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CRISTINA PINTO
Sábado, 8 de octubre 2022, 00:50
Silencio y oscuridad en la habitación negra. Pronto se ilumina y un leve ruido invade esa pequeña sala. En la imagen tres nadadoras parecen casi atravesar la pantalla con sus movimientos que forman una coreografía simple pero compleja; hay algo que la convierte en hipnótica. ... El reloj de la piscina que refleja en la imagen marca las 10.44 horas. Pero en la realidad son las doce del mediodía, no existe piscina y esa habitación negra es el comienzo de la exposición que se inaugura en La Térmica, la más ambiciosa hasta la fecha de la fotógrafa eslovaca María Svarbova: 'This is my Swin Lane', o lo que sería lo mismo, 'Este es mi carril de natación'. Ese por el que nadan las imágenes de esta joven: «Cuando miro por el visor veo un mundo paralelo. Es un mundo imaginario que funciona en un plano temporal diferente», concreta la eslovaca en una frase también visible a la entrada de la exposición. Ese mundo que se crea desde los ojos de Svarbova tiene mucho que ver con su interés por la arquitectura y los espacios de la época comunista transformados con una visión moderna.
«La memoria es muy importante en mi trabajo, me encanta mi infancia y esos recuerdos. Yo nací poco después del comunismo y todo lo que es la arquitectura y el diseño de esa época me rodeaba; he crecido entre esos elementos y ahora he intentado demostrar mis memorias y raíces a través de la fotografía. Este es mi idioma y mi lenguaje», detallaba Svarbova tras la presentación de la muestra. Nacida en 1988 comenzó su carrera como fotógrafa en 2010 y en 2014 se dio a conocer por su serie 'Swimming Pool', de la que se puede disfrutar en esta exposición de La Térmica. A partir de ahí se hizo un hueco en la escena artística internacional apareciendo en medios como The Guardian, CNN o Forbes.
El carril de natación de Svarbova de 'Swimming Pool' es simétrico, perfeccionista e incluso puro en su trazo. Pero rebelde en su significado. 'Zákaz Skákania' se lee en muchas de las paredes de las piscinas que fotografía la eslovaca. 'Prohibido saltar', significa. «Demuestra la anarquía, pone 'prohibido saltar' y ellos van saltando. Es una muestra de rebeldía con un recuerdo de lo dura que era esa época», explicaba la artista. La simetría en la obra 'O2', compuesta por cuatro fotografías de la serie 'Body Swimming' de 2016, es algo que destaca en toda la muestra: los cuerpos de los nadadores se reflejan de forma exacta en el agua de la piscina creando un doble cuerpo fusionado en uno solo. «Es increíble la simetría», comentaban varios visitantes.
Ese estilo surgió de la nada, o así lo explica cuando recuerda su primer día para fotografiar en el agua: «Quería hacer retratos en la piscina... Pero cuando me fijé en la arquitectura y el reflejo hice esas. Reflejan la tranquilidad y la calma en el agua; aunque no solo los sitios son lo importante en mi trabajo, también las personas», concretaba la fotógrafa. Ella misma es la directora artística: «Les digo a los modelos: ¡Ahí quietos!», desvelaba con sentido del humor cómo consigue transmitir lo que busca a las personas que aparecen en sus imágenes.
Sentimientos, colores, instinto... Muchas de sus fotografías parecen pinturas y es que Svarbova desde muy pequeña quería pintar, hasta que le regalaron la cámara: «Quise ser pintora, pero cuando me regalaron la cámara... ¡Fue amor a primera vista!», reconocía. Durante la presentación de la muestra estuvieron presentes el presidente de la Diputación, Francisco Salado; la vicepresidenta segunda, Natacha Rivas; la directora general de Cultura, Nani Soriano, y la comisaria de la exposición, Dumia Medina. Pasearon mientras Svarbova les explicaba detalles de su exposición: «No tengo ninguna favorita, pero si tuviera que elegir me quedaría con la serie 'The Butcher' porque la carnicería que sale era de mi pueblo donde todavía viven mis padres», desvelaba la fotógrafa eslovaca.
Los colores «suaves y simpáticos», como ella misma les llama, están de lleno en la serie 'Futuro retro': «Intento unir ambas cosas y utilizar colores que me distinguen de otros fotógrafos. Juego con unos contrastes duros que llegan a conseguir como una fotografía psicológica en la que el espectador se cree su propia idea de lo que está pasando», desgrana la eslovaca sobre las fotografías.
No son más que imágenes futuristas en espacios de otra época, en este caso, la comunista. Esa arquitectura que tantos recuerdos trae a la mente de María Svarbova, que los transforma como quiere desde el objetivo de su cámara. Incluso hasta llegar con dulzura al 'futuro retro'.
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