De la ciudad evangelizada a la duquesa afiebrada: Manila y Lucrecia Borgia
Albas y ocasos ·
Secciones
Servicios
Destacamos
Albas y ocasos ·
maría teresa lezcano
Domingo, 24 de junio 2018, 00:30
El veinticuatro de junio de 1571 nacía oficialmente, junto a la desembocadura del río Pásig, la ciudad de Manila. Tras ser invadida por el sultán de Brunei, Manila fue conquistada por los españoles y convenientemente cristianizada, primero por los agustinos que condujeron a los ... autóctonos por esos senderos mendicantes de la pobreza evangélica; después por los no menos mendicantes franciscanos; más tarde por los dominicos aficionados a inquisicionar lo suyo y por los jesuitas que les dieron a los nativos una sobredosis de ejercicios espirituales en horario de canícula máxima, y finalmente por los agustinos recoletos, los cuales, como bien indica su recoletilla, eran unos frailes a quienes les gustaba orar donde Cristo perdió las sandalias.
Ya bautizada como «la perla de Oriente» por su ubicación en las rutas de comercio marítimo del Pacífico, Manila fue sucesivamente asediada por los chinos; conquistada por los británicos que la saquearon a conciencia; por los estadounidenses que saquearon las migajas que habían dejado los ingleses; descoyuntada por numerosas revueltas locales y por un motín de los soldados indios; recuperada por los japoneses que la convirtieron en base de operaciones guerreras segundomundialescas; arrasada de nuevo por los estadounidenses en su pelea con los japoneses; castigada por los japoneses por haber dejado entrar a los americanos del norte; independientemente republicanizada junto con el resto del territorio filipino; dictatorialmente gobernada por Ferdinand Marcos y los tres mil pares de zapatos de su esposa Imelda; revolucionada y desmarcada de los Marcos a los que envió a tomar monzón estacional; desgarrada por las insurgencias, los movimientos separatistas islámicos y la corrupción; barrida por el supertifón Haiyan que dejó el archipiélago como jaspe pulido, y actualmente considerada como la ciudad más densamente poblada del mundo, aventajando a las mismísimas Calcuta, que ahora se llama Kolkata y Bombay que ya es Mumbai.
Por no hablar del mantón de Manila que es en realidad chino de la China antigua. ¿Habla usted tagalo?
Cincuenta y dos años antes del nacimiento de Manila moría en Ferrara Lucrecia Borgia, hija no de papá sino de papa, en este caso Alejandro VI, y de una de las numerosas amantes que el obispo de Roma en funciones tuvo y mantuvo en sus palacios privados. Familiarmente formada en un entorno adscrito al maquiavelismo como fórmula política y a la corrupción sexual inherente a todo papado renacentista que se precie, Lucrecia fue desposada en primeras nupcias con Giovanni Sforza por aquello de la unión hace la sforza, más cuando se trata de una reputada familia milanesa, y en segundas nupcias, cuando los Sforza ya le resultaron superfluos al papa y papá Borgia y previa obligada declaración de impotencia marital por parte de Giovanni y su correspondiente anulación matrimonial, con Alfonso de Aragón.
Entre anulación y nuevo enlace, enviaron a Lucrecia a un convento, donde se quedó embarazada, no del espíritu santo como pareciera corresponder a las circunstancias conventuales sino de un incesto, con su hermano César según algunas versiones y con su papá papa según otras; ambas ratificadas con dos bulas papales que declararon, la primera que el padre que parió a la lucreciana criatura era su hermano César, y la segunda que fue el papá papa quien había engendrado, simultáneamente aunque no por un efecto de bilocación sino de bilocución más o menos interjectiva, a su hijo y a su nieto. Ya recasada con Alfonso de Aragón, a Lucrecia no tardaron en dejarla viuda en cuanto a la familia Borgia le dejó de interesar la alianza aragonesa, intentándolo primero con un premeditado acuchillamiento mediante sicarios interpuestos y, cuando Alfonsito sobrevivió al atentado, por estrangulamiento domiciliario de finación exprés.
Acto seguido volvieron a casar a Lucrecia, esta vez con el duque de Ferrara, en cuya ciudad homónima se le despertó a la flamante duquesa una notable inclinación hacia las artes en general y hacia el poeta Pietro Bembo en particular, la cual fue simultaneando con embarazos y partos encadenados hasta que el último de ellos, siendo infectada tras ser incestada, la desborgió tenazmente a fiebres puerperales y la enmonasterió póstumamente en el ferrariano Corpus Domini, donde fue también góticamente sepulcrado, quince años más tarde, el que fue su viudo y que en el interín en que aún respiraba fue excomulgado por el sucesor papal de su suegro Borgia, un Della Rovere cuyo lema venía a decir que la fortuna favorece a los audaces. El de los Borgia era «O César o nada». Ci vediamo.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.