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El equipo del Contenedor Cultural, a sus anchas. SUR
Al contenedor

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El Contenedor Cultural se ha convertido en punta de lanza de la creación artística como arma de combate 'queer' y LGTBI

Domingo, 5 de mayo 2019, 13:29

'A veces miento por no hacer daño o por contar una verdad, porque hay muchas verdades que sólo se pueden contar mintiendo, porque son demasiado grandes. Susana Vergara pone voz y carne a las palabras de Gloria Fuentes sobre el escenario en sombra'. Palabras que Ángelo Néstore ha llevado a su terreno, a su vida y su poesía, en la pieza teatral 'Esto no es un monólogo, es una mujer', que lanza: «Antes de nombrar a Fuertes, hablemos mejor de verdad de educación y feminismo porque, entonces, feminista sería boicotear este monólogo de mierda sobre Gloria Fuertes».

Educación y feminismo un miércoles de febrero a media tarde, ya de noche, en la periferia física y conceptual de esa ciudad dentro de la ciudad que es la Universidad. Allí, en terrenos ganados a la burocracia se levanta desde hace tres años el Contenedor Cultural de la UMA, artífice de algunas de las propuestas menos complacientes que pueden verse por aquí. Ahí Néstore, por boca de Susana: «Estoy harta de este feminismo enlatado, de chapitas, de bolsas de tela que os deja dormir en paz y soñar con un mundo mejor. Yo soy actriz y por tanto me niego a formar parte de este teatrillo que habéis montado un puñado de burgueses para luego subir una foto en Facebook o en Instagram y recibir dudoso consenso ajeno. Hashtag Yo Soy Gloria Fuertes, Hashtag Teatro Feminismo Gloria Fuertes. Hipócritas».

Frente a la hipocresía bienqueda de otras instituciones pendientes de las fotos y de las cuotas, el Contenedor Cultural se ha convertido en punta de lanza de la creación literaria, escénica y audiovisual entendida como arma de combate 'queer' y LGTBI. De Putochinomaricón a 'La vida de Adele' de Gloria Fuertes a Villa Puchero Factory, el Contenedor Cultural ha demostrado su capacidad para mantener un discurso tan vigoroso como diverso, poniendo siempre la proa en la visualización de propuestas que no suelen encontrar cobijo en espacios más comedidos. Pero aquí la transgresión con ambición intelectual ha encontrado la horma de su zapato en la inquietud de Alessandra García y sus secuaces. Y así, un equipo joven y talentoso con el respaldo de la institución académica ha cuajado en una iniciativa capaz de espolear la agenda cultural desde la lejanía –quizá más mental que geográfica– de Teatinos.

El Contenedor Cultural cumple tres años y apuntala la pata que le faltaba con el Espacio 0, una nueva sala de exposiciones dedicada a la creación contemporánea y estrenada estos días con un montaje sobre eso que ahora se llama creación urbana. Eso sí, llega con la mirada puesta en un campo interesante: el trabajo plástico de alumnos, profesores y otros componentes de la comunidad universitaria. Algo así como el hermano grande de la Galería Central que desde hace una década convierte un recoveco de la Facultad de Comunicación en un sugerente escaparate artístico.

Con la apertura de Espacio 0, en realidad con todo el Contenedor Cultural, la Universidad firma una estrategia inteligente y resultona: mantiene en el cogollito local su pica del Rectorado al cobijo del Paseo del Parque, con su salón de actos, su espacio expositivo y su capacidad de representación institucional en el corazón de la ciudad y, de otra parte, despliega desde el campus de Teatinos, de la mano del Contenedor Cultural, una suerte de Caballo de Troya dinámico y festivo contra los rigores académicos.

Por eso, el caso del Contenedor Cultural muestra de nuevo que las propuestas de una institución pública no dependen tanto de las inercias internas como del empuje de quienes deben llevarlas a cabo. Y aquí, por ahora, la cultura va al contenedor del entusiasmo.

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