'Ha nacido una estrella': Judy Garland, una actriz condenada por el éxito

Primero la industria y los productores –que la esquilmaron anímicamente– y luego los hombres de su vida –que la maltrataron sin contemplaciones– hicieron que la Garland perdiera pronto su mirada de niña simpática para dar paso al rostro melancólico de una mujer adulta que nunca dejó de ser, hasta el día de su muerte, el juguete más roto de la historia del cine.

Apenas contaba con trece años cuando la Metro Goldwyn Meyer (MGM) le hizo su primer contrato, aunque no fue hasta 1938 (tres años después) cuando fue seleccionada para interpretar a Dorothy en 'El mago de Oz', un filme que le valió el único Oscar de su carrera. Para entonces, y fruto de la presión de los rodajes, Judy era una yonki de las anfetaminas y los barbitúricos que le obligaban a tomar para continuar con su trabajo delante y detrás de las cámaras. De nada sirvió ese esfuerzo cuando las consecuencias de estas obligaciones tuvieron repercusiones en su faceta laboral. La MGM la despidió fulminantemente en 1950 tras varios episodios de retrasos y ausencias en los estudios.

Cuatro años después de aquello, el director George Cukor –y sobre todo el productor Jack Warner– pensaron que era la indicada para hacer el papel de Esther en 'Ha nacido una estrella', un remake de una película homónima de 1937 que profundizaba en el metacine a través de dos historias paralelas: el ascenso de una actriz desconocida y la caída de un actor consagrado.

A diferencia del largometraje de 1937, el de George Cukor está envuelto en un halo de amargura, una característica que aportaba Garland con su sola presencia en la pantalla. A pesar de la complejidad de muchos de sus números, la actriz toca techo en los primeros minutos del filme cuando interpreta al piano 'The Man That Got Away', una de las mejores secuencias musicales íntimas que se recuerdan hasta la fecha.

El papel de Judy Garland y su repercusión se tradujo en uno de los tantos resurgimientos de las cenizas que tuvo a lo largo de su carrera. Warner, que sabía lo que podía significar para el gran público, aprovechó la ocasión y organizó la premiere más grande y espectacular que se recuerda. El evento no solo fue retransmitido por televisión, sino que congregó a miles de personas a las puertas del teatro RKO Pantages de Los Angeles.

Además del interés en el retorno de la Garland, esta afluencia de público se debió a que la productora consiguió que las grandes personalidades de Hollywood acudieran a la premiere. Frank Sinatra, Humphrey Bogart, Lauren Bacall, Audrey Hepburn, Elizabeth Taylor, James Dean y Marilyn Monroe fueron algunas de estas estrellas que acudieron a la llamada de la Warner para –de ahí en adelante– crear un modelo de estrenos que perduraría durante años.

'Ha nacido una estrella' fue un éxito de crítica, pero el público no respondió como se esperaba. Parte de esta culpa fue del propio Jack Warner, que de nuevo se interpuso entre el director y su montaje, dejando un producto descafeinado que solo se mejoró con una nueva edición años más tarde. En cuanto a Judy, una vez más se constató que este renacimiento había sido efímero, y nunca alcanzó las cotas de popularidad de esta película, por la que además debió haber ganado otro Oscar. Al menos quedará esta interpretación y una letra que parece que le hubieran escrito para ella: «La noche es amarga / las estrellas han perdido su brillo. Los vientos se enfrían / de repente has envejecido».