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Con su porte de galán, hablaba un perfecto español con acento francés. Lo que lo convirtió en un actor muy demandado para papeles con este perfil en los rodajes de nuestro país. Precisamente eso es lo que buscaba Alejandro Amenábar cuando le dio el personaje ... del doctor que desentrañaba la complicada trama de su ya clásico filme 'Abre los ojos' (1997). Pero antes de eso, Gérard Barray fue el héroe imprescindible de las películas de capa y espada de los sesenta, desde D'Artagnan a Scaramouche, además de dar vida al comisario San Antonio y protagonizar un par de cintas de aventuras a las órdenes de Robert Siodmak. Tras dejar la gran pantalla, se afincó a finales de los 70 en Marbella, donde ha fallecido este jueves, a los 92 años, acompañado de su mujer, la también actriz Teresa Lorca, y sus dos hijos.
La pareja formada por el actor galo y la intérprete sevillana se convirtió en habitual de los veranos de la Costa del Sol desde los años 60, donde se dejaban ver por saraos y salas de fiestas, junto a Sean Connery, Alain Delon, Alfonso de Hohenlohe, Jaime de Mora y Aragón, y el otro gran actor que rivalizó con Barray en el papel del espadachín Scaramouche, Stewart Granger. Más tarde, cuando Gérard y Teresa se asentaron definitivamente en la provincia de Málaga, invirtieron en el glamouroso hotel Puente Romano, donde inauguró el Club Gérard Barray, una de las paradas obligadas de la noche marbellí.
«Antes de actor, mi padre fue pianista de jazz en Francia y fue muy amigo de Louis Armstrong, así que se sentaba todas las noches delante del piano bar, mientras mi madre, que también era cantante y bailarina, ponía la voz. Fueron muy icónicos de aquella Marbella», recuerda para SUR Julián Barray, que informa que el protagonista de 'La máscara de Scaramouche' y 'Los tres mosqueteros' será enterrado el próximo domingo, a las 12 horas, en el Cementerio de San Bernabé de Marbella.
Nacido en Toulouse (Francia) en 1931, Gérard Barray se matriculó dos años de Medicina, pero lo dejó por sus dotes para las artes. Había pasado por el conservatorio desde adolescente, donde estudió música, y se marchó a París para formarse arte dramático, una estancia que se pagó mientras actuaba como pianista de jazz de clubs nocturnos. Su dedicación a la música le llevó a componer más de medio centenar de canciones, una actividad que recuperaría décadas más tarde como empresario de la noche en Marbella.
Su aspecto de galán le reportó sus primeros papeles en 'thrillers' y dramas de finales de los 50, aunque su popularidad le llegaría en los 60 al dar vida a encantadores héroes de películas de capa y espada en una docena de largometrajes de gran éxito en taquilla, como 'El capitán Fracassa', 'Los 3 Mosqueteros ', 'La venganza de Milady', 'Cautivos de la venganza', 'El caballero de Pardaillan ', 'Scheherezade', 'El espadachín diabólico' y 'La máscara de Scaramouche', entre otras. Esta última la protagonizaría a las órdenes de Antonio Isasi-Isasmendi, que se convertiría en uno de sus mejores amigos, pasando el actor temporadas en la casa del cineasta en Ibiza, y a la inversa en Marbella.
Durante el rodaje de 'El tesoro de los aztecas', y 'La pirámide del dios sol', a las órdenes del director de Hollywood Robert Siodmak ('La escalera de caracol'), Barray conoció a la actriz sevillana Teresa Lorca, que saltó a la fama como protagonista de la nueva versión de 'La Revoltosa'. Hija de un jugador del Betis y de una familia mujeres artistas, siguió la tradición. «Mi madre fue pareja artística como bailaora de Rocío Jurado y ambas recorrieron todos los tablaos de la costa y hasta Madrid», explica Julián Barray sobre su madre, que se casó con Gérard en 1965. El actor siguió protagonizando películas de aventuras y dio vida al comisario San Antonio en una saga de películas, aunque acabó retirándose del cine.
«Cuando vivía en Francia, produjo varias películas y le fue mal. Lo suyo era estar delante de la cámara, pero se desencantó y tiró la toalla, por lo que nos fuimos a vivir al Caribe», rememora el hijo menor del actor que junto a su madre y su hermana Marie vivieron la aventura americana. «Pero mi madre era muy sevillana, no se sentía cómoda y quería regresar a España, así que se vinieron a vivir a Marbella a finales de los 70 y montaron el night club», señala Julián sobre la llegada definitiva de sus padres a la Costa del Sol, donde no solo se convirtieron en rostros populares, sino que también promovieron la creación del Festival Internacional de Cine de Marbella que, no obstante, tuvo una vida corta.
Aunque se retiró de la primera línea tras su decepción del cine, desde los 70 siguió aceptando papeles en numerosas producciones españolas para encarnar personajes secundarios, como el caso de su recordado paso por la cinta de Amenábar 'Abre los ojos' o la producción internacional 'Sexy Beast' (2000), junto a Ben Kingsley. Su último papel fue en 2006 en varios capítulos de la serie de Telecinco 'El Comisario'.
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