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m. ezquiaga
Martes, 7 de agosto 2018, 00:22
Los actores malagueños Antonio de la Torre y Belén Cuesta acaban de finalizar el rodaje de 'La frontera infinita', la primera película en español del equipo que triunfó con las películas rodadas en euskera 'Loreak' y 'Handia', llevándose esta última 10 Premios Goya.
' ... La frontera infinita' narra la historia de un 'topo' refugiado en su casa tras la Guerra Civil. Los tres realizadores que codirigen el filme, Jon Garaño, Jose Mari Goenaga y Aitor Arregi, esperan terminar el montaje para marzo, «o al menos tener una versión casi definitiva para enseñar a los festivales y a los programadores interesados», explica Xabier Berzosa, de la productora Moriarti.
Ha sido un rodaje «largo e intenso» entre distintas localizaciones repartidas por Andalucía, donde transcurre la acción, y el plató guipuzcoano donde se han rodado los interiores. Como el relato cuenta, además, la evolución física de los personajes a lo largo del tiempo, se optó por rodarlo de forma cronológica. El espectador ve envejecer a De la Torre. Los últimos días de grabación su físico acusa el deterioro del paso de los años, «y hemos guardado celosamente esa imagen para que el espectador se sorprenda al verla en pantalla».
La trama del filme arranca en julio del año 1936 y sigue a Higinio Blanco, un hombre que por miedo a represalias se encierra en su casa, de la que no volverá a salir hasta 1969, 33 años más tarde. Belén Cuesta comparte el protagonismo de esta producción de Irusoin y Moriarti, las dos firmas que sacaron adelante los éxitos de 'Loreak' y 'Handia', esta vez con la colaboración de La Claqueta.
Un guion de Luis Berdejo y el propio Jose Mari Goenaga sirve de base al filme, «una alegoría sobre el miedo que habla, a través de un encierro físico, del miedo a ser descubierto y el miedo a mostrarse tal y como uno es», según sus responsables.
Se trata de una historia ficticia «pero se inspira en los muchos casos de personas que durante la Guerra Civil y en la posguerra decidieron esconderse para evitar represalias, y su encierro se fue alargando». En total han sido ocho semanas de rodaje, con cinco de parón en medio para dar tiempo a que los personajes «cambiaran su aspecto».
Si los anteriores proyectos de Moriarti llamaban la atención por estar codirigidos a cuatro manos, en esta ocasión son tres quienes firman la autoría de la película. «En la primera fase del rodaje Aitor Arregi y Jose Mari Goenaga dirigían sobre el terreno y Jon Garaño montaba las imágenes casi a tiempo real desde San Francisco», explica Berzosa. En la segunda parte, tras el parón, Goenaga y Garaño dirigieron en el escenario y era Arregi el que iba montando las imágenes.
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