'El ángel exterminador': El salón en el que naufragó la burguesía
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El director aragonés recurrió a animales fuera de contexto y la repetición de planos casi idénticos para encerrar a una clase social con sus propios temores y contradicciones
«No sé por qué se empeña la gente en buscarle un sentido racional a las cosas que hago». Eso es lo que se preguntaba Luis Buñuel habitualmente cuando uno u otro crítico daba por hecho lo que significaba cada elemento de sus películas. ... Pero buscarle la literalidad a la expresión artística del que era y sigue siendo un referente en el surrealismo, no parece algo muy acertado.
Aunque los ejemplos son muchos, en 'El ángel exterminador' (1962) se da una amplia coincidencia de estos elementos surrealistas, como la aparición del oso o del rebaño de ovejas, del que todo el mundo interpretó que era una crítica a la religión; un extremo nunca confirmado por el director. Ocurre lo mismo con la repetición de planos a veces tan parecidos que en algunos montajes posteriores se llegaron a eliminar ante la creencia de que era un fallo. Pero más allá de cuestiones puntuales e interpretables, lo que sí deja claro la película es que la intención de Buñuel no era otra que encerrar a una clase social (la burguesía) con sus propias contradicciones y provocándoles unos miedos comunes para conseguir con ello un terrible y acertado retrato.
A pesar de la crudeza de algunas escenas, Buñuel reconoció años más tarde que se había autocensurado. Su idea original tenía dos caminos muy concretos, y uno de ellos le llegó precisamente en su breve etapa en Hollywood, donde la Warner le despidió por plantear la idea de la 'bestia de los cinco dedos', una mano desmembrada que crecía en una biblioteca, siendo la primera vez que la mansión, el piano y el apuñalamiento –símbolos recurrentes del director– aparecían en escena.
'El ángel exterminador' (1962)
Director
: Luis Buñuel
Reparto
: Silvia Pinal, Enrique Rambal, Jacqueline Andere, José Baviera, Augusto Benedico, Claudio Brook, César del Campo, Antonio Bravo
Premios
: Premio Fripresci Festival de Cine de Cannes
Dónde verla
: Movistar y Flixolé
El segundo concepto que quería introducir en 'El ángel exterminador' no era propio, sino una influencia del famoso cuadro –expuesto en el Louvre– 'La balsa de la Medusa', del francés Théodore Géricault. Según la historia, cerca de un centenar de marineros quedaron varados tras un naufragio. A pesar de la cercanía con la tierra firme, tuvieron que construir una balsa que estuvo a la deriva durante varias semanas, lo que 'obligó' a sus tripulantes a iniciar una batalla por ver quien quedaba vivo a través del canibalismo. Finalmente, menos de una veintena consiguieron salvar la vida.
Tal como el director admitió años más tarde, su pretensión era que la acción durara algo más de un mes, obligando a sus protagonistas a comerse entre ellos para poder sobrevivir, lo que hubiera significado una sensación aún más truculenta de lo que ya es esta obra maestra del cine. De hecho, el título original iba a ser 'Los náufragos de la calle Providencia', pero en una conversación con su amigo José Bergamín, este le planteó el título de 'El ángel exterminador' para una futura obra de teatro. A Buñuel le gustó tanto que se lo pidió prestado, aunque el propio Bergamín le recordó que la idea venía de 'El Apocalipsis' de la Biblia, un elemento que le pareció aún más atractivo.
La frase de la película
«¿Cuánto tiempo llevamos aquí? He perdido la cuenta, pero imagínense los cambios de lugar de cada uno de nosotros durante esta horrible eternidad. Piensen las mil combinaciones de piezas de ajedrez que hemos sido, incluso los muebles, los hemos cambiado de sitio cien veces. En este momento nos encontramos todos, personas y muebles en la posición y lugar exactos en la que nos encontrábamos aquella noche. ¿O es otra alucinación?»
Esta autocensura se produjo, entre otras cuestiones, por tener que rodar la película en México, donde Buñuel consideraba que no aceptarían tanta libertad creativa. 'El ángel exterminador' es, quizá, el gran filme referente de la etapa mexicana del realizador, que justo venía de triunfar en el Festival de Cine de Cannes un año antes con 'Viridiana' (1961), la única producción española que ha ganado la Palma de Oro en su historia.
Sin embargo, el éxito no le permitió contar con todo el presupuesto que él pretendía; un disgusto que iba de la mano de tener que rodar en América un guión previsto para Europa, como muy bien expresó en una de sus frases más famosas sobre esta producción: «Lo imaginaba más bien en París o en Londres, con actores europeos y un cierto lujo en el vestuario y los accesorios. En México, pese a mis esfuerzos por elegir actores cuyo físico no evocara necesariamente a México, padecí una cierta pobreza en la mediocre calidad de las servilletas, por ejemplo: no pude mostrar más que una. Y esa era de la maquilladora, que me la prestó».
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