Toledo, posa para SUR en el Centro Cultural de Benalmádena, con motivo del Festival Internacional de Cine. M. RIVAS

Willy Toledo: «Un mensaje para los que me vetaron: os he ganado»

Acude al Festival de Cine de Benalmádena para promover la labor del certamen audiovisual del Sáhara, en el que lleva años involucrado

Sábado, 5 de noviembre 2022, 00:01

Hubo una etapa en la que a Willy Toledo le importó la opinión de los demás; por supuesto, eso ha quedado en el olvido. Siempre calaron muy hondo en él las injusticias sociales y la capacidad de la 'gente importante' para mirar hacia otro lado. ... A día de hoy, tras un 'exilio' laboral, persecuciones, vivencias extremas y muchas reflexiones, hay quienes olvidan que es actor, porque a veces prima demasiado su faceta activista. Él es así, polémico aunque no lo quiera; quizá la sociedad no esté acostumbrada a que alguien opine libremente, más allá de que uno comparta o no sus pensamientos. Desde el Festival Internacional de Cine de Benalmádena, en esta ocasión como colaborador en los proyectos del Festival de Cine del Sáhara, el reconocido actor atiende a SUR.

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–¿Cómo empezó con este proyecto de la Escuela de Cine Saharaui?

–Fui por primera vez al Festival de Cine del Sahara cuando me invitaron, luego formé parte de la organización, luego coordiné el Festival durante tres años y ahora sigo colaborando.

–Cuando llega al poblado, ¿qué es lo que más le sorprende?

–Todo. Nunca había visto algo parecido. El hecho de que hayan sido capaces de construir un estado de la nada cuando sólo hay piedras y arena… Que hayan construido casas, hospitales, escuelas, teatros, centros culturales... Y luego la resistencia y la hospitalidad, su cultura milenaria, poesía, música...

–Siento que se identifica mucho con ese pueblo…

–Sí, desde niño. Mi padre, que era canario, y el pueblo canario tenía mucha relación histórica con este pueblo, me contaba el conflicto desde que era muy niño. Y ya desde que fui por primera vez a los campamentos, estaré con ellos siempre. Son mis dos cosas favoritas: derechos humanos y cine.

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–¿Se siente un refugiado?

–Me siento un apátrida (ríe). No, no me siento refugiado porque sería faltarle el respeto a los refugiados; tengo mi casa, mi pasaporte, dinero, salud, trabajo… Mi casa no es de adobe, no tengo miedo de que se caiga o miedo de que me tiren una bomba encima. Pero me siento muy cercano al pueblo saharaui. El día que se consiga la autodeterminación y la independencia del pueblo saharaui, me voy a ir a vivir allí sin ninguna duda.

«Hay que estar muy convencido de quién eres y por lo que luchas, para soportar acosos y violencia en Twitter y en la calle»

–¿Cree que eso pasará alguna vez?

–Por supuesto.

–¿Le recomendaría a Pedro Sánchez que se pasase por allí para ver el poblado en directo?

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–Bueno, Pedro Sánchez al final es un pelele de los Estados Unidos, de Marruecos, de Israel, del FMI, de la Unión Europea… Él hace lo que le ordenan, y le han ordenado acatar la solución marroquí con el conflicto del Sáhara, que es generar una autonomía dentro del reino de Marruecos, pero da igual. Pedro Sánchez pasará, igual que pasó Felipe González y Juan Carlos I, que han sido los dos mayores traidores a la causa saharaui… Pasaron Rajoy y Aznar y pasará Pedro Sánchez. Lo que se mantendrá viva es la lucha legítima del pueblo saharaui.

–¿Qué traería de ellos aquí?

–El espíritu de lucha. Un pueblo que vive bajo una ocupación salvaje e ilegal que reprime al pueblo saharaui, que cuenta con muchas personas que siguen luchando para que no se sometan nunca. Yo ese espíritu de lucha es el que me traería porque, en circunstancias muy distintas, el pueblo español también está sometido a mucha penuria.

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–Muchos opinan que estamos creando una generación de personas que, actúe o no, se ofende fácilmente, sobre todo a través de las redes sociales. Usted se alejó de ese mundo, ¿no?

–Twitter me cerró la cuenta permanentemente hace 3 meses o así.

–Y ahora que ha llegado Elon Musk promoviendo la libertad y revolucionando Twitter, ¿no ha pensado en recuperarla?

–Pues no lo había pensado, lo voy a pedir otra vez. Cierran cuentas continuamente, pero sólo a los de izquierdas, a los fachas jamás (ríe).

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–Mucha gente ha perdido las ganas de opinar por miedo a que le recriminen cualquier pensamiento o comentario…

–Sí y es lógico, porque hay que estar muy convencido y tener claro quién eres y por lo que luchas, para soportar ciertos acosas y violencias en Twitter, que luego se trasladan a la calle.

M. RIVAS

–¿Lo ha llegado a pasar mal alguna vez por dar su opinión?

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–Me ha tocado correr varias veces...

–¿Usted siempre ha sido así? ¿Siempre ha tenido esa capacidad para expresar su opinión sin importarle el qué dirán?

–No. Hace muchos años, me importaba lo que decían de mi.

–Cuando estaba más metido en el mundo de la actuación, ¿no?

–Es que en aquella época ni hacían tantas entrevistas ni había redes sociales. Yo siempre he sido de izquierdas, mis padres siempre han sido militantes y yo he ido a manifestaciones, huelgas… Pero sólo eso. Hasta que en 2001, Aznar aprobó la ley de extranjería, declarando que había unos seres humanos legales y otros ilegales y ahí con mi compadre Alberto San Juan, empezamos a juntarnos con gente organizada, nos encerramos en parroquias y empecé a tomar contacto con movimientos sociales. Y de repente me empezaron a poner la alcachofa en la boca por decir lo que tenía que decir.

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–¿Sus padres lo pasaban mal al verle de nuevo en las noticias?

–Imagínate. Mi padre falleció cuando la cosa empezaba, pero mi madre lo pasa muy mal cuando ve que en la tele insultan a tu hijo de manera muy grave, que recibe amenazas... Hace años que no entro en el metro porque he tenido episodios muy jodidos y de ahí no hay escapatoria. Pero mi madre, que sabe como soy y también es de izquierdas, nunca me ha pedido que me calle ni que lo deje; el no callarme ante las injusticias lo he aprendido de mi madre.

–Su vida ha comenzado a cambiar hace relativamente poco porque han comenzado a llegarle de nuevo varios proyectos...

–Realmente, nunca he parado. Cuando me prohibieron trabajar en España, me fui a Latinoamérica. Me jodió que no me dieran trabajo aquí; ellos piensan que si te putean en España, ha acabado tu vida, no ven más allá. Yo me fui allí, trabajé un montón y viví muy bien.

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«Del pueblo saharaui me traería el espíritu de lucha; en circunstancias muy distintas, el pueblo español también está sometido a mucha penuria»

–¿Cómo se le levantó el 'veto'?

–Por la serie de Netflix 'Los favoritos de Midas', que estrenamos hace un par de años. Estuve diez años haciendo películas gratis, con amigos y una con Almodóvar, que es el único director al que nadie puede ir y decirle 'a este no lo contratas', y de repente, Mateo Gil confió en mí, no me pusieron ningún problema y a partir de ahí se rompió un poco el veto, la gente vio que puedo currar y se me puede contratar sin peligro a que vaya a prenderle fuego al plató y ahora me están llegando bastantes cosas.

–Vuelve al ruedo Willy Toledo…

–Sí, es un mensaje para los que me vetaron, os he ganado, os he vencido sin dar un paso atrás.

–Tenían miedo a contratarle por si luego no les daban subvenciones públicas, entiendo...

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–Claro. Me consta que ha habido televisiones a las que les han dicho: «Quien tú quieras menos Willy», sobre todo por parte de Antena 3, Telecinco y Televisión Española, porque en la industria del cine, donde me conocen, nunca han tenido un problema.

–¿No se cansa de que siempre se le etiquete de polémico actor?

–Además es que las polémicas las montan los demás, yo sólo doy mi opinión, entonces es rizar el rizo.

- ¿Ahora es feliz?

- Sí. Soy un tío afortunado porque nunca me ha faltado de nada y muy pronto, a los 24 años, empecé a vivir de mi pasión, la interpretación. Luego he tenido episodios más y menos felices, pero soy bastante feliz.

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