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Documentación que identificaba el cuerpo encontrado en 1943 por un pescador de Huelva como el del comandante William Martin. :: SUR
El hombre que nunca existió: el engaño español que se tragó Hitler

El hombre que nunca existió: el engaño español que se tragó Hitler

El rodaje en Málaga de 'Operation Mincemeat' rescata la historia del pescador de Huelva que encontró el cadáver de un presunto espía con papeles secretos de la invasión aliada por el Mediterráneo en la II Guerra Mundial

Domingo, 1 de diciembre 2019, 01:44

Era el último día de abril de 1943 y José Antonio Rey salió a pescar como cada mañana. Navegaba cerca de la costa de Huelva, entre Punta Umbría y El Portil, y había echado las redes cuando algo quedó atrapado en las mallas. Tiró de los aparejos y descubrió sorprendido el cadáver de un hombre con uniforme militar británico. El pescador llevó el cuerpo, que estaba sujeto a una voluminosa mochila, hasta tierra, donde dio aviso a las autoridades. El ahogado llevaba los papeles encima que lo identificaba como el comandante William Martin, de los Royal Marines y natural de Cardiff (Gales). El oficial había aparecido muy lejos de los escenarios de batalla de la II Guerra Mundial, lo que provocó que las delegaciones diplomáticas en Huelva, tanto británicas como alemanas, se pusieran rápidamente a comunicar la noticia y a pedir órdenes. Además, el soldado portaba un maletín que resultó contener todo un botín de guerra: la documentación secreta de la ofensiva aliada por el Mediterráneo que sería lanzada desde Grecia y a través de Córcega y Cerdeña. Pero lo único verdadero de William Martin era que estaba muerto. Porque todo lo demás, hasta su nombre, era falso. Era el hombre que nunca existió.

Toda esta historia ha vuelto a la actualidad con el anuncio del próximo rodaje en Málaga de 'Operation Mincemeat' (Operación carne picada), que es el nombre en clave que recibió originalmente toda esta mascarada perpetrada por el capitán Ewen Montagu, oficial de la inteligencia militar británica, el MI5. En aquel 1943, el poder de Hitler comenzaba a debilitarse y el ejército aliado ya había planeado el asalto de Europa comenzando desde el sur, desde el Mediterráneo. La vía más rápida y lógica era saltar desde África a Sicilia e Italia, pero la resistencia nazi podía ser feroz, por lo que el servicio de espionaje británico montó todo un operativo para distraer al enemigo y que dividiera sus fuerzas de defensa haciéndole creer que la ofensiva sería a través de dos puntos: el Peloponeso y Grecia, por un lado, y las islas de Córcega y Cerdeña, por el otro.

En la imagen de arriba fotograma de la película 'El hombre que nunca existión (1956) spbre la 'operación Carne Picada'. Debajo, tumba de William Martín, en el cementeior de Huelva y cadáver del soldado que fue encontrado en las costa onubense.
Imagen principal - En la imagen de arriba fotograma de la película 'El hombre que nunca existión (1956) spbre la 'operación Carne Picada'. Debajo, tumba de William Martín, en el cementeior de Huelva y cadáver del soldado que fue encontrado en las costa onubense.
Imagen secundaria 1 - En la imagen de arriba fotograma de la película 'El hombre que nunca existión (1956) spbre la 'operación Carne Picada'. Debajo, tumba de William Martín, en el cementeior de Huelva y cadáver del soldado que fue encontrado en las costa onubense.
Imagen secundaria 2 - En la imagen de arriba fotograma de la película 'El hombre que nunca existión (1956) spbre la 'operación Carne Picada'. Debajo, tumba de William Martín, en el cementeior de Huelva y cadáver del soldado que fue encontrado en las costa onubense.

El actor protagonista a su pesar de esta historia fue un vagabundo que falleció en un hospital de Londres. Montagu, junto al capitán de la RAF Charles Cholmondeley, puso entonces en marcha la 'Operación carne picada' al convertir el cuerpo de aquel fallecido en un militar que era rebautizado con una identidad falsa de William Martin. Lo introdujeron en un contenedor estanco refrigerado para trasladarlo hasta el submarino HMS Seraph, que puso rumbo a España. Concretamente al litoral de Huelva donde emergieron cerca de la costa para dejar el cuerpo sobre la superficie junto a un paracaídas con el objetivo de simular que el espía había saltado de un avión y había fallecido al caer en el mar y ahogarse.

Tras su segunda muerte, el cuerpo fue encontrado horas más tarde por el pescador José Antonio Rey y la noticia no tardó en llegar a las autoridades militares españolas en Huelva. Todo según los planes de Montagu y Cholmondeley, que habían elegido España ya que, aunque era neutral, el gobierno de Franco simpatizaba con el reich de Hitler, que incluso tenía numerosos agentes y colaboradores trabajando en suelo español en labores de inteligencia. Y Huelva no era una excepción ya que tenía un consulado alemán. De hecho, el maletín 'top secret' pasó a ser custodiado por la comandancia militar de marina y, antes de ser enviado a Madrid, toda la documentación con el plan de invadir Grecia fue fotografiado por el agente secreto alemán destacado en la oficina diplomática de la capital onubense. Mientras, el Gobierno británico, para redondear la jugada, reclamaba el cuerpo de su soldado y el maletín, especificando que los sobres con la documentación llegaran cerrados y sin abrir.

Entonces entró en juego el vicecónsul británico F. K. Hazeldene, al que fue entregado el cuerpo de William Martin días después. El diplomático encargó una lápida con su nombre y el oficial fallecido supuestamente en acto de servicio fue enterrado en el cementerio de Huelva, mientras que el periódico 'Times' publicaba su defunción en el parte diario de bajas de la II Guerra Mundial. La mascarada seguía en marcha y las piezas iban encajando poco a poco. El maletín con la documentación también fue devuelto poco después y, una vez analizado por el servicio secreto británico, comprobaron felizmente que había sido abierto y, cuidadosamente, cerrado de nuevo.

Las dudas de Hitler

Pero todo no fue tan fácil. Según los investigadores Jesús Copeiro y Enrique Nielsen, autores de 'El misterio de William Martin', el cadáver del supuesto militar pudo ser desenterrado del cementerio de Huelva por los nazis y trasladado en submarino hasta una base germana en Italia para realizar una autopsia al cuerpo. El propio Hitler había expresado sus dudas a su alto mando y hubo unos días de suspense y silencio hasta que el 12 de mayo el propio führer firmó una orden en la que daba prioridad a la pista de Grecia, Córcega y Cerdeña y ordenaba centrar la defensa en estas zonas del Mediterráneo. Fue entonces cuando el propio presidente británico, Winston Churchill, que se encontraba de visita en Estados Unidos, recibió un ya famoso telegrama que decía: «Mincemeat Swallowed Whole» («Carne picada tragada entera»). De hecho, los alemanes no sabían que aquel bocado se les iba atragantar.

Lo demás sí que forma parte de la Historia con mayúsculas de la II Guerra Mundial. El ataque aliado se lanzó el 9 de julio de 1943 a través de Sicilia y el ejército británico-estadounidense tuvo todavía dos semanas de prórroga para continuar la invasión sin gran resistencia ya que los nazis seguían rumiando esa carne picada y estaban convencidos de que lo de Italia era solo un aperitivo-señuelo y que el plato fuerte de la ofensiva definitiva se serviría por la costa de Grecia y Francia. Aquello fue el principio del fin del III Reich.

Esta gastronómica operación de espionaje y guerra ya fue llevada a la pantalla en 1956 en la película 'El hombre que nunca existió', una cinta de Ronald Neame que adaptaba el libro homónimo publicado por el propio ideólogo de todo este montaje, el capitán Ewen Montagu. Un personaje que se rescata como protagonista del nuevo proyecto 'Operation Mincemeat', que se rodará el próximo marzo en Málaga y con el actor Colin Firth en el papel del militar de inteligencia que montó toda esta gran mentira.

El epílogo de la 'Operación carne picada' sigue en el cementerio de Huelva, donde continúa la lápida del hombre que nunca existió, William Martin. A finales del siglo XX, un investigador aseguró que el cuerpo utilizado para 'interpretar' el papel de soldado era realmente el del vagabundo Glyndwr Michael, aunque otra teoría sostenía que el cadáver pertenecía a uno de los fallecidos en el accidente del portaaviones británico HMS Dasher, que se hundió a finales de marzo de 1943, un mes antes de la aparición del supuesto comandante ahogado en Huelva. Incluso puede ser que ninguno de ellos se encuentre sepultado bajo la lápida de Martin si, como también apunta los especialistas españoles en esta historia, el cuerpo del delito fue desenterrado y robado por los nazis. Lo único cierto es que el secreto se fue a la tumba en 1943 y allí siguen enterradas las respuestas.

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