La escena del baile entre los personajes de Bette Davis y Henry Fonda en el Olympus con el icónico vestido rojo es clave para el desarrollo de la película
Rebobine, por favor

'Jezabel': Cuando tener ambición era ser malvada

Rebobine, por favor ·

Bette Davis recibió su segundo Oscar por encarnar a una mujer sureña que no dudaba en usar todas sus armas para obtener lo que quería, en este caso el amor

Lunes, 9 de noviembre 2020, 01:55

Ser malcriada, caprichosa y hablar solo de matrimonios y vestidos era todo lo que una joven del 'Viejo Sur' americano podía desear, pero ... hasta un límite. Porque a pesar de esa actitud narcisista innata de las mujeres ricas del siglo XIX, lo que no estaba permitido bajo ningún concepto era la ambición, aunque ésta se refiriese a temas tan prosaicos como lo era en aquellos años el amor y los sentimientos de una dama. Por eso, el personaje de Bette Davis en 'Jezabel' (1938) es ante todo un retrato de la maldad, y no un intento de empoderamiento en una sociedad tan hostil como artificial que no dudaba en castigar el más pequeño desvío del camino marcado por los hombres.

Publicidad

Nunca sabremos si el director, William Wyler, planteó entonces la película en un sentido crítico (nada apunta a esa teoría), pero ochenta años después el visionado permite que el espectador pueda (y debe) observar el filme de otra manera.

Para ello, el realizador –uno de los que mejor sabía aprovechar el potencial de los actores y actrices– repitió hasta la saciedad algunas de las tomas clave de la película en el intento de encontrar todos los matices posibles. Así ocurre con la escena más importante del metraje en la que Julie (el personaje de Davis) se enfrenta a toda la comunidad simplemente cambiando el color del vestido con el que acude al baile en el Olympus. Del color blanco que representa la virginidad a un rojo potente (tuvo que se acentuado para que destacara en la fotografía en blanco y negro) solo para escandalizar. Al menos eso parece, cuando en realidad solo debería ser entendido como la elección de una mujer.

Spencer Tracy y Bette Davis, tras recibir en 1939 el premio Oscar a mejor actor y actriz protagonista de esa edición

El diálogo del vestido rojo

Julie Mardsen: ¿Te gustaría ver mi vestido nuevo?

Preston Dillard: ¡Eso es lo que quería hacer todo el día!

Julie Mardsen: Bueno, allá vamos...

Preston Dillard: ¿Para el baile en el Olympus?

Julie Mardsen: ¿No es encantador?

Preston Dillard: Pero, ¡Julie!

Julie Mardsen: Es un rojo maravilloso.

La sensación de desasosiego creada por la vergüenza que sufre la protagonista debido a las miradas y los dedos acusadores solo es comparable a la actitud de su novio Preston (HenryFonda), que lejos de apoyarla o permitir que se vaya, la obliga a permanecer en esa sala para que la comunidad la ajusticie por querer tener una voz propia en una sociedad tremendamente machista.

Publicidad

En realidad, Bette Davis abrió la puerta con esta interpretación a otras actuaciones que la historia se ha encargado de situar en una posición preeminente sin ser tan originales, como el caso de Vivien Leigh en 'Lo que el viento se llevó'. Hay matices entre Julie Marsden y Escarlata O'Hara, pero Davis llegó primera en un estudio de personaje que no tenía precedentes artísticos sólidos.

Jezabel (1938)

Director: William Wyler

Reparto: Bette Davis, Henry Fonda, George Brent, Margaret Lindsay, Donald Crisp, Fay Bainter

Premios: Dos Oscar; Bette Davis como actriz protagonista y Fay Binter como actriz de reparto

Dónde verla: Filmin y Prime Video

Precisamente, 'Jezabel' fue la respuesta de Jack Warner al hecho de que David O. Selznick se hiciera con los derechos de 'Lo que el viento se llevó' antes que él. Aunque 'Jezabel' se había llevado a las tablas con un sonoro fracaso, el productor pensó que el tándem Davis-Wyler pondría en evidencia al otro proyecto, por lo que se dio prisa para rodar la película y estrenarla antes que su rival.

Publicidad

El filme fue un éxito absoluto de crítica y de público, y el nombre de Bette Davis volvió a sonar para el papel de Escarlata, aunque Selznick y la Metro se negaron. De nada sirvieron las peticiones públicas o las encuestas en las radios que afirmaban que nadie haría ese papel mejor que la actriz, que por entonces ya atesoraba dos premios Oscar. La elección de Leigh y el triunfo del folletín en espectacular technicolor de 'Lo que el viento se llevó' casi entierra por completo de la historia del cine la primera parte de un díptico que retrata al Sur americano a través de mujeres cuyo empoderamiento se entiende como perfidia.

Por si fuera poco, durante muchos años se relacionó el carácter del personaje de 'Jezabel' con la personalidad de Bette Davis, un extremo que el propio Henry Fonda negó durante toda su vida. Para lo que sí sirvió el filme fue para que la actriz conociera a 'Noventa tomas Wyler' (así le llamaban por su meticulosidad). Su relación sentimental no duró más allá de las semanas de rodaje, pero ambos filmaron después 'La carta' y 'La loba', dos películas que terminaron por consagrar a Miss Davis como la actriz más grande de todos los tiempos.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad