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Long John Silver sigue vivo. El pirata por excelencia dentro del imaginario colectivo, con largas patillas y pata de palo, vio la luz por primera vez en 1883 bajo el manto de un clásico: 'La isla del tesoro'. Ahora, casi 140 años después, el guionista Xavier Dorison y el dibujante Mathieu Lauffray, ambos franceses, rinden homenaje a R.L. Stevenson con una secuela en forma de integral que de haber seguido vivo el padre de la obra original, hubiera alabado.
¿Qué fue de John Silver el Largo? La pregunta recibe respuesta al poco de comenzar el cómic. El pirata vive en 1785 retirado de su vida en alta mar, rodeado de bellacos, en la ciudad de Bristol. Una mujer, Lady Vivian Hastings, debe rodearse de un grupo de duros hombres que sean capaces de llevarla hasta las Américas para toparse con su marido, al que hace meses que no ve porque puso rumbo a los confines del Amazonas. ¿La promesa para conseguirlo? Encontrar el tesoro de Guyanacapac, el mayor que ha visto el ojo humano. Una oferta que ningún pirata, por muy retirado que esté, podría rechazar.
Esta premisa es la que Dorison utiliza para traer de vuelta a un hombre del que nadie debería fiarse. Una persona capaz de arrancar cualquier vida a cambio de unas monedas. Pero en el fondo, hay honor entre ladrones y existe un código que ni el mismísimo Silver sería capaz de traicionar: un pacto de sangre.
Poco más se puede contar de la trama sin revelar nada importante al lector. Pero no hace falta hacerlo para confirmar que estamos ante una de las mejores historias de piratas dentro del noveno arte. Dorison es un maestro en la pluma y ya había coqueteado con otras obras donde el mar era su telón de fondo, como la muy recomendada 'Asgard', pero en 'Long John Silver' consigue enganchar al lector desde la primera viñeta hasta la majestuosidad de la última. Un relato de piratas, cargado de ingredientes clásicos y giros de guion que va in crescendo hasta el desenlace final de la obra.
Por suerte, el dibujo también acompaña a la narrativa, desarrollando unas viñetas que en ocasiones harán que nos detengamos varios minutos a observar cada detalle. Los rostros de los protagonistas, las escenas de acción… todo está cuidado de forma minuciosa con el trazo típico del estilo franco-belga.
Norma Editorial ha decidido, diez años después de que comenzara a publicarse en España la obra, que merecía una versión integral. Y es este tomo de gran formato el que acaba de llegar a las librerías, incluyendo, además de las cuatro historias que componen la trama completa, un compendio de ilustraciones y bocetos a modo de extras en su parte final.
LAS RECOMENDACIONES
Más de 20 años después de que Jim Starlin ideara uno de los mayores villanos del Universo Marvel, con permiso de Galactus, Thanos volvió a protagonizar una serie de cómics en los que Adam Warlock y Muerte, la amada del Titán loco, estaban muy presentes. Con una calidad narrativa inferior a la de la etapa original, encontramos un tomo no apto para estómagos novatos dentro del noveno arte, con premisas y planteamientos que requieren de un bagaje notable para poder ser entendidos en plenitud. Eso sí, aprovechando el final de Vengadores en cines, es una recomendada obra de consulta.
Allá por los noventa, coincidiendo con el estreno de la película de Francis Ford Coppola, Ediciones B publicó en nuestro país una adaptación a cómic que contaba con dos célebres firmas: Roy Thomas y Mike Mignola. El primero, consagrado guionista de Marvel que había destacado por su trabajo con Conan; el segundo, padre de Hellboy. Juntos idearon un tebeo que en España, tras ser descatalogado, se convirtió en grial para los coleccionistas. Se han necesitado casi 30 años para volverlo a ver en las estanterías, aunque ahora con una edición de lujo en blanco y negro. Una joya para los seguidores del género vampírico.
En un periodo en el que el periodismo está más en tela de juicio que nunca, sobre todo por el auge de las «noticias falsas» y la desinformación, el cómic de Warren Ellis ('Planetary) y Darick Robertson ('The Boys') cobra más relevancia que nunca. En un futuro no muy lejano, el periodista Spider Jerusalem regresa tras cinco años de retiro a un mundo dominado por la corrupción política y el fanatismo religioso. Su mordaz pluma será capaz de tumbar esa sociedad establecida que solo beneficia a unos pocos. Un cómic transgresor, del que disfrutará el público crítico y, sobre todo, el interesado en el Cuarto Poder.
Una joya del noveno arte. Con estas cinco palabras se podría definir el tomo integral que Panini dedica al Ojo de Halcón de Fraction y Aja. Y no es que sea bueno por el personaje, que también, sino porque el tándem que firma el cómic ha hecho un trabajo impecable, diferente y fresco, que destaca narrativa y visualmente sobre cualquier otro cómic publicado durante estos últimos años. Con un estilo artístico más cercano al diseño e ilustración, el español David Aja logró hacerse con varios Eisner, el gran premio del mundo del noveno arte, por saber plasmar el día a día de la vida de Clint Barton.
Aprovechando el reciente estreno en cines de ¡Shazam!, ECC rescata el cómic en el que se encontraban por primera vez los dos grandes titanes de DC Comics: Superman y Capitán Marvel. Similares en apariencia física y opuestos en lo que a poderes se refiere (uno los tiene de nacimiento y le provienen del Sol, y el otro es un niño que los adquiere mediante magia cuando pronuncia el nombre de un hechicero), la obra genera una confrontación entre las formas de actuar de sus protagonistas. Un cómic ligero y ameno que nos hará disfrutar durante el tiempo que nos lleve su lectura.
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