El cineasta Rodrigo Cortés, en la sala 13 del Yelmo Vialia, donde se preestrenó 'Escape'. Marilú Báez

Rodrigo Cortés: «Si me dicen que mi película iba a comenzar con 'Scorsese presenta', habría pensado: 'Tú estás borracho'»

El cineasta preestrena en Málaga 'Escape', un filme carcelario impulsado por el director de 'Uno de los nuestros'. El próximo 31 de octubre llega a los cines

Domingo, 20 de octubre 2024, 00:10

La anterior entrevista empezó mal. Con plantón al entrevistado que esperaba en un hotel, mientras yo estaba en otro mirando el reloj. Tal vez por ello esta vez la cita es en un cine. Para que no haya pérdida. En la sala 13 –nada de ... supersticiones– del Yelmo Vialia, donde Rodrigo Cortés (Pazos Hermos, Orense, 1973) se siente como pez en el agua. Como cineasta y como espectador. «Hace una semana vi esa, pero no me dejó mucha huella», dice al pasar por el cartel gigante de 'El hombre del saco'. Todo lo contrario de Martin Scorsese, el «dios pagano» al que se encomienda antes de cada rodaje y al que en su nueva película, 'Escape', no ha tenido que rezar, ya que lo ha tenido al lado como productor. Algo «inexplicable», confiesa este cineasta que debutó en el Festival de Málaga, donde asistió a su primer estreno en propias carnes con 'Concursante', que ganó el premio de la crítica.

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Mucho ha cambiado Cortés desde entonces. Ha trabajado con Robert de Niro ('Luces rojas'), Ryan Reynolds ('Buried') y Uma Thurman ('Blackwood') para volver con 'Escape' al cine español y en español de la mano de Scorsese. Toda una paradoja. Un filme carcelario, que preestrenó esta semana en Málaga y que le da la vuelta al género con la historia de un hombre que quiere entrar en prisión para dejar de decidir por sí mismo. Algo que se antoja en las antípodas del director, productor, guionista y escritor, al que le gusta controlar lo que tiene delante. «Yo creo que cuanto más te pegues a la cámara, será mejor para la grabación porque cierro la mirada», me dice Cortés que, a la vista está, lleva en las venas eso de ser director y tomar decisiones. Y para contar algún día que Rodrigo Cortés me dirigió una escena, le hago caso, me pegó a mi compañera Marilú Báez y disparo.

–'Escape' es inclasificable. ¿Me la presenta?

–Pues yo mismo no la sé definir, porque es literalmente indefinible. No se parece a demasiadas cosas. Por eso, es más fácil definir lo que no es. No es una comedia, no es una tragedia, no es un 'thriller', que es otra manera de decir que es todo eso a la vez. Y digo a propósito 'a la vez', porque no es que a veces te rías y a veces llores, sino que a veces te ríes preocupado o te sientes triste sin poder evitar una carcajada culpable o simplemente no sabes cómo digerir lo que estás viendo. Su fortaleza o debilidad es que no se parece a nada.

–¿Tampoco es una película de cárceles o lo es al revés?

–Esa es la fuerza de la película: resultar radicalmente contraintuitiva. La cárcel funciona como amenaza y como castigo, pero cuando quien tienes delante la vive como premio ya no puedes controlarlo. Así que llega un momento en que N, el protagonista, lejos de ser una víctima de la situación, es el verdugo de los que le rodean porque los vuelve locos a todos. En una historia kafkiana.

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Rodrigo Cortés estrena 'Escape', la historia de un hombre que quiere entrar en la cárcel. Marilú Báez

–Cita a Kafka y resulta que su personaje N recuerda a K de 'El proceso'. ¿Homenaje o influencia?

–Llámalo como quieras porque las dos son ciertas. Kafka es un autor fundamental en mi formación. Empecé a leerlo muy pronto y, cuando era un adolescente, uno de mis primeros cortitos en Súper-8 fue una adaptación de 'La metamorfosis' que se llamaba 'Siete escenas de la vida de un insecto'. 'Concursante' también tiene una vocación kafkiana, incluso 'Buried'. Hay algo en Kafka que encuentro casi divertido, no diré cómico, pero que te muestra que todo es una especie de broma y que está muy presente en las cosas que hago.

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La comedia

«En lo que no creo es en el cinismo ni en el sarcasmo, pero sí en el humor»

–¿Como esa «mala leche lúcida» que le dijo un profesor cuando leyó un texto suyo?

–Espero que 'Escape' sea lúcida. Lo iremos averiguando cuando hablemos con sus espectadores, aunque sí hay una causticidad, un vitriolo que no es amargo. Creo en muchos tonos, géneros y ángulos, los más afilados y retorcidos. Y hay una forma envenenada de mirar las cosas con humor que te permite llegar a zonas delicadas y eludir la necesidad de ser condescendiente o cuidadoso. En lo que no creo es en el cinismo ni en el sarcasmo, pero sí en el humor.

Scorsese, el más respetuoso

–Su trayectoria internacional le precede. ¿Pero cómo se conquista uno a Martin Scorsese?

–Yo mismo no lo sé. Puedo contarlo, pero no explicarlo. Scorsese es la razón por la que hago cine y el dios pagano al que le encendía las velitas antes de un rodaje. Nos conocimos en persona hace unos años cuando le dieron el Princesa de Asturias y me pidieron sostener un coloquio con él en Oviedo. Scorsese había visto todas mis películas. Le gustó mucho el diálogo, hicimos migas y pidió ver mi siguiente película que estaba preparando, 'El amor en su lugar'. Cuando acabé el montaje se lo envié a Nueva York y pidió hablar conmigo. Estuvimos varias horas hablando por Zoom porque era el periodo del confinamiento y me pidió que le enviara cualquier cosa en la que estuviera trabajando. Me lo tomé como una declaración amable y, por tanto, no lo hice, pero me escribieron meses después de su productora diciéndome dónde estaba ese guión. Así que se lo envié. Era 'Escape'. Y tres o cuatro días después me escribió para decirme que le había entusiasmado, que no había leído nada parecido y que tenía un tono que él no había visto nunca en cine. Sabía que iba a ser complicado de financiar y quería saber cómo podía ayudar. Así que enseguida encontramos una fórmula. Claro, yo lo viví con pasmo y con enorme gratitud.

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La película

  • Título: 'Escape'

  • Dirección: Rodrigo Cortés

  • Producción ejecutiva: Martin Scorsese

  • Reparto: Mario Casas, Anna Castillo, Guillermo Toledo, Josep Maria Pou, Blanca Portillo, José Sacristán, Juanjo Puigcorbé y Albert Pla.

  • Estreno: 31 de octubre

  • Sinopsis: N quiere dejar de tomar decisiones y apearse del mundo. Quiere vivir en la cárcel y hará cuanto sea necesario para conseguirlo.

–¿Y qué implicación ha tenido?

–Estuvo implicado desde el principio. Obviamente no estuvo en España, pero le enviaba material cuando estábamos rodando. Y cuando acabé el montaje fue la primera persona en verlo y el primero con el que discutí. De las personas con las que me he cruzado en Hollywood, es con diferencia la más cauta, respetuosa y prudente. Él no hacía notas, sino preguntas y se disculpaba antes de hacerlas. Y después se disculpaba otra vez por haberlas hecho. Lo cual me dejaba asombrado. No me he encontrado a nadie más educado nunca. Y su último comentario fue: «No toques un solo fotograma». Así que en ese momento, sentí la película bendecida. Si Scorsese dice que está bien, está bien. Nadie tiene nada más que decir.

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–En nuestra anterior entrevista le pregunté por su debut, 'Concursante', una cinta muy scorseniana. ¿Qué le dijo Scorsese al verla? ¿Esa película soy yo?

–No, no, no. No le pasó eso. Curiosamente, Scorsese lo que veía es una voz particular y distintiva. Para mí es llamativo porque es el mundo al revés. Como cuando me hacía preguntas sobre montaje. Siempre tardaba en contestarle porque pensaba: «¿Por qué me haces preguntas? Eres el mejor director-montador de la historia, algo está mal en esta ecuación». Me siento su alumno y lo considero mi mentor y mi maestro, pero él lo que percibía era una voz distintiva.

Debut en el Festival de Málaga

«Fue mi primer estreno, mi primera proyección pública y eso se recuerda como el primer helado o el primer beso»

–¿Es uno de los nuestros o usted uno de los suyos?

–Yo soy uno de los suyos. Él no es uno de los…no es de nadie, aunque él te diría otra cosa, claro, porque él también se siente hijo de sus héroes. Una de las primeras veces le dije que para mí era muy especial hablar con él, aunque le daría igual porque ya lo había vivido muchas veces. Y me contó que le había pasado con Elia Kazan. «¿Y lo lograste?», le pregunté. Me dijo que sí, que una vez estuvieron charlando un rato, así que lo comprendía. Con enorme amabilidad y restándose importancia, que es lo que hacen los grandes. Pero yo soy de los suyos, nunca al revés.

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Lista de los Reyes Magos

–Mario Casas protagoniza el filme y rompe esquemas. ¿Cómo fue la elección?

–En cuanto empecé a hacer la famosa lista de los Reyes Magos que uno hace siempre cuando concluye un guión pensé de inmediato en Mario. No conozco otro actor de su generación capaz de atreverse a lanzarse de un octavo, sin mirar abajo y sin saber si hay red. Y efectivamente estaba en la búsqueda de romper sus propios límites. Su trabajo es hipnótico. En el set, su entrega fue absoluta al diluirse en el personaje. Perdió casi 15 kilos, no comía. Lo hacía una vez por la noche cuando llegaba a casa. Esa era su comida diaria. Se enfrentaba al día de trabajo sin comer. Solo fumaba, tomaba café y se mordía las uñas, algo que no había hecho nunca, pero que comenzó a hacer para el personaje. Ese fue su compromiso y eso es lo que te devuelve la pantalla: una interpretación absolutamente deslumbrante.

El director confiesa la influencia de Kafka en su obra y en esta película. Marilú Báez

–Su personaje vive atormentado. La salud mental planea en el filme y es un problema que ha dejado de ser tabú tras la pandemia.

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–Nunca pienso en los temas que pueblan las películas o las novelas. De ese modo, nunca pienso que sean temas importantes a través de los que expresar cosas fundamentales que importan al mundo. Nunca solemnizo de esa manera. Es una característica del personaje, como ser alto o rubio, y trato de abordarlo con la mayor honestidad posible, sin blandura, condescendencia ni paternalismo. Nunca tuve miedo de generar risas al respecto o de colocar al espectador en un lugar incómodo que le permita reírse con culpabilidad. Nunca fue un tema sobre el que pisáramos huevos o lo tratáramos con pinzas.

Mario Casas

«Perdió casi 15 kilos, no comía. Solo fumaba, tomaba café y se mordía las uñas. Su trabajo es hipnótico»

–Ese personaje quiere dejar de tomar decisiones. A usted no parece que le afecte ese problema.

–A todos nos toca tomar decisiones y eso es lo interesante. Este personaje es muy difícil de clasificar porque uno podría pensar: lo entiendo; otro, me compadezco de él, pobrecito, quiere bajarse de la vida; otro dirá lo envidio, qué tío, yo tengo responsabilidades y él no, y otro incluso dirá qué jeta. El comportamiento de este hombre, del que se compadecen los demás, es radicalmente inmoral y consigue que otros se hagan cargo de lo que él no quiere hacerse cargo. Y todas las posibilidades son ciertas y la película no aclara que haya una correcta ni ganadora. Es más, muchos espectadores cambiarán de opinión a lo largo del metraje.

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–Bueno, ya puestos, un día sin tomar decisiones no estaría mal.

–Ja, ja. No, no estaría nada mal. Aunque luego en la práctica, como casi todas esas cosas que ansiamos cuando nos las conceden, acabamos encontrando sus reversos tenebrosos. Yo probablemente me empezaría a poner nervioso, como cuando tienes vacaciones y llevas dos días sin hacer nada y dices: «Ya he tomado el sol y esta tumbona es agradable, pero vamos a escribir dos o tres cositas y luego ya me hago un largo».

–Da la impresión que ha querido también darse un gustazo con el reparto, dándole personajes pequeños pero memorables a José Sacristán, José María Pou, Blanca Portillo…

–Hay películas que tienen personajes pequeños y no tienen peso como para llamar a grandes figuras. Pero si cuentas la historia de Ulises y se va a encontrar con muchos personajes fundamentales… Este es el tipo de historia de 'Escape'. Guillermo Toledo es el psicólogo. Anna Castillo es su hermana. Pepe Sacristán es el juez que casi es el gran antagonista de N, dispuesto a hacer lo que sea necesario para que de ningún modo entre en prisión, porque la cárcel no es un hotel. Pou es un cura con el que se cruza y resulta muy revelador. Portillo es la psiquiatra de la cárcel. Juanjo Puigcorbé es el alcaide. Es decir, todos ellos tienen mucho peso en algún momento de la odisea de N.

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–¿Entonces estamos ante un Ulises?

–Hay un corte clásico en el personaje. A su manera, podríamos decir que es una tragicomedia griega en la que te ríes, pero siempre preocupado.

Debut en en Málaga

–¿Por qué esta película en España y en español?

–Probablemente porque se basa, si bien de forma muy libre, en una novela de Enrique Rubio que ya imprime una genética determinada desde el principio. Y creo que además estaba buscando inconscientemente un regreso. No a la patria como lugar, sino como lengua. La lengua es tu patria, si me pongo un poco cursi. Todas mis películas en inglés, 'Buried', 'Luces Rojas', 'Blackwood', 'El amor en su lugar', están rodadas fundamentalmente en España, aunque con control creativo de la industria internacional. Pero tu patria como creador es tu lengua que es donde tienes pleno control. Y esta película lo demandaba.

Vuelta al cine español

«Estaba buscando inconscientemente un regreso. No a la patria como lugar, sino como lengua»

–Curiosamente ese tono de fábula, incluso de fantasía de la película, facilitaba un proyecto internacional.

–La película no pasa en ninguna parte. O pasa en la propia película, es decir, la propia película es su universo, como sucede en los filmes de Terry Gilliam o de los Coen, que trazan sus propias reglas. Y plantean un código que el espectador asume en los primeros cinco minutos. En la ficción no hay que abordar la realidad, pero sí la verdad y ésta muchas veces se vertebra mejor a través de la fantasía y la mentira. De la mentira pactada con el espectador.

–¿Entonces el cine español no se le ha quedado pequeño?

-No, claro que no. Ni yo grande a nadie. Volvemos a hablar de patrias, pero la patria es la pantalla y nunca se trata de donde ruedas, sino como. Qué margen de libertad creadora tienes. Y en ese sentido me daría igual rodar en la India, Bulgaria o Lisboa. La pregunta nunca sería donde, sino como. Y desde luego ninguno de esos lugares se me quedaría pequeño o grande, porque todos ellos funcionaban perfectamente bien antes de que yo llegara.

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–Vuelvo a 'Concursante', su debut, que se estrenó en el Festival de Málaga. ¿Cómo ve aquel momento al mirar por el retrovisor?

–Lo recuerdo muy bien porque fue mi primer estreno, mi primera proyección pública de una película y eso se recuerda como el primer helado o el primer beso. Recuerdo ese asombro al ver un cine abarrotado para ver algo que se te ha ocurrido a ti. Con el tiempo ganas en relajación ante lo que pueda suceder, porque aprendes que hay cosas que están bajo tu control y otras que no. Así que adoptas una posición de prudencia que al principio era más suicida.

–Si le llegan a decir entonces que Scorsese le iba a producir una película. ¿Se lo habría creído?

–No me lo habría creído nunca, pero hay muchas cosas que he vivido que no me habría creído. Yo soy un gualtrapa de la calle San Justo de Salamanca y cuando estaba escribiendo 'Luces Rojas', si me hubieran traído del futuro un cartel del filme con De Niro, Sigourney Weaver, Cillian Murphy y Elizabeth Olsen habría pensado que alguien maneja muy bien el photoshop. Y si me hubieran dicho que 'Escape' iba a comenzar con un 'Martín Scorsese presenta', habría pensado: 'Tú estás borracho'. Lo inexplicable es que haya ocurrido.

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