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ANTONIO CONTRERAS
málaga.
Sábado, 9 de septiembre 2023, 02:00
Si se trata de cine hay personas que, ya sea por su trayectoria o por su pasión hacia el séptimo arte, son referentes indiscutibles. Maribel Verdú y Emma Suárez son, sin ningún género de dudas, dos personas cuya opinión y vida (totalmente ligadas a la ... gran pantalla) sobre la cinematografía merece ser escuchada, tanto por su trayectoria como por su pasión por lo que hacen. Este viernes, aquellas personas que así lo quisieron, tuvieron el placer de deleitarse con un coloquio en el cine Albéniz protagonizado por estas galardonadas intérpretes con décadas de experiencia.
Una charla, con Luis Alegre como moderador, colmada de recuerdos y cariño, tanto por la profesión a la que se dedican como de la una a la otra.
«Empezamos juntas yendo a los castings, con nuestras madres. Llevamos cuarenta años haciendo esto, Emma», recordaba Maribel Verdú al principio de la charla mientras miraba con unos ojos llenos de afecto a su compañera de profesión (e incluso de vida a estas alturas) Emma Suárez. Mujer a la que, confiesa, admira desde hace mucho tiempo.
«Cuando éramos pequeñas nuestras madres hacían de figurantes en nuestras películas», rememoraba Verdú, haciendo alusión al inicio de ambas en el mundillo, cuando aún no eran más que niñas.
El coloquio tuvo lugar en la tarde de ayer en el Cine Albéniz de la capital malagueña, dentro del ciclo de cine clásico La Edad de Oro, organizado por el Ayuntamiento de Málaga y el Festival de Málaga, con la colaboración de Fundación 'la Caixa', Classic Films y Europa Cinemas, y que se celebra del 7 al 14 de septiembre.
Durante la charla trataron numerosos temas, todos ligados con el cine y sus vidas. De sus actrices y actores favoritos, de cenas con conversaciones eternas junto a personas a las que admiran, películas que marcaron un antes y un después en su carrera y otras que marcaron un antes y un después en sus vidas. Para Verdú la primera película 'adulta' que le trastornó fue E.T. «A la salida del Palafox mi madre me compró uno y dormí con él durante años, hasta que el dedo, que se podía apretar para que se pusiera rojito, ni con pilas nuevas volvía a encenderse. Esa película me marcó durante años». Para Suárez, esa sensación que describía Verdú, le pasó con Tiburón. «Lo de ir a la playa y bañarse se convirtió en un problema», bromeaba la galardonada actriz.
Un repaso que también incluyó las anécdotas que tienen lugar detrás de las cámaras, durante los rodajes, así como una breve divagación sobre la evolución del cine, no sólo en el ámbito tecnológico sino también en los círculos y las costumbres. «Yo echo eso muchísimo de menos. Esa generación de actores y directores que se reunían en el Café Gijón a hablar y contrastar opiniones. Me gustaba muchísimo sentarme a escuchar, y eso ya no se da», lamentaba Suárez.
En definitiva, las dos actrices protagonizaron un coloquio alegre y ameno, que consiguió cautivar a todos los presentes que tuvieron el placer de escucharlas hablar. Una charla de amigas de verdad, de esas que se cuentan con los dedos de una mano. Donde no faltaron los recuerdos a los que ya no nos acompañan en cuerpo, pero sí en espíritu, como Azcona.
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