El final de 'Dejad paso al mañana' es una unión perfecta entre el guión y las interpretaciones de sus protagonistas
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'Dejad paso al mañana': La familia que los hijos no honraron

El relato de Leo McCarey está cubierto de una profunda tristeza provocada por el inevitable paso del tiempo, pero también por el egoísmo de los jóvenes frente a los mayores

Lunes, 1 de febrero 2021, 00:27

La pareja que se despide en el andén de la estación es un cliché en la historia del cine, pero todo momento recurrente en el séptimo arte tiene un comienzo en el que fue una innovación narrativa. Es difícil adivinar cuál fue la primera despedida ... forzosa que se rodó mientras un tren arrancaba, pero sí se puede decir que Leo McCarey enseñó a la industria en 'Dejad paso al mañana' cómo hacerlo de la mejor manera posible.

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Lucy y Barkley Cooper se despiden en esa estación justo antes de que acabe la película, un epílogo cuya previsibilidad es necesaria. No es tiempo para fuegos de artificio, finales 'made in Hollywood', ni ejercicios de contorsionismo en el guión para que el espectador se vaya a casa con una sonrisa. Esa no es la intención que alberga el mejor filme que se ha hecho en Hollywood sobre el paso del tiempo y el vacío existencial y material que se produce al final de una vida.

En apenas hora y media, McCarey consigue llegar al espectador a través de contadas escenas pero con mucha fuerza. Los primeros minutos se los dedica al 'problema', el desahucio forzoso de los padres y las consecuencias para los hijos, que reaccionan con el reproche como arma. Para ello, el director coloca en la escena a estos cuatro personajes como si fueran una alineación de combate ante lo que consideran un ataque. En esa primera secuencia ya se deja claro que las víctimas reales pasan a ser los injustos verdugos, obteniendo por tanto el 'castigo': separarles temporalmente porque ninguno quiere ocuparse de los dos al mismo tiempo.A partir de entonces, las vidas de ambos se relatan por separado, pero McCarey no quiere intervenir en exceso, ni que el espectador sea como una especie de Gran Hermano. El intimismo del largometraje se observa en tres escenas muy concretas: la partida de bridge, la lectura de la carta y la visita al hotel.

Barkley y Lucy Cooper

Barkley: Cuanto más lo pienso, más me acuerdo del tipo que escribió ese poema. Ya sabes, tu favorito.

Lucy: Mmm...

Barkley: Creo que debe haber echado un vistazo a nuestro futuro. ¿Recuerdas el poema que marcaste en el libro con el capullo de rosa? ¿O el banco también se lo quedó?

Lucy: Se llevaron el libro, pero no pudieron quitarme el poema.

En la primera, la protagonista habla por teléfono con su esposo mientras los jugadores se muestran molestos con todo lo que hace, desde el ruido de la mecedora hasta la conversación en sí. Sin embargo, el realizador oculta las palabras de Barkley, de las que solo se puede imaginar su contenido. Las caras de molestia de los asistentes se van oscureciendo al asumir la realidad de la mujer, y todo ello sin apenas montaje. Esta secuencia forma un díptico muy ilustrativo minutos después, pero con el marido como protagonista. Un amigo le lee una carta de Lucy hasta que decide parar porque el contenido es demasiado privado para que lo conozca alguien que no sea el propio Barkley.

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Si quedaban dudas sobre lo que McCarey quería que el espectador conociera, en la parte final de la película Lucy rompe la cuarta pared para dejar claro que no va a permitir que el espectador vea cómo se besan en el hotel, para a continuación dirigir toda la escena hacia el único final posible.

Además de su valor técnico y argumental, 'Dejad paso al mañana' tiene el mérito de haber sido reconocida como una de las mejores películas de la historia por nombres tan relevantes como los de Orson Welles o John Ford. Aun así, el gran homenaje al filme de McCarey se lo ofreció el director japonés Yasujiro Ozu, ya que se basó en ella para crear otra gran obra maestra del cine; 'Cuentos de Tokio'.

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El filme de McCarey inspiró a Yazujiro Ozu para rodar una de las mejores películas de la historia de Japón, 'Cuentos de Tokio' (1953)

Aunque él no había visto el filme, su coguionista habitual, Kogo Noda, se lo recomendó. Tras su visionado, ambos se lanzaron a escribir el guión, una labor en la que estuvieron inmersos exactamente 103 días durante el año 1953. El resultado es algo más ambicioso aún que 'Dejad paso al mañana', porque además de tocar el tema de la vejez, aprovecha para retratar la occidentalización de Japón tras la Segunda Guerra Mundial y el final de buena parte de las tradiciones familiares. En cualquier caso, en ambas películas la sensación de tristeza es prácticamente la misma. Ya lo dijo Welles sobre el trabajo de McCarey: «Si no lloras con 'Dejad paso al mañana' es que no eres humano».

Dejad paso al mañana (1937)

Director: Leo McCarey

Reparto: Victor Moore, Beulah Bondi, Fay Bainter, Thomas Mitchell, Porter Hall, Barbara Read, Dennis O'Keefe

Premios: National Board of Review: Mejores diez películas del año

Dónde verla: Filmin

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