La química de Katharine Hepburn y Humphrey Bogart fue una de las claves del éxito de la película
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'La reina de África': Un rodaje serio o la caza de un elefante
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La producción del filme de Huston se considera una de las más terribles de la historia del cine, no solo porque el interés real del director era otro, sino por las condiciones que sufrió el equipo
A nadie se le escapa que 'La reina de África' (1951) no es la mejor película de la historia. Ni siquiera es la mejor que ha dirigido John Huston o que hayan protagonizado Humphrey Bogart o Katharine Hepburn. Pero todo ... eso da igual, porque el filme –aún hoy– mantiene esa esencia de 'river-trip' llena de humor e ironía que solo podían firmar dos estrellas de esa talla; un compendio de situaciones más o menos inverosímiles que carecen completamente de importancia, porque lo que anda buscando el espectador es disfrutar del 'feeling' entre una aspirante a monja y un marinero borracho dispuestos a enfrentarse al enemigo mientras se aman en el África negra.
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Por eso, resulta cuanto menos paradójico que detrás de todas estas risas y buen humor se esconda en realidad uno de los rodajes más terribles de la historia. Sam Spiegel no tenía unos grandes estudios como otras productoras, por lo que tuvieron que arrastrar a las dos estrellas y al resto del equipo a miles de kilómetros de Sunset Boulevard; en concreto hasta Uganda. Aunque ahora es más habitual, en los años cincuenta los actores y las actrices no estaban acostumbrados a rodar en exteriores, pero la promesa de vivir una suerte de aventura animó a Bogart y Hepburn a lanzarse junto a John Huston a filmar en al menos dos países que no conocían.
La reina de África (1951)
Director:
John Huston
Reparto:
Humphrey Bogart, Katharine Hepburn, Robert Morley, Peter Bull, Theodore Bikel
Premios:
Oscar al mejor actor (Humphrey Bogart). Cuatro nominaciones
Dónde verla:
Filmin y Prime Video
Pero detrás de todo ello había una trampa. El director, que venía de rodar 'La jungla de asfalto' (1950) y 'Cayo Largo' (1948) con un notable éxito de crítica y público, tenía la intención oculta de disparar a un elefante, ya que la caza era una de sus pasiones. De ahí sus constantes ausencias del plan de trabajo, porque aunque al principio intentaba aprovechar los descansos, la búsqueda del paquidermo terminó por obsesionarle, olvidando a veces para qué habían cruzado más de medio planeta.
La cuestión es que éste no fue el único avatar de las siete semanas de rodaje, más bien al contrario. Tras una primera fase en Uganda más o menos normal, la producción se trasladó al Congo para entrar en unos días críticos. «La histeria reinante durante la filmación de cada escena fue una pesadilla», aseguró años más tarde Katharine Hepburn; y no era para menos. La mayor parte del equipo (completamente occidental) tenía que residir en un campamento en el que vivían (o sobrevivían) junto a avispas, mosquitos, serpientes y cocodrilos. Aun así, el principal enemigo no tenía ni aguijón ni dientes. Al lado del set de rodaje había un río con un color rojizo bastante sospechoso que era usado a diario para diferentes cuestiones. Al parecer, sus aguas provocaron durante días problemas estomacales a todos los presentes; unos síntomas que se traducían en vómitos y diarreas en el momento más inesperado.
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Humphrey Bogart, John Huston y Lauren Bacall, en un descanso entre escena y escena del rodaje en el Congo
Diálogos en el barco
Charlie:
¿Te ha gustado?
Rose:
¿Gustarme?
Charlie:
¡Rápidos de aguas bravas!
Rose:
Nunca soñé...
Charlie:
No te culpo por estar asustada, aunque sea un poco. Cualquier persona con sentido común tendría miedo de las aguas bravas.
Rose:
¡Nunca soñé que una mera experiencia física pudiera ser tan estimulante!
Estas diatribas escatológicas tan alejadas del glamour del cine afectaron a (casi) todos. Según relató la propia actriz, a Hepburn le tenían que poner cubos fuera del tiro de cámara por si sentía la necesidad de vomitar de forma repentina. De hecho, en una de las ocasiones se marchó corriendo a un baño portátil, pero al abrir la puerta se encontró con una serpiente mamba negra, por lo que tuvo que huir hacia la selva para que nadie le viera expulsar el almuerzo.
Además de Hepburn, la otra ilustre de Hollywood a la que le sentó mal el agua del Congo fue a Lauren Bacall, que abandonó las comodidades de Los Angeles para ir a visitar a su marido, Humphrey Bogart, al exótico rodaje. De hecho, se tiene como hecho constatado que las únicas dos personas que no cayeron enfermas fueron el propio Bogart y John Huston, pero no porque tuvieran un mejor sistema inmune, sino porque lo único que bebieron en siete semanas fue whisky de importación y no agua envenenada. Con todo, de esta producción salió una película divertida (y otra de Clint Eastwood relatando lo ocurrido), además de ríos de tinta sobre esas semanas. Pero nada como el libro escrito por la Hepburn, cuyo título es una auténtica fantasía: 'El rodaje de La reina de África, o cómo me fui a África con Bogart y Huston y casi me vuelvo loca'.
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