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Terror infantil a plena luz del día
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Chicho Ibáñez Serrador apenas regaló al público dos largometrajes, pero '¿Quién puede matar a un niño?' se convirtió en una obra maestra del géneroUna película en defensa de todos los niños del mundo. Así de tajante se mostraba a mediados de los años 70 Narciso Ibáñez Serrador ... cuando le cuestionaban el supuesto salvajismo de la segunda y última película que dirigió: '¿Quién puede matar a un niño?'. El productor televisivo más importante de la historia de España apenas dejó en su legado dos proyectos en forma de largometraje, pero esta película en la que el espectador desea ver cómo un adulto atropella a un grupo de menores de edad es una de las grandes obras maestras del género, al menos en España.
Como la mayor parte de las obras de culto, el filme no fue comprendido del todo cuando fue estrenado. Por eso, el creador del 'Un, dos, tres', acostumbrado a realizar productos para todos los públicos con gran aceptación, se vio obligado a dar mil y una explicaciones sobre su trabajo. En el fondo, basta con visualizar los primeros minutos de los títulos de crédito. La terrorífica melodía compuesta por Waldo de los Ríos se intercala con imágenes reales del sufrimiento de los niños a lo largo del siglo XX. Desde los campos de exterminio nazis hasta la guerra de Vietnam, que en esos momentos andaba en plena efervescencia.
Precisamente, las imágenes del napalm quemando vivos el futuro de los más pequeños fue lo que inspiró a Juan José Plans para escribir la obra 'El juego de los niños', en la que se basó después Ibáñez Serrador (con el pseudónimo de Luis Peñafiel) para escribir el guión del filme.
La isla de Ta pasa a llamarse Almanzora; y los protagonistas –una pareja de norteamericanos esperando un hijo– también son rebautizados por el director y guionista. Aun así, estos resultan ser cambios menores comparados con el giro que aportó Ibáñez Serrador a la historia. Los niños no son contaminados por el polen, sino que su hambre criminal viene dada por el más frío sentimiento de venganza hacia los adultos, ejecutores de todos los males que sufren a lo largo y ancho del mundo.
Además de ser claramente visible durante el metraje, el cineasta bebió de las influencias del Hitchcock de 'Los pájaros'; de 'La semilla del diablo' de Roman Polanski; y sobre todo de 'El pueblo de los malditos', de Wolf Rilla. Sin embargo, su seña de identidad está presente durante todo el metraje, en el que consigue crear una situación de miedo y claustrofobia con dos elementos clave. El primero, claro está, es el de la isla. La imposibilidad de poder escapar más allá de dar vueltas sobre el mismo escenario provoca la desesperación; aunque en este caso resulta ser un elemento bien ejecutado pero menos innovador en el lenguaje cinematográfico.
Lo que sí resultó ser un componente nuevo fue la luz. El terror está íntimamente ligado a la oscuridad, que permite crear el espacio en el que juegan los demonios. La película no deja paso a la noche. Tom y Evelyn aterrizan en la costa catalana como si fueran Marcello Mastroianni y Anita Ekberg en 'La dolce vita' de Fellini. Pasean despreocupados por las calles de una ciudad; navegan durante cuatro horas bajo el sol del Mediterráneo; y luego se intentan servir helado bajo un apacible sol de justicia en el centro de la plaza mayor de Almanzora.
Mientras esto sucede, el espectador sabe que algo no está bien. Que el abrazo de la niña a una Evelyn embarazada es excesivo. Que la ausencia de adultos es un hecho que debería llamar la atención de los protagonistas. Se siente esa desazón cuando el niño pescador cierra de un manotazo la cesta en la que guarda los cebos. Pero no es hasta la truculenta escena de la piñata cuando se inicia un agradable suplicio para el espectador, que solo descansa cuando las barcas salen de la isla para contagiar a los niños del continente.
Hace apenas unos días que Chicho Ibáñez Serrador nos dejó. Tras de sí, un legado incalculable de horas de televisión que forman parte de la historia de este país. Pero entre Ruperta, las Supertacañonas y Don Cicuta, este genio de lo audiovisual dejó una pregunta en el aire que nadie quiere responder de manera directa, pero que el resultado todos conocemos. «¿Quién puede matar a un niño?».
Director: Narciso Ibáñez Serrador.
Reparto: Lewis Fiander, Prunella Ransome, Antonio Iranzo, Miguel Narros, María Luisa Arias.
Premios: No fue premiada, pero se considera un filme de culto.
Dónde verla: A la venta en DVD.
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