Van enlatados en un 600 reluciente, como recién salido de fábrica. Para ellos un bólido, una nave del tiempo que los transporta de la gris y reprimida España franquista a la luminosa y libertaria Costa del Sol de los 60. Entran en una bulliciosa plaza ... junto a un descapotable MG, un Gordini o un Dos Caballos, mirando a todos lados como si estuvieran en Nueva York. Hasta que un guardia urbano les da el alto con el silbato. Primer plano del interior del coche con tres jóvenes que no pueden disimular su cara de emoción. Ya han llegado al paraíso. Al Torremolinos de los hoteles de lujo y las suecas. Las mismas que cruzan la plaza por delante de dos lugareñas de riguroso luto que critican el vestuario ligero y colorista de las nórdicas. «Corten», toma buena y a comer.
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Los actores César Vicente ('Dolor y Gloria'), Xavi Caudevilla ('Los Protegidos: A.D.N') y el malagueño Carlos Scholz (que ya rodó aquí las series 'Toy Boy' y 'Urban') vuelven a sonreír. Esta vez sin que se lo exija el guion. Por el buen resultado o porque toca el rancho. El comedor toca hoy en una explanada cercana, la del recinto ferial de Benalmádena. El trío encabeza el cartel protagonista de 'Vírgenes', una película que vuelve a los escenarios del cine del 'boom' turístico de la mano de Álvaro Díaz Lorenzo, uno de los indispensables de la taquilla española, con títulos como 'Señor, dame paciencia' o 'Los Japón', y una media de medio millón de espectadores por película.
Álvaro Díaz Lorenzo
Director y guionista de 'Vírgenes'
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Con la bandeja del catering de por medio, unos muslos de pollo con pinta de barrita energética y un ratito para charlar, el cineasta le pone los matices a su película que, aunque usa los mismos escenarios que aquellos filmes que el landismo elevó a la categoría de género dentro del cine español, camina por derroteros muy diferentes. «En realidad yo quería hacer un 'coming of age', una película generacional de gente joven que los americanos hacen con maestría, pero no lo veía en la época actual por lo que pensé en años 60 y en Torremolinos ya que mi familia llegó aquí en los 50 y siempre escuché hablar en casa del 'boom' turístico y de la revolución que supuso», relata Díaz Lorenzo, al que le escucha el productor sevillano Antonio Pérez, que vivió esa etapa en primera persona, conserva casa en Fuengirola y apostilla para darle la razón: «La Costa del Sol nos cambió la mentalidad a todos».
Entre muslito y muslito en salsa, el director retoma el espíritu de su película. «Más allá del folclore de las suecas, yo te diría que estamos rodando una comedia romántica en la que se habla de amor de pareja, también homosexual, y del amor de padres e hijos», relata el director que recuerda que en la Costa del Sol se veían actitudes y escenas que en el resto de España podían suponer una condena de ingreso en un campo de reeducación. «Por un beso entre hombres te caían hasta tres años de internamiento, según la ley de vagos y maleantes», asegura el director y guionista de esta historia, al que también escuchan sus tres protagonistas sentados a la mesa.
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Xavi Caudevilla da vida al contrapunto cómico de los tres amigos y confiesa que lo que más le ha sorprendido de su personaje es precisamente las relaciones familiares. «Los hijos y los padres no se tocaban y se trataba de usted, como dos extraños», asegura el actor, al que se une su compañero César Vicente para dar una visión que le parece mejor que la actual: «Me encanta la amistad de estos tres personajes. Estamos todo el día juntos y se nota que en aquella época no había móviles y todo era más directo», reconoce el actor que debutó con Almodóvar y al que siguen más de 20.000 personas en Instagram. Y lo que habla no es una pose. De hecho, los tres protagonistas de veintitantos años no han sacado el teléfono en toda la comida. «Los tenemos en el camión y ahí se han quedado», constata Carlos Scholz, que añade que, aunque ya había rodado en Málaga un par de series, revivir la época del 'boom' y conducir un 600 es «muy fuerte».
Lo de rodar en casa también le hace sonreír a su paisano en la mesa, el director. Así, esta película producida por Spal Films, con el apoyo de TVE, Canal Sur y la Junta de Andalucía, le ha permitido contar una historia muy personal. «Torremolinos está muy cambiado, por lo que además de filmar en la Carihuela y el Bajondillo, me encanta haber reconstruido aquel pueblo en Fuengirola, Mijas, Marbella, Málaga y Benalmádena», cuenta Álvaro Díaz Lorenzo, que precisamente esta jornada está grabando en la mismísima plaza de España de esta última localidad, donde la popular escultura de la Niña de Benalmádena se ha tapado para recrear el Torroles sesentero.
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Por la provincia llevan rodando desde la semana pasada y tienen previsto concluir hoy, un tiempo en el que Díaz Lorenzo ha sido director para todo. No solo de la película, sino también del tiempo libre de su equipo. «Les he hecho un listado con mis 15 sitios preferidos para comer, bailar o tomar algo y están encantados. Todos los que son de fuera están descubriendo la Costa con otros ojos», cuenta un triunfante director fuengiroleño, al que también le gusta ponerle etiquetas a sus películas. «Me gusta definirlas con una palabra. 'Señor, dame paciencia' era una película luminosa, 'La lista de los deseos' era vitalista y 'Vírgenes'...», se retrepa en el asiento, se lleva las manos al pecho para ganar tiempo mientras lo piensa y sentencia: «'Vírgenes' es elegante». Y como si estuviera escrito en el guion, el equipo comienza a ponerse en pie. Hora de volver al 'set'. Al Torremolinos elegante de los 60. Acción.
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