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El Rayo Verde

El Rayo Verde

FLASHBACK ·

Me dijeron que en el Templo de Debob podía verse ese destello, esa luz verdosa y brillante que parece el último suspiro del sol justo antes de ocultarse

Sábado, 5 de septiembre 2020, 01:39

La primera vez que llegó a mi vida algo relacionado con el rayo verde fue mediante la película de Eric Rohmer que se proyectó en el cineclub universitario de mi facultad. Terminé tan hipnotizado por aquel destello final que unas semanas después fui a buscarlo al Templo de Debod, uno de mis sitios favoritos de Madrid: una construcción del antiguo Egipto que se trasladó a la capital española pieza por pieza, como obsequio a la ciudad, y de la que se respetó su orientación original, de este a oeste. Desde que fue erigido allí, ese lugar ofrece unos atardeceres gloriosos para la vista, uno de estos momentos que regala la naturaleza, cuando parece que la vida imita al arte.

Me dijeron que en el Templo de Debob podía verse ese destello, esa luz verdosa y brillante que parece el último suspiro del sol justo antes de ocultarse, y que no es fácil de ver: dicen que hay gente que se pasa toda la vida buscándolo. Julio Verne le dedicó un libro que fue publicado en 1882, una novela muy especial, híbrida entre literatura de viajes, historia de amor y fenomenología. Del rayo verde, Verne escribió que era un color del paraíso y que, quien lo viera, según decía una supuesta leyenda escocesa, «no se equivocaría nunca en los asuntos del amor, porque su aparición destruye las ilusiones y las mentiras, y el afortunado podrá ver claridad en su corazón y en el de los demás», como si ese destello revelara la realidad de nuestros pensamientos.

La película de Eric Rohmer es una adaptación muy libre del texto original de Verne y refleja el encuentro, el viaje y el amor como fenómeno. En la película aparece un rayo verde tan bien filmado que, cuando le dieron el León de Oro en el festival de Venecia en 1986, se decía que el destello que aparece al final de la película era en realidad un arreglo de postproducción. No fue así. Un equipo de dos cámaras se desplazó a Gran Canaria y ya el primer día pudieron filmarlo. Ocurrió en un acantilado cerca de Mogán, orientado al oeste y desde un punto alto, como el Templo de Debod. Cuentan que, aunque lo captaran el primer día, se quedaran quince días más para asegurar el plano (qué belleza, pienso, pasearse durante quince días por la isla para buscar luz). La película termina con los dos amantes delante del sol. Ella dice: «¿Sabes lo que es el rayo verde? Es el último rayo de sol de cada día. Verne escribió un libro sobre eso».

Cine clásico en el Albéniz

'El rayo verde', de Rohmer, es una de las películas seleccionadas para rendir homenaje a este director francés con motivo del centenario de su nacimiento en La Edad de Oro. El ciclo de cine clásico que organiza el cine Albéniz del Ayuntamiento de Málaga se inauguró ayer, centrada en esta ocasión en la proyección de películas que durará hasta el jueves 10 de septiembre. Serán en total 21 largometrajes, películas clásicas que podremos ver en pantalla grande en las salas municipales, donde habrá hasta siete tandas de homenajes dedicados a Federico Fellini, Kirk Douglas, Kim Novak y Saul Bass, este último responsable de algunos de los títulos de crédito más memorables de la historia del cine. Se repondrá 'El gabinete del doctor Caligari', también por su centenario, y habrá además otro recuerdo para Ennio Morricone (incluyendo por ejemplo 'Teorema' de Pasolini). El compositor italiano será a su vez homenajeado dentro de pocas semanas en el Mosma, ciclo decidado a las bandas sonoras que se celebrará justo después de La Edad de Oro, del 10 al 12 de septiembre. Corren tiempos frenéticos en la cultura cinéfila municipal. Todavía no he visto un rayo verde.

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