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Viernes, 11 de marzo 2016, 00:28
Quería trabajar en el cine, pero tras varias entrevistas se dio cuenta de que las únicas vías posibles para que una mujer entrara en el equipo técnico de una película eran como script o montadora. Y Teresa Font hizo de la necesidad virtud. Hoy está considerada una de las montadoras más relevantes del cine español, con un currículum plagado de títulos de prestigio que llevan la firma de Vicente Aranda, Bigas Luna, Álex de la Iglesia o Imanol Uribe. Varias nominaciones de la Academia, un Goya (Días contados) y un Premio de la Asociación de escritores cinematográficos de España (El día de la bestia de Álex de la Iglesia) forman parte de su palmarés, al que ahora se suma el Premio Ricardo Franco del Festival de Málaga-Cine Español.
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Con este reconocimiento, que se otorga en colaboración con la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, el certamen reconoce la labor que se hace detrás de las cámaras, ese trabajo invisible para el público pero esencial para el éxito de una producción.
Reconoce Teresa Font que le «atrae la soledad de la sala de montaje». Empezó como meritoria, auxiliar y finalmente ayudante de montaje en diversos largometrajes bajo las órdenes de distintos montadores: desde Raúl Román (quien le dio la primera oportunidad) pasando por Ramón Cuadreny, Carmen Fábregas, Emilio Rodríguez y finalmente Anastasi Rinos, quien más le estimuló a aprender la profesión. Su primera incursión profesional fue el documental Numax presenta (1980) de Joaquín Jordá.
A finales de 1977, se estrenó como montadora en Televisión Española en Barcelona con el programa Polideportivo, mientras continuaba con sus estudios de Filología Inglesa y montaba cortometrajes y documentales en cine.
En 1981 trabaja con el director Vicente Aranda en el montaje de Asesinato en el Comité Central (1981-1982), su primera incursión en el cine profesional. Comenzó entonces una relación personal entre ambos fueron pareja durante un tiempo y profesional, que continuaría hasta la última película que dirigió el cineasta, Luna caliente. Entre medias, Libertarias, La pasión turca, Juana la loca...
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En 1984 se trasladó a Madrid y en TVE le asignaron a los Estudios Cinearte, donde montó algunos documentales para televisión, combinando este trabajo de nuevo con el cine. Así, montó Tiempo de silencio (1985-1986) de Vicente Aranda y, poco después, la película y serie de cinco capítulos Caín (1986) dirigida por Manolo Iborra. A partir de ahí se presentaron otras oportunidades como el montaje de Berlín Blues (1988) de Ricardo Franco que da nombre al premio que recibe, quien le presentó a Imanol Uribe. Montó para él La luna negra (1990), dando paso a una colaboración profesional que ha durado muchos años, con películas como El viaje de Carol.
Desde 1988 se dedica al cine de manera exclusiva. De esa etapa cabe destacar su colaboración con Andrés Vicente Gómez, que la llamó para montar Jamón Jamón de Bigas Luna, Más tarde le ofreció también el montaje de El día de la bestia de Álex de la Iglesia. Piedras de Ramón Salazar o La conjura de El Escorial de Antonio del Real son otros de sus trabajos.
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