'La heredera': El gran legado que dejó Olivia de Havilland
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William Wyler sacó lo mejor de una actriz –la última del Hollywood dorado en marcharse– en una historia melodramática protagonizada por el amor, el engaño y el arribismo
Era una noticia que nadie quería escuchar pero al final llegó como un puñal en el pecho del cine clásico. El fallecimiento hace algo más de dos semanas de la actriz Olivia de Havilland a los 104 años supone la desaparición de la última ... representante del Hollywood dorado, sobre todo después de la marcha también a una edad similar de Kirk Douglas.
Aunque De Havilland siempre será recordada por su papel de 'Melita' en 'Lo que el viento se llevó', la actriz tuvo una carrera amplísima solo cercenada unos tres años por los conflictos con la Warner. De entre todos los papeles que firmó, el más relevante sin duda alguna fue el que le hizo meterse en la piel de Catherine Sloper en 'La heredera', para muchos una de las mejores interpretaciones femeninas de la historia.
'La heredera' (1949)
Director
: William Wyler
Reparto:
Olivia de Havilland, Montgomery Clift, Ralph Richardson, Miriam Hopkins
Premios:
4 Oscar. Mejor actriz (De Havilland), dirección artística en blanco y negro, banda sonora y maquillaje
Precisamente, fue ella la primera que le vio un potencial cinematográfico a la historia 'Washington Square', escrita por Henry James. Olivia de Havilland disfrutó tanto de la adaptación teatral que se la recomendó al director William Wyler, que rápidamente convenció a la Paramount para llevar adelante el proyecto, en el que contó también con el matrimonio Goetz para adaptar el guión, como ya hicieran para la versión teatral.
Como era habitual en Wyler, 'La heredera' está llena de secuencias largas para introducir contexto a las que se suman primeros planos en los momentos clave, y siempre acompañados de diálogos brillantes y elipsis perfectamente interpretables.
Aún así, en 'La heredera' de nuevo se demuestra que Wyler era un gran director con los actores. Concienzudo hasta la obsesión, el realizador obligaba a rodar varias veces la misma escena para obtener tomas desde todos los ángulos posibles. Ello obligaba tanto a Olivia de Havilland como a Montgomery Clift a estar muy concentrados, a veces hasta la extenuación y el enfado. Hay una escena clave en la que Catherine debe subir las escaleras de la casa tras entender que su novio la ha abandonado. A Wyler no le estaba gustando, por lo que abrió las maletas y las llenó de papeles y revistas. La cara de sufrimiento de Olivia de Havilland –reconocido por ella– era producto del peso del equipaje pero también del agotamiento del rodaje.
Amor y arribismo
Aunque es cierto que Montgomery Clift firma un papel correcto, al actor no le gustó su trabajo en la que sería la cuarta película de su carrera. Tanto fue así que se desmarcó de la promoción de 'La heredera', en parte por el resultado, pero también fruto del enfado por la insistencia de Wyler durante el rodaje en que cambiara su estilo interpretativo, demasiado contemporáneo para unos hechos que ocurrían en el siglo XIX.
El guión
Catherine:
«Se ha vuelto más codicioso con los años. antes solo quería mi dinero; ahora quiere mi amor también. Bueno, vino a la casa equivocada y vino dos veces. Me ocuparé de que no venga por tercera vez.
///
Austin:
Por fin has encontrado la lengua, Catherine y es sólo para decirme cosas terribles.
Catherine:
Sí, este es un campo en el que no me compararás con mi madre.
Disputas aparte, el éxito de esta película tiene mucho que ver con el 'engaño' del guión y de las interpretaciones, que no permiten al espectador dar por hecho si se trata de una historia de amor, o bien un relato sobre el arribismo de un hombre. Lo que está claro es que la única víctima es Catherine, la joven (no tan joven) con pocas habilidades, belleza muy justa y mucho dinero que es continuamente manipulada por su novio y por un padre castrador y machista hasta la locura.
Lejos de ser papeles similares, lo cierto es que el carácter de chica amable y buena acompañó a Olivia de Havilland en los momentos más relevantes de su carrera, como el caso de 'Lo que el viento se llevó' y 'La heredera'. Aún así, la actriz americana nacida en Tokio salió de su línea habitual algunas veces, como cuando le tocó ser la auténtica loca de 'Canción de cuna para un cadáver' junto a Bette Davis y suplantando a una Joan Crawford que dejó la película a la mitad.
104 años después Olivia se ha marchado para siempre. Venció (por poco) en esa 'carrera' por la longevidad a su hermana Joan Fontaine, y terminó por ser la gran heredera de un imperio dorado que ahora ya solo forma parte de la historia.
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