pasará mañana entre Ester y Javier, simplemente lo intuyo. Una corazonada. Quizá no se vuelvan a ver. Hay relaciones efímeras que nunca se olvidan. Ese otro mundo misterioso, la vida que pudo ser.

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