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JAVIER GUILLENEA
Lunes, 21 de agosto 2017, 00:49
Tom Cruise saltó al vacío. Su personaje, el agente secreto Ethan Hunt, debía aterrizar sobre una azotea y continuar con su misión con gesto decidido, pero Ethan es ficticio y Tom de carne y hueso. El actor calculó mal y se dio de bruces contra una cornisa. El arnés que lo sujetaba le impidió estrellarse contra el suelo pero no le libró de recibir un fuerte golpe del que aún se recupera mientras los productores hacen números sobre el dinero que les costará un retraso en el rodaje de ‘Misión imposible 6’ y si esa pérdida podrá compensarse con la publicidad gratuita que ha recibido la película.
Se descalabró, pero solo un poco. Podía haber sido peor, oportunidades no le han faltado a un actor que se empeña en interpretar todas las escenas peligrosas de sus películas. En ‘Misión Imposible: Protocolo Fantasma’ Cruise escaló el Burj Khalifa, el edificio más alto del mundo, y en la siguiente película de la serie, ‘Nación secreta’, se colgó de un Airbus en pleno despegue. Cualquier error habría resultado fatal, como ha ocurrido este verano con John Bernecker, un especialista que murió al caer al vacío durante la grabación de un capítulo de ‘The Walking Dead’, y Joi Harris, que falleció cuando doblaba a la actriz Zazie Beetz en una escena de ‘Deadpool 2’.
El actor chino entró en diciembre de 2012 en el libro Guinness de los récords por ser el que más escenas de acción ha rodado sin dobles. Jackie Chan se ha caído desde todas partes y en todas las posturas posibles. Ha estado a punto de quedarse ciego, se ha fracturado el cráneo, ha estado cerca de la parálisis en varias ocasiones, se ha roto numerosos huesos y ha sufrido incontables lesiones. Pese a su fama de hacerlo todo él solo, Chan ha sido doblado en algunas escenas por especialistas.
Cruise no es el único actor de primera fila que se juega el tipo para dotar de más autenticidad a sus personajes o, simplemente, para sentir la adrenalina del peligro. Al menos eso es lo que dicen las productoras, siempre pendientes de atrapar al vuelo cualquier oportunidad para promocionar su inversión. Parece que cuanto más se arriesgue el protagonista más buena será la película, que es algo que rechaza Álex de la Iglesia, un director más que acostumbrado a incluir escenas de acción en sus producciones. «En mi caso, si un actor participa en una escena arriesgada es porque no tiene más remedio, pero hacerlo sin que sea necesario es una apuesta absurda», afirma.
Lo es porque, a juicio de Álex de la Iglesia, no importa que la persona que salta de un edificio a otro sea el propio Tom Cruise o un especialista. La pantalla no capta la diferencia. «Una de las habilidades de nuestro trabajo es lograr mentir en cada plano. Cada movimiento queda reducido en un espacio muy concreto, de forma que lo que se ve puede parecer muy arriesgado pero no lo es», asegura el director que colgó de una grúa a José Mota en la película ‘La chispa de la vida’.
Un superagente de carne y hueso Daniel Craig, que ayer confirmó que dará vida por quinta y última vez a James Bond, aceptó el papel de 007 con la condición de realizar el mayor número posible de escenas de acción sin ayuda de un doble. En una pelea de ‘Casino Royale’ perdió dos dientes y en ‘Quantum of Solace’ se rebanó la yema de un dedo, recibió puntos por un corte en la cara y se hizo daño en las costillas.
EL gran salto Tom Cruise, instantes antes de chocar contra una pared en la filmación en Londres de su última película, de la saga ‘Misión Imposible’. Insiste en rodar él mismo las escenas de riesgo.
Peligro bajo el agua Jason Statham, protagonista de la trilogía de ‘Transporter’ y de numerosas películas de acción, se niega a ser doblado. El británico estuvo a punto de morir ahogado durante el rodaje de la tercera entrega de ‘Los mercenarios’ tras saltar desde una cascada a un lago.
Una de las imágenes icónicas de la historia del cine es la de Harold Lloyd aferrado a la aguja de un reloj en lo alto de una fachada en la película de 1923 ‘El hombre mosca’. En la secuencia,
que combinaba planos reales con efectos ópticos, el actor colgaba de verdad pero a poca distancia del suelo y con un colchón debajo, lo que reducía riesgos pero no los eliminaba. El rodaje se llevó a cabo en una azotea en la que se había construido un pequeño decorado junto a una cornisa. Una caída en el colchón y un rebote inadecuado habría sido fatal para la estrella.
Lloyd tenía miedo a las alturas y difícilmente habría podido hacer lo que dicen que hizo. En los planos largos, donde el protagonista escalaba la fachada de un rascacielos, se recurrió al actor y especialista Bill Strother, pero todo el mérito se lo llevó Harold Lloyd. La escena del reloj se ha convertido en un ejemplo de los riesgos que un actor es capaz de asumir para mayor gloria del cine y ha sido repetida en multitud de ocasiones.
Uno de los actores que la han homenajeado ha sido Jackie Chan, que en 2012 recibió el récord Guinness por ser el actor que más escenas de acción ha rodado sin dobles. Es un reconocimiento que no le ha salido gratis: el intérprete chino atesora una gran colección de huesos rotos y lesiones provocadas por accidentes en pleno rodaje. En la película ‘La armadura de Dios’ estuvo a punto de perder la vida al fracturarse el cráneo tras caer de un árbol.
Son datos que quedan muy bien en las enciclopedias del cine pero que ponen de los nervios a los productores. «No es solo una cuestión de demostrar que se es muy valiente. Que un actor se juegue la vida en el rodaje es un problema de producción», dice Álex de la Iglesia.
Quienes ponen el dinero no pueden arriesgarse a que una mala caída de un protagonista retrase un rodaje o llegue a suspenderlo, por eso no todos los peligros que asumen algunos actores mediáticos son tan fieros como los pintan. «Lo de Cruise –asegura De la Iglesia– es una apuesta publicitaria, una forma de promocionar la película».
Álvaro de la Iglesia. Director
José AntonioRojo. Especialista
El especialista José Antonio Rojo coincide con el director vasco. «Es puro márketing. La escena del avión en ‘Nación secreta’ la rodaron dobles, Cruise solo hizo algunas tomas», asegura. Y su último salto, el del accidente, «lo hizo sujeto con un cable, cuando un especialista lo hace sin él», añade. En resumen, riesgos sí, pero no tantos. «Lo peligroso no lo hacen», insiste este especialista, que ha colaborado con Jean Paul Van Damme y es de los pocos profesionales del mundo que se prenden fuego desnudos.
Ser especialista en España no es fácil, y no por los peligros que asumen sino por su ausencia. «Aquí no se arriesga en películas de acción», señala José Antonio Rojo. Y, cuando alguien lo hace, «las productoras contratan a gente que no es profesional a la que pagan poco», se queja.
13 especialistas han muerto entre 2011 y 2015 en Estados Unidos durante el rodaje de películas. Aunque se siguen estrictas normas de seguridad, la creciente complejidad de las grabaciones y la búsqueda del más difícil todavía incrementan los riesgos para los profesionales.
Tampoco parece que en el cine español vaya a surgir un Jackie Chan o un Tom Cruise. Nuestras estrellas de la pantalla no están por la labor de poner nerviosos a los productores o, al menos, de hacer algún amago. «No les motivan estas cosas, en ‘Alatriste’ un actor se negó a recibir clases de esgrima, que es algo que no entiendo. Les contratan por ser guaperas y no les interesan las escenas de acción, no quieren pasarse tres semanas entrenando», dice Rojo.
Hay excepciones como la de Miguel Ángel Silvestre, que en su primer papel como protagonista, en ‘La distancia’, se negó a tener un doble de cuerpo, decisión que tenía su mérito porque su personaje era el de un boxeador. «Trabajamos con unas coreografías muy ensayadas pero de vez en cuando Miguel Ángel recibía un golpe», recuerda el director de la película, Iñaki Dorronsoro, al que no se le pasó por la cabeza usar las imágenes ni forzar más golpes. «Si le hinchan un ojo hay que disimular con maquillaje pero todo tiene un límite». Además, añade, «producción no te deja».
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Ignacio Lillo | Málaga
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