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Es el tradicional divorcio entre los gustos del público y de la crítica
¿Por qué los Premios Goya se olvidan de 'Ocho apellidos catalanes'?

¿Por qué los Premios Goya se olvidan de 'Ocho apellidos catalanes'?

El cine español presume de que esta comedia es la más taquillera del año, pero después en sus premios la ningunea y no le concede ni una nominación

Francisco Griñán

Sábado, 19 de diciembre 2015, 23:24

El tradicional divorcio entre los gustos del público y de la crítica no es el único a la hora de hablar de cine. También los grandes premios suelen menospreciar las películas que hacen taquilla que, en el mejor de los casos, logran alguna nominación de consolación en los apartados técnicos. El último caso se ha vivido esta semana con el anuncio el lunes de las grandes aspirantes al Goya, donde la gran plusmarquista de la taquilla de este año, Ocho apellidos catalanes, no ha logrado ni una candidatura a los premios del cine español, ese mismo que presume precisamente de esta película cuando le toca hablar de números y mostrar su buena salud. ¿Desagravio o acto justificado?

Lo de la secuela de Ocho apellidos vascos es una historia que tiene otros precedentes flagrantes. Como la saga Torrente, la franquicia más rentable del cine español lleva recaudados 80 millones de euros en sus cinco entregas, que se pone como ejemplo de eterna marginada en los Goya. De hecho, su creador y protagonista, Santiago Segura, se subió al escenario de estos galardones en 2012 para reclamar su sitio. «¿Sabéis que hay 29 categorías en los Goya y no me habéis votado en ninguna?», reclamaba con ironía el actor al referirse a Torrente 4: Lethal Crisis que, francamente, no era la mejor entrega. De hecho esa queja generalizada por esta saga no es del todo cierta, ya que la primera cinta, la más original, no solo logró varias candidaturas, sino que ganó dos merecidas estatuillas por el oportuno rescate del mítico Tony Leblanc y por la dirección novel de Santiago Segura. Del resto, la segunda entrega, Misión en Marbella, sea tal vez la que se mereció algún que otro premio, pero la repetición de la fórmula del brazo tonto de la ley no es ni mucho menos para aspirar a los Goya, sino para reventar la taquilla.

Este olvido por las cintas más taquilleras no es patrimonio de nuestros premios. De hecho, los galardones más mediáticos del mundo, los Oscar, tienen una amplia lista de agravios corregidos por el público y la historia. Ahí está Terminator, la cinta con la que James Cameron revolucionó el cine fantástico y los efectos especiales, y que no logró nominación alguna. Ni a los FX. Los espectadores le enmendaron la plana a los académicos de Hollywood: recaudó más de 78 millones de dólares allá por 1984. El filme había costado 6,8 millones.

La lista de imperdonables olvidos en las nominaciones tiene otros títulos sorprendentes ya convertidos en clásicos como Reservoir Dogs (1992), la cinta con la que Quentin Tarantino hizo que muchos se quedaran boquiabiertos y otros se taparan los ojos, o El resplandor(1980), el filme que nos dejó para siempre la imagen de Jack Nicholson como uno de los mejores lunáticos made in Hollywood. El director de esta última cinta, Stanley Kubrick, fue especialmente (mal)tratado por los Oscar: La naranja mecánica (1962) fue nominada a solo cuatro categorías y, por supuesto, no se llevó nada, mientras que una cinta trascendental como 2001: una odisea del espacio (1968) no fue candidata a mejor película. Un imperdonable ninguneo que han compartido clásicos como Cantando bajo la lluvia (1952), Con faldas y a lo loco (1959), Psicosis (1960), Encuentros en la Tercera Fase (1966), Thelma & Louise (1991), Toy Story (1995) o Matrix (1999). Esta última recaudó 1.632 millones de dólares y supuso otro paso de gigante en el cine fantástico. Así lo entendió el público, pero no los académicos.

En España, el caso de Ocho apellidos catalanes también lo ha experimentado este año en fotogramas propios Alejandro Amenábar que, pese a recaudar nueve millones de euros con Regresión, no ha logrado nominación alguna. La cuestión es: ¿Debe ser la película más taquillera la que acapare más nominaciones? La respuesta es que depende. Y depende de que sea una buena película o no. Y en el caso de la secuela de Ocho apellidos vascos estamos ante una operación comercial que resulta graciosa y poco más. Aunque eso no quita que mereciera alguna candidatura, como la de la impagable nacionalista a la que da vida Rosa María Sardá.

Pero tampoco hay que ser ingenuo. En los academias de cine no se vota tampoco a la mejor película. Es un criterio, desde luego, pero no el único. Ni el más importante. Cualquier académico con voz y voto nunca lo reconocerá en público, pero sin grabadoras admiten que cada uno apoya la película en la que ha participado ese año. Así que las cintas con más académicos/profesionales tienen más posibilidades. El otro factor fundamental es la amistad. Como en todas partes, en el cine hay grupos y clanes y eso también determina el voto de muchos.

No obstante, existe un factor corrector y un compromiso con el valor cinematográfico de las películas. Y desde ahí se entiende que una cinta independiente como La novia sea la que este año acumula más nominaciones (12). Aunque a sus productores seguro que no les hubiera importado tener la recaudación de Ocho apellidos catalanes y que la olvidaran en los Goya.

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