![El misterioso suicidio del compositor del 'Himno de la alegría' al que Torremolinos cambió la vida](https://s1.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/2024/11/11/IMG_000285-RUQBZCtbEx8onz0LLUhqqBN-1200x840@Diario%20Sur.jpg)
![El misterioso suicidio del compositor del 'Himno de la alegría' al que Torremolinos cambió la vida](https://s1.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/2024/11/11/IMG_000285-RUQBZCtbEx8onz0LLUhqqBN-1200x840@Diario%20Sur.jpg)
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Le dijeron de todo. Desde «hereje» a «sinvergüenza». Su pecado fue haber cometido un «atentado» y una «monstruosidad» que solo se merecía el «juzgado de ... guardia». Y desde luego que fue atrevido, pero también una genialidad: reinventar la novena sinfonía del intocable Beethoven para convertirla en la revolucionaria 'Himno a la alegría'. La cantó Miguel Ríos, que reconoce que le tocó la «lotería», porque su verdadero autor fue el arreglista y compositor hispano-argentino Waldo de los Ríos. No obstante, ese clásico de hoy no fue entendido en la España de 1969. Hasta que se grabó la versión en inglés. Y entonces sí: número 1 en EE UU y Disco de Oro. La paradoja es que el autor de la canción más internacional sobre la hermandad de la humanidad se acabó suicidando misteriosamente en 1977. Un final por el que se pregunta el documental 'Waldo', que este viernes llega a la cartelera y que muestra lo que supuso para el músico el descubrimiento del Torremolinos gay.
Título: 'Waldo'
Directores: Charlie Arnaiz y Alberto Ortega
Basado: Libro 'Desafiando al olvido: Waldo de los Ríos', de Miguel Fernández
Argumento: Los secretos tras la figura del célebre músico Waldo de los Ríos que se suicidó en 1977.
Estreno en cines: 15 de agosto.
«Conocimos a Waldo gracias al libro de Miguel Fernández y desde un principio nos dimos cuenta que su historia superaba cualquier ficción», relatan Charlie Arnaiz y Alberto Ortega, directores del documental que descubre abundante material inédito y sonoro del propio Waldo de los Ríos y que convierte al biógrafo, escritor y periodista afincado en Málaga en parte del relato al ser el que narra las luces y sombras del compositor. Así, lo que empieza como un documental al uso sobre un personaje famoso que se contagia de la irremediable tendencia a la hagiografía se transforma casi en un 'thriller' con resultado de muerte que nos habla de la posesiva madre del músico, su conflictiva relación de pareja, su tendencia a la depresión, su descomunal éxito mundial para el que no estaba preparado y una homosexualidad que nunca hizo pública y amargó su tendencia a la 'alegría'.
«A todo eso se une que es una figura que ha acabado en el absoluto olvido, ni nosotros lo conocíamos hasta que leímos el libro de Miguel», reconoce Alberto Ortega, que añade que esa amnesia colectiva y actual hacia un personaje arrebatador que lo fue todo en los 60 y 79 supuso un «plus» para volcarse en esta historia que «a la media hora de metraje rompe con el documental tradicional para mostrar la cara B del personaje y comprenderlo desde otro punto de vista, usando incluso códigos de la ficción y el 'thriller'». «¿Por qué lo hiciste Waldo?», se pregunta el propio Fernández en el documental para indagar en la vida del músico a la búsqueda de su 'rosebud', la misteriosa clave de toda su vida como ocurre en 'Ciudadano Kane'.
«Waldo de los Ríos elevó al arreglista a la categoría de autor«, apuntan los directores, lo que es ampliado por Fernández: »Encontró la clave de muchas canciones, como 'Soy rebelde' o el 'Chiribiribi pom pom pom pom' de 'Maria Isabel', lo que acabó convirtiéndose en algo incómodo para la industria ya que él impuso al arreglista al mismo nivel que el director de orquesta en los títulos de crédito y por eso a su muerte se le vuelve a ignorar y desaparece casi por completo». La banda sonora de 'Curro Jiménez' o la pegadiza sintonía de entrada del 'Un, dos, tres' fueron también obra del 'arreglista', que fue colaborador indispensable de Chicho Ibáñez Serrador y que incluso se permitió decirle no al mismísimo profeta de la pantalla Stanley Kubrick cuando le pidió que repitiera lo del 'Himno a la alegría' para la banda sonora de 'La naranja mecánica'.
«Se vieron en Londres, pero como ya estaba escarmentado de todo lo que habían dicho de él, lo rechaza al decirle que con la música clásica se puede jugar, pero no perderle el respeto. Creo que hizo bien», considera el escritor y periodista, todo un especialista en biografías, ya que también escribió las memorias autorizadas de la actriz y Miss Universo malagueña Amparo Muñoz y ahora acaba de publicar también la vida de Mari Trini, 'Yo no soy esa que tú te imaginas'. Fernández regresa al famoso himno que llegó en un momento apropiado, tras el mayo del 68 y el 'happy flower' hippie frente a la Guerra de Vietnam, mientras «en España la canción hablaba de un tiempo de libertad que corrió como la pólvora en la dictadura», subraya el autor, que además destaca lo fundamental que fue Waldo de los Ríos para una discográfica «transgresora y valiente» como Hispavox y viceversa, la catapulta que supuso el sello para un talento como el del músico.
El documental analiza cómo ese éxito fue parte de su autodestrucción, sustentada también en una vida familiar compleja, aparentemente feliz y desdichadamente traumática con su madre, la cantante folclórica Martha de los Ríos, y su esposa, la actriz Isabel Pisano. Una relaciones marcadas por su homosexualidad disimulada. «Cae en Torremolinos y le cambia la vida con toda su simbología y el Pasaje Begoña. Incluso en una grabación decía que aquello fue su 'paraíso'», sostiene Fernández, que también descubre que, de camino a Málaga, Waldo sufrió un grave accidente de tráfico con el grupo de música en Archidona. «Es curioso como aquí descubre de cerca la vida, pero también como tuvo su primer contacto con la muerte», resume Fernández sobre el trágico destino del compositor y arreglista que, paradójicamente, acabó sus días como su propio padre, con un suicidio.
«La película plantea mucha preguntas y algunas respuestas, porque hay cosas que hoy día tampoco las tenemos claras todavía y por eso queremos que el espectador tome sus propias decisiones», comenta el codirector Charlie Arnaiz sobre el documental que descubre a un personaje tan fascinante como desconocido hoy día a través de la persona que mejor lo conoce, su biógrafo, que también acaba convirtiéndose en protagonista y discípulo del músico confesando ante la cámara lo que él nunca hizo públicamente al vivir en un tiempo muy diferente al nuestro: hablar con libertad de su homosexualidad. «Es una manera de devolverle a él y a todos los Waldo de la historia la oportunidad que nunca tuvieron. La memoria histórica ha intentado reparar muchos errores del pasado, pero todavía queda reconocer a todas esas personas que fueron Waldo».
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