La vida del personaje de Mildred Pierce no era fácil, pero al menos intenta que nadie la dirija. Esta mujer –que en la novela original procede de los bajos fondos pero que en la película es una ama de casa– representa uno de los ... primeros imaginarios de personajes feministas de la historia del cine; hechas a sí mismas, con carácter y a las que los hombres acaban por temer; una circunstancia en la que coincide con Joan Crawford, la actriz que le dio vida en la película homónima en el original, pero que en España se tradujo como 'Alma en suplicio' (1945).
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Quizá fuera ese paralelismo entre la ficción y la realidad que el director –Michael Curtiz– conocía, lo que le llevó a presionar a Jack Warner para que le hicieran una prueba a la intérprete después de que Bette Davis se descartara y ya con Barbara Stanwyck a punto de comenzar el rodaje. Esa decisión de última hora cambió el destino de una película que aunque no es tan recordada como 'Casablanca', supone un hito en la carrera del realizador. Curtiz fue capaz de aunar a la perfección los elementos del cine negro con el melodrama más clásico. Su formación expresionista y el acertadísimo trabajo de fotografía de Ernest Haller alumbran escenarios con claroscuros que recuerdan que los llantos, los sentimientos no correspondidos y la infidelidad deben compartir espacio con la trama central de la película. Ésta no engaña y se presenta en los primeros minutos: descubrir el culpable de un asesinato.
Director: Michael Curtiz
Reparto: Joan Crawford, Jack Carson, Ann Blyth, Zachary Scott, Eve Arden, Bruce Bennett, Veda Ann Borg, George Tobias
Premios: Oscar a la mejor actriz (Joan Crawford). Seis nominaciones incluyendo mejor película
Pero más allá del melodrama y del crimen, 'Alma en suplicio' tiene otra lectura que 75 años después de su estreno se puede observar aún con más claridad. Mildred Pierce es una mujer feminista, una característica a la que puede que ni Curtiz ni Crawford le pusieran nombre entonces, pero que analizado con ojos modernos resulta incluso un paradigma de las exigencias de las mujeres en el siglo XX: poder de decisión sobre sus vidas. A Mildred no le hacen falta hombres que la ayuden, son ellos los que la perjudican. Crea un imperio sin más ayuda que sus manos y su ingenio, y cuando toma la decisión clave de todo el filme lo hace sin pestañear ante las consecuencias de sus actos.
La única debilidad de Mildred es su insoportable hija Veda, pero también es el motor de su vida; por la que es capaz de llegar al cielo, pero también quien la obliga a descender a los infiernos.
Veda: ¿Estás segura de que quieres saberlo?
Mildred: Sí.
Veda: Entonces lo diré. Con este dinero, puedo alejarme de ti.
Mildred: Veda ...
Veda: De ti y tus pollos, pasteles y cocinas y todo lo que huele a grasa. Puedo escapar de esta choza y sus muebles baratos, y de esta ciudad y de sus días de rebajas, y sus mujeres uniformadas y sus hombres con monos de trabajo.
De nuevo, Mildred y Joan se funden en una sola persona. La actriz fue capaz de sobrevivir no solo al cambio del cine mudo al sonoro (donde muchas se quedaron para siempre), sino que además se sobrepuso a los años 30 cuando sus películas eran verdaderos desastres entre el público. En la industria se la empezó a llamar 'veneno para la taquilla', un terrible calificativo que compartía con otras intérpretes entre las que también se encontraba la mismísima Katharine Hepburn. Por eso, cuando Curtiz le hizo la prueba era perfectamente consciente de la importancia de que saliera bien para poder relanzar –de nuevo– su carrera.
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Joan Crawford se casó cuatro veces, pero su matrimonio con el dueño de Pepsi, Alfred Steele, fue el más relevante de todos, ya que tras su fallecimiento se quedó al frente de la compañía. Adoptó cuatro hijos, y la mayor, Christina (también actriz), escribió el terrible 'Mamita querida', un libro publicado tras la muerte de la actriz en la que daba una imagen de su madre dominante y estricta, una crítica siempre presente cuando se hacía referencia a una mujer feminista e independiente.
'Alma en suplicio' fue –junto con 'Johnny Guitar' (1954)– el largometraje más importante de la Crawford, aunque no acudió a recoger el Oscar porque pensaba que Ingrid Bergman iba a ganarlo y no quería quedar en ridículo, lo que demostraba de nuevo la personalidad de la actriz, que fue perfectamente definida en una frase por la guionista de la MGM, Frederica Sagur Maas: «Nadie decidió hacer de Joan Crawford una estrella. Joan Crawford se convirtió en estrella porque ella quiso llegar a serlo».
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