De abuelas a jóvenes: el corto que muestra la realidad de la anorexia

«Yo no tenía ganas de vivir, tenía un plan para quitarme de en medio». Así de tajante confiesa la joven Paula Clavero Serrano a SUR cómo era su situación justo antes de que le diagnosticaran anorexia. A sus 20 años, una amiga le dio un toque de atención: «O vas al médico o le cuento todo a tus padres». Y desde ese momento ha estado ingresada año y medio hasta hace unos meses, que ya está en tratamiento de terapia cada dos semanas recuperándose de la enfermedad. Ella, junto a Patricia Gómez González, Esther Soledad Martos Podadera y Carolina Sánchez Taboada, son parte de las malagueñas protagonistas del corto documental de Relaciones Intergeneracionales de Fundación FITA, dirigido por Sofía Crespi de Valldaura, que se acaba de estrenar en el Cine Albéniz de la mano de Fundación 'la Caixa'.

En los 30 minutos que dura el corto se pretende mostrar la realidad de una enfermedad de trastorno alimentario que tantas personas padecen y que tan poca visibilidad tiene. Se muestra que existe y que, por supuesto, se puede salir de ese pozo sin salida en el que muchos se encuentran. Por eso la historia de Patricia, Esther, Carolina y Paula enseña a todo el que lo vea que existe esa puerta que sale del dolor y la desesperación. Pero no lo enseñan de cualquier forma, lo hacen junto a ocho mujeres de más de 80 años de la Residencia Seniors de Torre del Mar, que hablan desde la voz de la experiencia. Ellas son Antonia Llamas Antúnez, Isabel Ruiz Martín, María Navas Moreno, Amparo Díaz López, Dolores Vera Rebollo Ángela, María del Castillo Chacón, Dolores Retamero Paloma y María Dolores Muñoz Villegas.

Las abuelas y las jóvenes crearon vínculos muy especiales durante el rodaje de este corto, que se basó en talleres en los que se habló de la misma vida más que de otra cosa. «Es increíble el vínculo que se había generado en la segunda sesión... Vimos el cambio de cómo las señoras mayores se sentían jóvenes arreglándose y pintándose y muchas de ellas hablando de sus nietos. Después del rodaje han seguido estando en contacto y quedando, es precioso como dos generaciones pueden unirse para sincerarse y crear estos vínculos tan bonitos», defiende la coordinadora del corto, psicóloga clínica experta en TCA y directora de la Fundación FITA, Raquel Linares.

«Este corto es un mensaje de ánimo para cualquiera que pueda leer esto o verlo y que se sienta identificado. Es necesario que sepan que la ayuda es necesaria y que no merecen vivir la vida que la enfermedad quiere», puntualiza Paula Clavero sobre el objetivo de este cortometraje. A sus 22 años, habla de la anorexia tras haberse enfrentado y seguir enfrentándose a ella cada día: ella hacía gimnasia rítimica, tuvo un proceso difícil de descubrir su orientación sexual, se comparaba constantemente con sus compañeras y amigas... Quería controlar su cuerpo. «Las personas como nosotras han pasado de no tener ganas de vivir a llevar una vida normal y sana. Pero eso llega después de mucho trabajo y aceptación de la enfermedad. Ahora he descubierto que puedo ir a la playa con mis amigas, comer fuera, seguir practicando deporte, tener mejor relación con mi familia... Cuando sales de la enfermedad ves la luz», confiesa Paula Clavero.

Ella ha aprendido una lección para el resto de su vida, al igual que Patricia, Esther y Carolina. Y ahora esa lección la cuentan al mundo a través de este corto que, como dice Raquel Linares, pretende ser un granito de arena en la sociedad para hacerla mucho mejor y «poner el foco en lo más importante». Este proyecto se ha desarrollado gracias a la ayuda de la Fundación Instituto Nuestra Señora del Pilar, Clariane y Fundación 'la Caixa', que ha hecho posible que el Cine Albéniz sea el escenario de estreno para estas historias de vida. El corto está disponible en la página web de la plataforma Vimeo, en este enlace.

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