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Fue el triste epílogo a una muerte nostálgica. Los cines históricos y mastodónticos de Málaga tenían los días contados con la llegada del siglo XXI. Sus descomunales patios de butacas le vinieron grandes a los nuevos tiempos y poco a poco fueron sucumbiendo desde finales de los 80. Del legendario Circuito Astoria, el Andalucía fue el que mantuvo más tiempo abierta su taquilla hasta que el 15 de febrero de 2005 apagó su pantalla con la proyección casi metafórica de la biografía de un gran emperador que también acabó vencido: 'Alejandro Magno' en versión de Oliver Stone. Como el disputado cuerpo del gran monarca, el cadáver arquitectónico del cine Andalucía quedó expuesto en calle Victoria y pretendido por diferentes herederos -léase proyectos hoteleros y residenciales-, aunque ninguno prendió. Casi una década después de su última función, el abandono fue la chispa que encendió las llamas del capítulo final cuando el 15 de marzo de 2014 el ataúd del antiguo cine se convirtió en un crematorio. Una incineración con efecto retardado, de la que solo quedó un raquítico esqueleto que tuvo que ser demolido.
Las causas del incendio siguen sin estar claras. Según el informe de intervención de Bomberos, la alarma saltó con nocturnidad recién estrenado aquel sábado día 15, a las 00,40 horas, cuando una explosión en el interior del inmueble alertó a los vecinos y alcanzó a un peatón que pasaba en aquel momento por delante del Andalucía. Nueve minutos después ya estaba allí la primera dotación de bomberos, que comprobó que el patio de butacas estaba en llamas por lo que acordonó las calles Victoria y Mundo Nuevo para comenzar a «atacar el interior desde posiciones seguras».
«Una vez dentro, los bomberos comprobaron que el incendio afectó a todo el área de proyección, el patio de butacas, el escenario y la cubierta que no llegó a colapsar, aunque quedó deformada en algunas zonas», explica a SUR el concejal de Seguridad, Avelino Barrionuevo, que describe como el cine quedó prácticamente arrasado y solo quedó en pie su estructura. Casi nueve horas tardaron en sofocar las llamas los equipos de extinción de incendios, que no pudieron salvar ni una butaca ya que todo el interior quedó calcinado. El herido que se convirtió en espectador y protagonista a su pesar de esta postrera y realista película de catástrofes le pudo poner final feliz a su propia historia al ser dado de alta ya que las heridas no revestían gravedad.
Los informes de Bomberos no desvelan las causas del origen de las llamas, que pudieron ser fortuitas por la descomposición de los propios materiales o provocadas por alguna persona que utilizara el edificio al encontrarse abandonado. Los bomberos siguieron refrescando y analizando con cámaras térmicas lo que había sido el cine Andalucía durante toda la jornada del sábado y concluyeron que los restos que habían quedado en pie presentaban «mal estado». Al día siguiente, la Gerencia de Urbanismo corroboró el dictamen al ordenar la demolición de los restos por el estado ruinoso en el que quedó la antigua sala.
Lo que no destruyó el fuego lo hizo la piqueta. No obstante, todavía se conserva en pie parte de la antigua fachada principal de calle Victoria que conoció tiempos mejores desde que fue inaugurado en 1958. Como cuando el público hacía cola ante la taquilla para no perderse la última de John Wayne o escuchar al niño prodigio del cine español Joselito. O abarrotaba la entrada para asistir a la presentación en vivo y en directo de películas de Rocío Dúrcal o la mítica Marisol, que vivió entre estas butacas alguna que otra escena para sentirse profeta en su tierra.
Desde su apertura, el cine Andalucía hizo tándem con el vecino y antiguo Victoria. De hecho, los propietarios de ambas salas fueron la familia Moreno que ya en los 60 completaron su imperio con la construcción del Astoria, con el objetivo de desplazar definitivamente el centro de gravedad cinematográfico de la ciudad a la Plaza de la Merced que durante décadas fue nuestra Gran Vía. Tras su época dorada, el Andalucía experimentó un lento declive cuando los grandes cines quedaron superados por las jóvenes multisalas con varias pantallas, con aforos más pequeños y varias películas para elegir. Aún así aguantó hasta 2005 siendo el último de los grandes cines de Málaga en cerrar sus puertas tal y como se inauguró el primer día.
Esta misma semana, el Andalucía ha vuelto a los titulares al reactivarse el proyecto por parte de un grupo de diversos inversores entre los que figura una empresa del futbolista del FC Barcelona Gerard Piqué para transformar los restos de la mítica sala en un hotel de cuatro estrellas. No obstante, la imagen más actual lleva un tiempo en lo que queda de su fachada en forma de grafiti con un irónico mural con la firma de Dadi Dreucol y que se inspira precisamente en el incendio de 2014. La obra viene a ser un regreso al futuro ya que nos que transporta a una página web de un periódico del año 2064 -medio siglo después del siniestro- que nos informa que el hotel que estaba en esa finca ha salido ardiendo y que en su lugar se va a construir…. «una nueva sala de cine local». Por el momento, la ficción sigue reinando en lo que fue esta mítica sala.
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