Fernando Colomo: «Después de más de un año de contención por la pandemia, la comedia es terapéutica»

–El poliamor se ha tratado bastante poco en el cine español. ¿Cree que es un concepto que se instalará en la sociedad?

–Cuando he estado investigando para la película, en el trabajo de campo, me ha parecido un concepto muy interesante. Quizá hay gente que piensa que poliamor es amor libre o desenfreno, pero es todo lo contrario. Se trata de mantener relaciones éticas y perdurables, que en vez de una pareja sea una trieja, por ejemplo. La característica que lo diferencia del amor libre y las comunas es que aquí todo se hace de forma muy consensuada. Además, tiene cosas paradójicas, como que en vez sentir celos al ver que tu pareja inicia una nueva relación, lo que se debe sentir es más energía, por ver a la otra persona feliz. Es algo que choca con el concepto de propiedad privada, 'mi mujer', 'mi marido'. Pasa por quitar la idea de posesión, ser más abierto... creo que se puede decir que viene un nuevo paradigma.

–¿Se puede estar enamorado de dos personas a la vez?

–Y no estar loco, como decía Machín [ríe]. Sí, creo que sí, el amor puede ser enorme, no es limitado, si quieres a una persona y empiezas a querer a otra... eso no quiere decir que a la otra la quieras menos.

–¿Y por qué cree que hasta ahora no se ha consolidado el modelo poliamoroso?

–Nos viene de la tradición, también tiene mucha influencia la parte cultural y religiosa. La monogamia, aunque sean monogamias sucesivas, parece que es algo inamovible; llevamos miles de años con ese modelo de sociedad. Como todo, el amor también evoluciona y el poliamor viene a abrirnos un poco los ojos, pero no se obliga a nadie. Por lo que he conocido, quien lo practica es gente súper honesta, que quiere llevarlo todo muy bien y con consenso y, en ese sentido, a mí me parece un avance.

–Parece difícil que todos se pongan de acuerdo en una relación así...

–El poliamor es una cosa inabarcable, es difícil que yo, que no soy un experto, haga una definición perfecta. Ellos lo describen como no-monogamia ética, es decir: no hay que centrarlo todo en la posesión, pero tiene que estar consensuado sin ser obligatorio. Lo ideal es que los meta-amores [los otros amores de tu pareja] puedan tener una relación personal buena, que no haya enfrentamiento. De ahí para arriba; pueden existir relaciones entre todos. Yo no quiero dar la idea de que el poliamor es una cosa promiscua, ni de libertinaje, es algo que intenta hacer un bien, que intenta que no nos culpabilicemos por determinadas situaciones que se producen en la vida.

–En la cinta hay personajes trans y homosexuales. ¿Le da miedo tratar estos temas?

–Lo bueno de 'Poliamor para principiantes' es que es una película con honestidad y, aunque es comedia y hay humor, no hemos querido ridiculizar a nadie. Todo se ve de forma natural, los distintos tipos de sexualidad, de género, etcétera, están expuestos... y tal vez no sea muy común exponerlos así, pero yo estoy muy tranquilo. Le he enseñado el resultado final a amigos y amigas mías que están dentro del mundo LGTBI y les parece bien.

–Otro de los personajes es un 'youtuber'... ¿Qué le llevó a jugar con esa nueva profesión?

–Nace desde el principio. Lo que queríamos era oponer una visión muy romántica de las relaciones frente a la poliamorosa. Por eso está el 'youtuber', un 'ranger' del amor romántico que defiende la pareja única, la media naranja. Es bonito porque se enamora locamente de una chica que es poliamorosa y al final hay una evolución y un cambio en los personajes.

–Este 'youtuber' tiene 28 años y vive con sus padres. ¿Hay algo de denuncia en ese arquetipo?

–Sí, efectivamente. Vivimos en una sociedad en la que la juventud ha pasado por dos crisis y tienen muchas dificultades para crear una familia o tener independencia. Muchos han vuelto o viven con los padres.

–¿A qué edad se fue usted de casa?

–Yo a los 31 [ríe].

–Volviendo a YouTube: ¿se ha planteado nuevos formatos para crear contenidos audiovisuales?

–Como 'youtuber' desde luego no me veo [ríe de nuevo], pero sí que durante el confinamiento rodé dos cosas, una de ellas como actor y otra como director, y lo hicimos de forma distinta, estábamos separados, cada uno en casa, y fue una forma novedosa de hacerlo.

–¿Qué papel está jugando el cine español para la sociedad desde la llegada de la pandemia?

–El audiovisual español está viviendo una etapa de mucha fuerza técnica profesionalmente hablando. Más discutible pueden ser los contenidos, pero se ha seguido trabajando de forma muy arriesgada. Nosotros hemos rodado la película en plena segunda ola, cuando en Madrid estaban altísimos los contagios, con un riesgo tremendo para la productora. El cine ha tenido mucho músculo para seguir rodando, con retrasos pero no se ha parado, no se ha frenado.

–¿Ha sido el humor un bálsamo ante la crisis sanitaria?

–Sí, siempre he pensado que el humor es una manera de decir cosas que si se dicen directamente suenan chirriantes. Con el humor se acepta más la crítica y ejerce un efecto balsámico, relaja, después de más de un año de contención, la comedia tiene una labor terapéutica.

–¿Se atrevería con una comedia sobre la pandemia?

–Sí, ¿por qué no? Siempre hay temas más delicados, difíciles, que pueden herir sensibilidades, pero tenemos que seguir avanzando. ¿Por qué no vamos a hablar de lo que nos pasa? Es la forma de superar los problemas, cualquier tema puede ser tratado.

–¿Cree que las administraciones han sido justas con la cultura y las salas de cine?

–Se ha hecho lo que se tenía que hacer, aunque creo también que los cines son de los espacios más seguros. No se ha dado ningún caso de infección, o no se ha detectado. Evidentemente había que poner restricciones (separación de butacas, mascarillas...), pero creo que se ha hecho bien, no se puede cortar, pero tampoco se puede dejar que entre todo el mundo al cine. Se mantiene un control, creo que es bueno, pero animo a la gente a ir al cine, es de los sitios más seguros.